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4ª Etapa Camino Frances. Belorado-Castrojeriz

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Trail stats

Distance
56.99 mi
Elevation gain
2,844 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
2,723 ft
Max elevation
3,778 ft
TrailRank 
28
Min elevation
2,519 ft
Trail type
One Way
Time
7 hours 11 minutes
Coordinates
12620
Uploaded
June 11, 2023
Recorded
May 2023
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near Belorado, Castilla y León (España)

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Itinerary description

Aclaraciones generales del Camino en 1ª Etapa
https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/1a-etapa-camino-frances-roncesvalles-puente-la-reina-137517308

Etapa 4 Camino Francés By Trotamundos
Fecha: 28 de Mayo de 2023
Desnivel positivo: 1028 m
Tiempo en movimiento; 5h 38 m

Se sale de Belorado por la Avenida de Santiago y el Camino del Matadero. Poco antes de llegar al Río Tirón, el Camino se separa de la carretera unos metros para cruzar el cauce a través de una pasarela instalada junto al puente medieval. Paralelo a ésta se encuentra el puente de piedra conocido como El Canto.

Esta será la tónica de la primera parte de la ruta. La antigua ‘carretera de Logroño’ marca el camino muy cerca del trazado de la actual carretera nacional. Desde que salimos de Belorado, el Camino pica hacia arriba en una pendiente prácticamente imperceptible que va ganando metros de manera suave pero constante.

Por una pista separada de la N-120 por el cauce del río Retorto, afluente del Tirón, avanzamos cómodamente hasta Tosantos. Sus orígenes se remontan a los años 970 y 972.
Continuamos por la Calle Real, que nos permite seguir adelante sin entrar en el pueblo, y apreciar, al otro lado de la carretera N-120, la ermita de la Virgen de la Peña, enclavada en un escarpe rocoso.

Sin demasiados sobresaltos, llegamos a Villambistia, donde nos recibe la iglesia parroquial de San Esteban, del siglo XVII. La fuente que se encuentra junto a la Iglesia, dicen, tiene la propiedad de dar vitalidad al cansado y curar todo tipo de males.

La senda parece empinarse, como muestra de lo que se avecina. Dejamos Villambistia por un camino arbolado. Seguimos adelante y, sin nada más que reseñar, llegamos en poco tiempo a Espinosa del Camino. Aquí el Camino Francés comienza su lento ascenso hacia los Montes de Oca.

Cruzamos el cauce de un pequeño arroyuelo (Río Retorto) y seguimos por la pista hasta llegar a las ruinas del antiguo monasterio mozárabe de San Félix. Apenas quedan un par de muros arruinados y una portada de claro sabor musulmán (mozárabe). Pasadas las ruinas giramos a la izquierda hacia la carretera nacional hasta el pueblo de Villafranca de Montes de Oca.

El nombre de esta villa trae ecos de su pasado cuando fue Sede Episcopal. La impresionante Iglesia de Santiago da buena muestra de la importancia de esta villa típicamente jacobea.

También fue punto temible en el trazado jacobeo medieval al iniciarse allí los Montes de Oca plagados de bandidos y salteadores. Un lugar arriesgado donde los peligros aguardaban tras cada matorral y cada recodo. Hoy en día, a pesar de tratarse de un tramo muy solitario, ofrecen naturaleza y paz.

Las primeras rampas de ascenso a los montes (pasando por un mirador sobre las sierras de la Demanda y San Millán) hasta la Fuente de Mojapán son las más duras de la travesía. El terreno ayuda y el paisaje te envuelve hasta el punto de olvidarte de la dureza de la subida. A partir de la fuente el Camino comienza a suavizarse.

Continuamos su ascenso hacia un monumento a los caídos durante la Guerra Civil. Podemos observar las muestras de las fosas comunes, encontradas y excavadas en el año 2010

A partir de aquí, el camino baja vertiginosamente. La pista de gravilla suelta pasa a ser una amplia pista forestal rodeada de pinares de repoblación por la que, en un suave descenso, recorremos los siete kilómetros y medio restantes hasta llegar al monasterio de San Juan de Ortega, uno de los grandes monumentos del Camino Francés.

A continuación un tramo de transición que conviene hacer de manera rápida si queremos disfrutar un poco mas de Burgos, una de las joyas medievales del Camino y de España. La tercera de las grandes capitales del Camino Francés tras Pamplona y Logroño.

De las tres alternativas existentes para alcanzar Burgos, tomamos la más segura, alejada de las carreteras de gran tránsito. Abandonamos San Juan de Ortega y llegamos a una carretera autonómica donde existe una gran cruz, que dejamos a nuestra espalda, adentrándonos en un hermoso bosque de robles.

Una hermosa pradera nos lleva, sin pérdida, a la localidad de Agés. Este pequeño enclave fue donado en el año 1052 a Santa María la Real de Nájera por el rey García de Navarra. Dejamos atrás Agés echando un último vistazo a su arquitectura tradicional. A la salida del pueblo nos encontramos con un airoso puente que salva el río Vena, cuya construcción está atribuida al propio San Juan de Ortega.

Desde este punto, casi dos kilómetros de una carretera poco transitada nos llevan hasta la siguiente población, Atapuerca, en la que nuestros ancestros, al abrigo de sus oquedades, encontraron su forma de vida.

Doña Urraca donó la villa de Atapuerca a la Orden militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, cuyos miembros atendían con esmero a los peregrinos enfermos. Alfonso VII confirmaría esta donación en el año 1138.

Para atravesar la zona pantanosa entre Agés y Atapuerca el santo ingeniero de Ortega construyó una calzada de la que aún se conservan restos. En los alrededores de este enclave se mantiene en pie un hito conmemorativo de la batalla que en estos campos libraron navarros y castellanos. Lugares interesantes para visitar son los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, la Iglesia parroquial de San Martín, el menhir y túmulos dolménicos.

La carretera divide Atapuerca en dos, actuando como calle principal. Antes de abandonar el pueblo dejamos el asfalto y nos desviamos a la izquierda por una pista pedregosa, que avanza entre monte bajo, un camino ascendente claramente marcado y visible. Tras dejar atrás una explotación agrícola llegamos hasta una gran cruz de madera, la cruz de Atapuerca.

Nos encontramos en las afueras de Burgos. Una recomendación para evitar el paso por los polígonos industriales hasta Gamonal primero, y el aburrido tránsito por la larguísima Calle Vitoria hasta llegar al centro de Burgos después, es desviarse por Castañares. Resulta mucho más estimulante acompañar el curso del río Arlanzón hasta llegar a las arboledas de Fuentes Blancas primero, el paseo de la Quinta después, y el Paseo del Espolón en un tramo final, hasta llegar a la Puerta de Santa María y la Catedral. Esta es la manera de entrar en Burgos, por la puerta grande.

La ciudad de Burgos, situada de forma estratégica en la ruta del Camino de Santiago, conserva todo su esplendor medieval. Posee una situación geográfica privilegiada porque se encuentra a mitad de camino entre Madrid, la frontera francesa y ciudades muy próximas como Bilbao, Santander, Logroño o Valladolid, entre otras.

Además de una importante historia, Burgos posee una importantísima riqueza artística y cultural, cuya máxima expresión es la famosa Catedral, obra maestra del gótico y declarada Patrimonio de la Humanidad.

Desde la Catedral, volvemos al paseo fluvial y llegamos hasta el puente de Malatos, por el que cruzamos el río Arlanzón. A la izquierda queda el Monasterio de las Huelgas y, algo más adelante, el Hospital del Rey. Abandonamos la ciudad por su magnifico carril bici que transcurre paralelo al río.

El páramo castellano toma protagonismo por las llanuras de Castilla. Nos esperan tramos en los que lo mental juega más que lo físico. Etapas para pensar en la trascendencia espiritual de la ruta jacobea y, a la par, disfrutar de los paisajes desolados, los trigales, los pueblos sencillos y humildes (donde aún pueden verse casas de adobe).

Entramos en Villalbilla, para volver a cruzar el Arlanzón por el Puente del Arzobispo y entrar en Tardajos, que nos recibe con un elegante crucero del siglo XVIII.

El Camino se separa de la carretera tomando un camino vecinal asfaltado que cruza el pequeño valle del río Urbel y llega a Rabé de las Calzadas.

Se atraviesa Rabé de las Calzadas para seguir durante unos 9 km por un camino rural que arranca en ligero ascenso. Alcanzada la cota máxima del páramo, iniciamos un brusco descenso, por la Cuesta de Matamulos, hasta el valle del río Hormazuelas. Y entramos en Hornillos.

Hornillos del Camino es uno de los más singulares ejemplos de pueblo-camino, con una única calle, la Calle Real, que es la estela del Camino. En esta localidad se encuentran la Iglesia parroquial de San Román y los puentes medievales.

Entre majanos de piedras, cereal, pastizales y alguna mancha de carrascos, el camino llega a Hontanas, escondida en las laderas del páramo.

Esta villa de numerosas fuentes, de ahí la derivación de su nombre ‘fontanas’, aún conserva como vestigio jacobeo el ‘Mesón de los Franceses’, antiguo hospital de peregrinos. Tiene en su castillo-torreón un Bien de Interés Cultural.

Un poco más adelante llegaremos a las ruinas del Convento de San Antón. Fue fundado en 1146 por Alfonso VII y, en él, los monjes antonianos trataban a los enfermos de una gangrena infecciosa conocida vulgarmente como ‘fuego de San Antón’.

Después de traspasar el arco de entrada del convento, abordamos una recta de más de dos kilómetros que nos lleva hasta nuestro destino de hoy.

Y ese es el premio del día, junto con haber disfrutado de la majestuosidad de Burgos, el mismo final de etapa, Castrojeriz, la última de las poblaciones burgalesas del Camino Francés. Donde no hay que perder la oportunidad de visitar la Colegiata de Santa María del Manzano que, más allá de su importancia como uno de los mejores ejemplos de la transición del románico al gótico, alberga un interesante museo de arte sacro donde se guardan obras de Berruguete y Diego de Siloé entre otros artistas.

Castrojeriz se alza orgullosa desde las faldas de su castillo. El cerro que le sirve de apoyo fue el lugar de nacimiento de la ciudad y un asentamiento fortificado del que hoy sólo se conservan algunos dientes de la muralla. Hoy es una ciudad que atrae por los vestigios de su pasado histórico artístico y una referencia turística centrada en la Ruta Jacobea.

Hoy, hemos elegido para nuestro descanso, unas de las opciones más típicas de alojamiento en la Ruta Jacobea, el Albergue privado Rosalía. A sido una noche diferente. Hemos dormido en una habitación cuádruple sin demasiadas comodidades, je je. Muchos ruidos y el inconveniente de tener que compartir aseos y baños con otros peregrinos. Digamos que ha sido una nueva experiencia en el Camino.

Waypoints

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Albergue Rosalia (Alojamiento)

PictographWaypoint Altitude 3,127 ft

Atapuerca

PictographWaypoint Altitude 2,833 ft

Burgos

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Castillo de Castrojeriz

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Castrojeriz

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Catedral de Burgos

PictographWaypoint Altitude 3,691 ft

Cruz de Atapuerca

PictographWaypoint Altitude 2,599 ft

Excolegiata de Santa María Del Manzano

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Hostel Punto B (Alojamiento)

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Monasterio de San Juan de Ortega

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Plaza Mayor

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Río Arlanzón

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Villafranca Montes Oca

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