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Somos flores de otro mundo, errático caballero
sin más armadura y espada que el beso sempiterno,
no podría ser de otra manera, llevo escrita
la paz en mis ojos
y otro invierno que se pierde entre algunos brotes
de ternura.
Templo la sangre en mi ático vacío
despido al pájaro recién despertado
por el sol de la mañana, un errante caballero
sin más horizonte que el lecho
del río, entre tanto sobreviene la música por el aire
encajonada
que me lleva a otras iglesias más modestas
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September 2017