Tetuán a Cabo Negro ( y la tábana )
near Hay Slaoui, Tanger-Tetouan-Al Hoceima (Morocco)
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Trail photos
Itinerary description
Pues no vamos esta mañana, otra vez, a Cabo Negro desde Tetuán y va el wikilock, y nos birla un porrón de kilómetros y además se ha inventado un atroche por campos, sin vereda. Llegamos hasta Martil por la ruta habitual, esquivando a paseantes al grito de “balak, balak” o “azofaifa échate p’allá”, allí el mar estaba sereno. Y entonces Isco suelta:
—La luna está encima de nosotros o debajo, en nueva Zelanda. Por eso está así el mar. Con un poquito de poniente de Larache.
El mar en calma, las familias paseando, los mozos al acecho, las mozas sonrientes y los bañistas disfrutando…qué paz y qué sosiego, si no fuera porque miro al peñasco de enfrente y me digo que tengo que subir unos metros con fatiga, este día azul. Así que allá vamos, empezamos la cuesta con algunas azofaifas en la acera y nosotros a lo nuestro, a subir esta pendiente, y en esas estábamos cuando Isco fue atacado por un grupo de insectas dípteras— no tengo que decir que eran hembras— con muy mala leche y peor carácter, pues sin venir a cuento, la lista del grupo le pegó un jerretazo en la espalda, y allí que se quedó el pobre, a mitad de la cuesta vociferando y vete tú a saber si se cagó en la puta madre que aventó al tábano (entiéndase tábana, no quiero parecer yo invisibilizador de tal género). Yo no pude acudir en su auxilio, me escabullí cobardemente y pedaleé como si no hubiera un mañana hasta que llegué a la rotonda. Isco ascendía con las fatigas y el veneno de la tábana.
Y aquí es donde wikilock miente porque no nos ha señalado esta parte en el recorrido aunque las fotos dan prueba de lo contrario. Esta vez bajamos hasta Cabo Negro, hasta el espigón en donde nos tomaron varias fotos…y la subida, qué subida, se subió y bajamos hasta el Meridiana, disfrutando del aire en la cara, pero con la boca cerrada, ya sabes. Colainord a la derecha y dale que te dale, hasta que llegamos al Mandy, recuperados.
Decidimos tirar por el medio de la ciudad, atravesando las FAR y absorbiendo los humos de los coches descatalizados y esquivando los taxis estacionados o coches particulares, con mendas tomándose un café en el bareto próximo. Avenida Hassan II, Museo de Arte Contemporáneo y último repecho con olor a pescado, no frito precisamente. Seguimos hasta desembocar en Plaza Primo y dos horas después de la partida, habíamos llegado a pabellones en donde Milud, sonriente.
-Tú, foto, ahora yo salgo. Luego manda.
Que así sea.
—La luna está encima de nosotros o debajo, en nueva Zelanda. Por eso está así el mar. Con un poquito de poniente de Larache.
El mar en calma, las familias paseando, los mozos al acecho, las mozas sonrientes y los bañistas disfrutando…qué paz y qué sosiego, si no fuera porque miro al peñasco de enfrente y me digo que tengo que subir unos metros con fatiga, este día azul. Así que allá vamos, empezamos la cuesta con algunas azofaifas en la acera y nosotros a lo nuestro, a subir esta pendiente, y en esas estábamos cuando Isco fue atacado por un grupo de insectas dípteras— no tengo que decir que eran hembras— con muy mala leche y peor carácter, pues sin venir a cuento, la lista del grupo le pegó un jerretazo en la espalda, y allí que se quedó el pobre, a mitad de la cuesta vociferando y vete tú a saber si se cagó en la puta madre que aventó al tábano (entiéndase tábana, no quiero parecer yo invisibilizador de tal género). Yo no pude acudir en su auxilio, me escabullí cobardemente y pedaleé como si no hubiera un mañana hasta que llegué a la rotonda. Isco ascendía con las fatigas y el veneno de la tábana.
Y aquí es donde wikilock miente porque no nos ha señalado esta parte en el recorrido aunque las fotos dan prueba de lo contrario. Esta vez bajamos hasta Cabo Negro, hasta el espigón en donde nos tomaron varias fotos…y la subida, qué subida, se subió y bajamos hasta el Meridiana, disfrutando del aire en la cara, pero con la boca cerrada, ya sabes. Colainord a la derecha y dale que te dale, hasta que llegamos al Mandy, recuperados.
Decidimos tirar por el medio de la ciudad, atravesando las FAR y absorbiendo los humos de los coches descatalizados y esquivando los taxis estacionados o coches particulares, con mendas tomándose un café en el bareto próximo. Avenida Hassan II, Museo de Arte Contemporáneo y último repecho con olor a pescado, no frito precisamente. Seguimos hasta desembocar en Plaza Primo y dos horas después de la partida, habíamos llegado a pabellones en donde Milud, sonriente.
-Tú, foto, ahora yo salgo. Luego manda.
Que así sea.
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