Villar del Arzobispo: La huella del hombre. Poblado ibérico de La Ceña.

Villar del Arzobispo, antes Villar de Benaduf, es una bonita población de la comarca de la Serranía, donde su Ayuntamiento ha establecido una ruta por los puntos del municipio que han considerado de interés ciudadano, que ha recibido el sugestivo nombre de "La huella del hombre", aunque el mismo nombre ha sido utilizado para rutas en otras localizaciones, e incluso en una serie de presentaciones de National Geographic. Este nombre pretende inducir en el visitante que se adentra en la ruta el sentimiento de la obra humana como factor transformador del entorno, a través de las sucesivas culturas que han pasado por aquí. Destaquemos que aquí se han encontrado varios asentamientos de la Edad de Bronce que tuvieron lugar en el Castillarejo, el Puntal de Cambra, el Cerro de las Cabras o el Singlo del Arco. Más adelante, entre los siglos VI y II a.C., encontramos restos de asentamientos ibéricos en el Castellar, Loma Imperial, Castillarejo, La Torre, Montolivet o el Alto de la Balsilla, incluyendo un conjunto consolidado (el Poblado Ibérico de la Seña) y varias otras construcciones de piedra en seco de la época. Más tarde encontraremos restos de origen romano, de los que los más notables son las Termas Romanas de Villa Salvo (a poco de pasar la señal informativa que se encuentra en la Ronda de San Juan), la piedra de molino ibero-romano o las villas romanas de La Hoya, o el cementerio romano del que quedan algunos restos colocados en la pared de la escalinata del Palacio. En la Edad Media encontraremos una alquería situada cerca de la Torre de Benaduf, que constituye el probable foco de origen de la población actual en época árabe, donde fue conocida como Villar de Benaduf; de esa época quedan además restos de la Necrópolis de Tapias, un Aljibe Medieval y varias construcciones más.
En 1236, el Villar fue conquistado por los cristianos, y alrededor de 1300 pasó a manos del Arzobispo de Valencia, siendo repoblado por cristianos en 1324. En 1381 se ordenó la construcción de una residencia de verano de las Arzobispos de Valencia (se dice que justificado por ser el lugar que mejores condiciones climáticas reunía de entre todos los lugares dependientes del arzobispado); se dice que el palacio fue ofrecido a Carlos I para intentar su curación, por ser el lugar más sano de las Españas. En 1795 Carlos IV le confirió el título de villa real, pasando a denominarse Villar del Arzobispo. Del antiguo palacio arzobispal se conserva únicamente la parte noble, tras los destrozos que siguieron a la desamortización de Mendizabal, cuando dejó de ser residencia de verano de los Arzobispos.
En la actualidad Villar del Arzobispo es una bonita población, limpia atractiva, que sirve de base a una ruta donde la cultura muestra su importancia local al unirse a la historia, y donde la industriosidad de sus gentes ha labrado un hermoso lugar de poderosa agricultura. Si busca grandes montañas o arriesgados precipicios, no los hay, pero si prefiere un paseo ameno en busca del testimonio de la historia esta ruta puede interesarle. Eso si permítame advertirle ya desde ahora de que conviene escoger muy apropiadamente la fecha óptima de visita. Nosotros escogimos la primavera, tras intensas lluvias que nos dejaron un ambiente verde y una floración llamativa, y cuando aún no hace demasiado calor (a pesar de lo cual la temperatura alcanzó los 31º al sol). En época seca y con más calor puede que esta ruta no sea tan atractiva.
Para la preparación de la ruta he utilizado como base la excelente presentación de Pepelik (29630967), sobre la que he hecho algunas modificaciones, y en la que el lector encontrará gran cantidad de interesantes datos sobre la ruta descrita. He utilizado también la descripción oficial de la ruta y el libro, editado por el Mupreva, que lleva por título "Ruta dels Ibers València", elaborado por el Grupo de Senderismo Suelas Desgastadas.
Nuestra ruta arranca en el centro de la población, en la plaza de la Iglesia y el Ayuntamiento, y se dirige hacia la calle Benaduf, para luego bajar en dirección a la Ronda de San Juan, donde encontraremos un panel informativo y, poco más allá, los restos de las Termas Romanas. Seguimos el itinerario bastante bien marcado (en algunos puntos no tanto, por lo que se recomienda llevar la ruta grabada en GPS), para dirigirnos hacia el antiguo molino de aceite y entrar en La Hoya, donde veremos restos de antiguos corrales ibero-romanos y villas romanas. El GPS nos avisa de la presencia de restos en una zona con varias casas con buena cantidad de perros que ladran sin parar, y desde la distancia solo identificamos diversos muros que podrían ser de origen romano, no distinguiendo otros hallazgos de villas romanas en la zona.
Seguiremos por el centro Monteolivet, donde se nos dice que también hay restos de villas romanas, y más adelante llegamos al canal principal del Camp de Turia, o de Benagéber, al poco del cual veremos una gran balsa de agua y el puente del acueducto del Canal, que salva el barranco situado a ese nivel. Los cultivos van modificándose para ajustarse a las conveniencias locales, y al poco encontramos el túnel que pasa por debajo de la autovía para llevarnos hacia el pueblo de Bugarra. No llegaremos muy lejos. A unos 100 metros encontraremos la señalización del poblado ibérico de La Seña (o La Aceña, para otros, que hace probable referencia a la presencia de una noria hidráulica en esta zona), que nos detenemos a examinar en mayor detalle. Uno de los tramos del recinto fue destruido por las personas que se encargaban de la construcción de la carretera CV-396, de manera suponemos que inadvertida, aunque la repetición en numerosos lugares de este tipo de situaciones aconsejaría una mayor protección de estos lugares de interés histórico por parte de los poderes públicos.
Al acabar la visita al poblado seguimos la ruta en dirección al aeródromo Casica Roger (antigua residencia de verano de unos ricos hacendados), antes de llegar a la cual encontraremos un camino que nos llevará hacia una encina centenaria. Al llegar al aeródromo (que ocupaba la Posición Yuste en la 4ª Región Aérea) veremos las ruinas que quedan de sus edificaciones, siendo lo que está mejor conservado el antiguo refugio antiaéreo, que sigue siendo accesible aunque tiene mucha vegetación y suciedad, que no aconsejan la entrada. Al dejar el aeródromo nos dirigiremos hacia el sur, hacia el Corral de Cortijo, an la Hoya del Manzano, pasando poco antes por el Aljibe Medieval. Desde aquí seguimos hacia el oeste, primero para luego girar hacia el norte e iniciar la vuelta hacia Villar del Arzobispo, que en esta zona nos ofrece espléndidas vistas desde el camino. Poco antes de llegar a la CV- 395 encontraremos una curiosa edificación hexagonal, que es un palomar relativamente reciente. Cuando llegamos a la CV-395 se sugiere seguir por un carril de ciclistas hacia el oeste, para luego cruzar la CV antes de volver por el otro lado; en lugar de eso decidimos aprovechar el escaso tráfico que aún queda del confinamiento y el acceso libre a su arcén, para ahorrarnos esa parte del trayecto, bajando hacia la autovía (sin carril doble a ese nivel), que cruzamos para subir justo enfrente por el otro lado hacia el camino que nos llevará hacia Villar (en las condiciones actuales la seguridad del cruce era absoluta, pero en condiciones normales esta vía tiene bastante tráfico, a veces a alta velocidad, por lo que no aconsejo este desvío nunca y debe ser evitado radicalmente por personas con movilidad restringida o niños), y donde poco después encontraremos el corral de Jacinto y algo más adelante el cruce del Canal principal de Benagéber. Por aquí seguiremos las indicaciones del GPS para volver hacia la Necrópolis de Tapias, en la vecindad de la Ermita de San Vicente, donde tenemos previsto comer, y a donde llegaremos tras recoger nuestro coche en el lugar de aparcamiento, al lado de la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, y donde termina esta ruta.
Es una ruta larga y con poco desnivel, sin dificultades significativas, que hemos hecho en algo menos de 5 horas. La protección solar es inexistente, y no hay fuentes, por lo que debe llevarse una abundante cantidad de agua y algo de comida. Zapatos de montaña (no necesariamente botas) y bastones son una buena ayuda. No recomendaría hacer esta ruta en épocas de calor o sin protección solar. No es una ruta que pueda satisfacer las apetencias de los amantes del senderismo deportivo, y menos si están pensando en lugares de corte alpino y mucha agua, aunque nos parece una ruta interesante para las personas que dan más importancia a los aspectos culturales y la ecología.