Barrio de Punta Brava-Mirador de los Roques y Gordejuela-Barrios de Longuera, El Toscal y La Dehesa desde Puerto de la Cruz

Sexto día en la isla de Tenerife y quinto de caminata, pero ya se acabó lo bueno, toca volver a casa. Pero como el vuelo no lo tenemos hasta la tarde, he querido aprovechar la mañana para hacer una pequeña ruta cerca de Puerto de la Cruz, localidad donde nos hemos hospedado.

En primer lugar, me dirijo hacia la playa del Castillo, con su bonita y peculiar arena negra volcánica. Ahora, pongo rumbo al Oeste, y sigo toda la línea costera, pasando por otra playa, hasta llegar al barrio de Punta Brava. Bonitas vistas aquí a ambos lados de la costa y sus acantilados. Por el interior, se aprecia perfectamente la silueta del cono cimero del volcán Teide (3718m). Y pensar que hace 3 días estuvimos allí...

Sigo andando a la par de los acantilados, entre las casas del barrio. En uno de esos caminos, tuve que darme la vuelta, ya que estaba cerrado por obras.

Más adelante, llego a la altura de un gran hotel. Entro por una calle que accede a la entrada del mismo y de otros, y luego el camino se acaba. Aquí surge un sendero que me introduce en una zona conocida como la Rambla de Castro, que recorre la costa de los Realejos. A su vez, este camino me permite bajar a la playa, donde se sitúan los llamados "Roques". Se tratan de 2 gigantescas rocas situadas dentro del agua pero pegadas a la orilla. Formaron parte de una isla que con el paso del tiempo y la erosión, han dado esa forma a las rocas. Con el paso del tiempo, desaparecerán y quedarán reducidas a arena.

Aquí encontré otro obstáculo, una señal de prohibido el paso por riesgo de desprendimientos y una pequeña barrera que corta el acceso al sendero. No quería meterme en problemas, así que opté por girar a la izquierda, y ascender por una pista que lleva a lo alto del cercano barrio de El Toscal.
Luego, me enteré de que el sendero de los Roques lleva muchos años estando cortado, y que el ayuntamiento no hace nada para dar solución al problema. Es por ello que al final la gente acaba pasando a pesar de la prohibición. Es cosa vuestra decidir si pasáis o vais por arriba como hice yo.

Después, giro a la derecha y avanzo por un estrecho camino de cemento, lleno de plataneras por la derecha. Aquí me encontré con otro "bicho" autóctono, un lagarto tizón, que preciosidad!.
Enseguida, accedo por una de las calles del barrio de El Toscal. Luego, desciendo por una carretera y llegó al mirador de los Roques.

Continuo entre las calles de lo que parece una urbanización, y luego me desvío a la derecha. Camino por un estrecho pero bonito sendero que serpentea por el acantilado. Bonita vista del océano y los barrios y montes del horizonte. Por abajo, se aprecia una construcción abandonada y en ruinas. Se trata del antiguo elevador de aguas de Gordejuela.

Fue construida en 1903 por la casa Hamilton.
Una obra que marcó un hito en su tiempo por lo complicado de la orografía del terreno y por haberse instalado en su interior la primera máquina de vapor de la Isla de Tenerife. Su objetivo era utilizar las aguas que nacen en Gordejuela para dar fuerza motriz a un molino harinero y elevarlas hasta la zona de cultivo del plátano, que comprendía terrenos de ambos Realejos. Cabe recordar que en aquellos años el Realejo de Abajo y el Realejo de Arriba eran municipios diferentes.

Lo observo más de cerca en un mirador, y acto seguido, dejo atrás la línea costera para subir un pequeño repecho e ir por el interior, hacia el barrio de Longuera.
Giro a la izquierda, y ya accedo al centro de los barrios de Longuera y El Toscal.

Lo que resta de camino lo hago yendo a la par de una carretera, a veces con paseo peatonal y otros por el arcén, que es bastante pequeño.
Más adelante, al pasar por uno de los muros cercanos a una casa, me encontré con un amplio grupo de lagartos tizón.

Finalmente, vuelvo al punto de partida, el municipio de Puerto de la Cruz, donde pongo punto y final a esta sencilla y bonita ruta, y con mucho pesar, también a las vacaciones de Semana Santa por la isla de Tenerife.
Espero poder volver en otra ocasión, muy recomendable.