Nacimiento del Segura-Mirador de Juan León-Los Centenares-Bco del Lobo-Las Espumaredas-Pontones. Anthercas

Acceso a Pontones por Hornos o desde La Puebla de Don Fadrique y Santiago de La Espada (A-317).
Salgo desde el área recreativa con báscula de pesaje, a la entrada a Pontones donde hemos pernoctado con la autocaravana. Me dirijo al nacimiento del Segura donde las aguas cristalinas de tonos turquesa brotan de un río subterráneo, a través de un sifón que lo conecta con el exterior, para coger la pista Camino del Pinar del Risco (que coincide con el sendero GR. 7), pedaleando junto al Barranco de la Fuente de La Puerca en constante ascenso, rodeado de pinos salgareños e imponentes pinos laricios aislados, espesos bosques, matorrales diversos y cérvidos huidizos. Se estabiliza la pendiente cerca del Mirador de Juan León, balcón natural formado por rocas almenadas a 1700 m de altitud, donde podemos ver al quebrantahuesos en lontananza y la Sierra de Mirabuenos enfrente. Sigo ahora por pista en mal estado hacia Capellanía, el paisaje se abre dejando ver roquedos, piornales y dolinas propias de este paisaje kárstico. La pista acaba en la valla de la altiplanicie Hoya del Ortigal, continuo por la senda del Camino de Las Espumaredas, abajo se distinguen las ruinas Hoya de Albardía, dejando atrás un abrevadero enlazo con la senda al Collado de Los frailes, ya conocido de una ruta por la Sierra de Mirabuenos que hice hace algunos años y desde entonces he querido realizar esta de ahora.

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Por descenso trialero en Las Cabañas llego a las ruinas de la Casa Forestal Prao de La Peguera, mientras me cambiaba de ropa, al no hacer ruido, un enorme jabalí confiado aparece a mi lado … y huye espantado … sería macho. Por pista bordeando El Picón (1523 m) me desvío hacia los Centenares, aldea abandonada en medio de un paisaje espectacular e idílico con fondo de paredones rocosos en la Umbría de Parra y El Rincón.

La creación de Coto Nacional Nacional de Caza de Cazorla-Segura, en 1960, supuso el cambio de uso de una gran extensión de terreno donde se priorizo la caza y la silvicultura, para ello había que acabar con la reducida agricultura y ganadería presente en los núcleos de población, a cuyos habitantes tuvieron que desalojar. Muchas aldeas (incluidas las de esta ruta) quedaron despobladas forzosamente durante el siglo XX, por un Estado excesivamente inquisidor en estas sierras, y también en otros lugares donde la creación de embalses que nunca se llevaron a cabo, erradicaron a muchas personas de un modo de vida tan arraigado a su terruño que les supuso una expropiación de sus vidas. Una mayoría de sus habitantes fueron trasladados a los poblados del Icona, Cotorríos o a Vadillo Castril, creados para dar cobijo también al personal encargado de cuidar del Parque Nacional. Aunque fueron expulsados injustamente de este paraiso natural, la expropiación ha motivado que se conserve la zona casi intacta, sin pistas encementadas donde puedan llegar los vehículos y la contaminante civilización moderna (lo que ahora se llama progreso).

Después de explorar los restos del lugar, (una casa está vallada y preparada para pernoctar), prosigo por pista rota en descenso hacia el Barranco del Lobo, donde corren los ciervos espantados ante mi intrusión. En el Poyo de La Higuera, enfrente de Los Miravetes, desciendo por debajo de las ruinas del Cortijo de Cayetano, atravieso la cerrada del barranco, donde se precipita el arroyo formando una fina cascada, absorto en el paisaje engancho un cuerno de la bici en un arbusto, golpeo con la barbilla en el suelo, la muñeca derecha al parar la caída acaba contusionada, impidiéndome asir la bici con la fuerza necesaria.
Hago a pie el tramo por el sendero cerrado por la vegetación, cruzo el Arroyo de Las Espumaredas en las ruinas del caserío de Las Huelgas, esta zona es de una belleza inaudita, investigo brevemente el inicio del sendero a la Cerrada de Parrate, vuelvo y busco el paso de troncos por el arroyo, cometo el error de girar hacia la derecha por la traza de sendero que asciende, cuando por la izquierda no hubiese tenido complicación alguna. Puesto en pista vuelvo a pedalear, echando pie a tierra cuando se torna muy empinado el sendero.

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