Ruta de las Fuentes, Sagrado Corazón, Ruinas del Convento de la Saceda, Ermita de la Salceda desde Tendilla
near Tendilla, Castilla-La Mancha (España)
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Hemos aprovechado que hoy Sábado 24 de Febrero del 2024 se celebraba la feria de las mercaderías en el pueblo de Tendilla para acercarnos a disfrutar del evento y hacer la ruta de las Fuentes, la visita al Sagrado Corazón, a las ruinas del antiguo convento de la Salceda y a la ermita de la Salceda para volver a Tendilla por el valle del arroyo de la Vega.
La ruta
Ruta circular por el sendero SL-3, saliendo desde la Ermita de la Soledad, en uno de los extremos del pueblo, llegamos a los soportales, tan típicos y bonitos, de Tendilla, sacamos unas fotos al Palacio López Cogolludo y ya en la plaza nos adentramos para disfrutar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Atravesamos la plaza de la constitución donde ya están preparando los puestos para el mercado Medieval.
Giramos a la derecha por la Calle Octavio Griñán. Nos encontramos con la fuente de Tendilla, del siglo XVI. Poco más adelante tenemos una panorámica de las Ruinas del Monasterio de Santa Ana y ya casi abandonando el asfalto nos adentramos en un parque público dónde nos encontramos unas figuras echas con troncos de madera y las primeras fuentes de la ruta de las Fuentes.
Subimos por buenos caminos de tierra mientras nos vamos encontrado fuentes y manantiales en una zona frondosa, húmeda, verde, llena de árboles y vegetación y muy fresquita. Según vamos avanzando y dejando fuentes atrás, alcanzamos el vía Crucis que nos lleva hasta el Sagrado Corazón de Jesús, en una colina elevada sobre el pueblo.
Volvemos por nuestros pasos, para desviarnos un poco más adelante por otro camino que salva algunos cauces de agua gracias a unos puentes de troncos de madera (cuidado con ellos porque si la madera está mojada son muy resbaladizos) y que descendiendo por el pinar nos deja en el ancho camino de tierra junto a la fuente de la Iñaña.
Salimos de este ancho camino por nuestra izquierda y cogemos un camino de arena entre pinos que nos va a llevar al mirador de La Veleta para tener unas vistas espectaculares del pueblo y de su entorno. Aunque todavía es invierno, el ambiente cálido de estos días ha permitido que empiecen a asomar las primeras plantas de primavera; el monte bajo ya está mostrando sus colores a estas alturas del año.
Volvemos por lo andado unos pasos para coger un sendero que pica unos metros hacia arriba, pero que salvo este primer tramito de pocos metros, después nos va a llevar plácidamente a media altura de ladera hacia las ruinas del antiguo Convento de la Salceda por un precio paraje de robles y monte bajo y algún que otro campo bien cuidado y mejor labrado.
Imponentes las ruinas de este antiguo convento, sacamos unas fotos, disfrutamos del entorno y volvemos sobre nuestros pasos para encontrar un camino que dejamos atrás unos metros antes, para bajar directamente hasta la carretera de Tendilla (N320a) y cruzarla con cuidado para enlazar con el SL-3 que paralelo al margen izquierdo de un arroyo nos lleva hasta la Ermita de la Salceda junto al área recreativa del mismo nombre y que en pocos metros nos enlaza con un camino ya en el valle del arroyo de la Vega.
Bonito valle que ha ido formando el arroyo con el paso de los años y que han aprovechado en el pueblo para sembrar los campos que circundan el cauce del arroyo.
Tenemos que cruzar nuevamente con cuidado la N320a y poco más adelante nos encontramos al otro lado del camino la Ermita de Santa Lucia a la que nos podemos acercar perfectamente a través de un camino, pero nosotros decidimos seguir adelante para llegar al pueblo en breve.
La feria está rebosante de gente y hay mucho ambiente en las calles del pueblo.
El pueblo de Tendilla
Tendilla fue del común de la villa y tierra de Guadalajara hasta finales del siglo xiv. Enrique III de Castilla la segregó y elevó al rango de villa en 1.394, para donársela en señorío, al año siguiente, a su almirante mayor don Diego Hurtado de Mendoza. A la muerte del almirante, en 1.404, heredó la villa su hijo Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, quien mandaría construir su magnífico castillo. Íñigo amplió sus dominios a las vecinas villas de Aranzueque, Armuña de Tajuña y Fuentelviejo en agosto de 1.430, gracias a sendas donaciones del rey Juan II de Castilla por su apoyo en la guerra contra los infantes de Aragón.
En el testamento del marqués, de mayo de 1455, dejaría Tendilla a su segundo hijo, Íñigo López de Mendoza y Figueroa, primer conde de Tendilla, y fundador del monasterio jerónimo de Santa Ana en 1.473. A su muerte en 1.479, recibió sepultura junto a su esposa, Elvira de Quiñones, en el altar mayor del monasterio, bajo un magnífico sepulcro renacentista. Heredó aquel año la villa Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo conde de Tendilla y primer marqués de Mondéjar, además de capitán general del reino de Granada tras su reconquista.
Su señorío sobre la villa coincide con el máximo esplendor de Tendilla. Elevó la feria de San Matías al rango de una de las mejores de todo el reino castellano, logrando de los Reyes Católicos varios privilegios; dotó a su iglesia de La Asunción de grandes donativos económicos y en mayo de 1.487, en su embajada italiana, obtuvo del papa Inocencio VIII, una bula para todos sus vasallos alcarreños, que les permitía consumir lacticinios y huevos durante toda la Cuaresma y todos los viernes de ayuno.
La permanencia casi definitiva en Granada, en sus cargos de gobernadores de aquel reino, de los marqueses de Mondéjar contribuyó a que Tendilla fuera languideciendo durante los siglos siguientes, quedando no obstante con una amplia población de 700 vecinos (unos 3000 habitantes) todavía en noviembre de 1.580 según dijeron a los funcionarios de Felipe II sus entonces alcaldes ordinarios Juan Hernández-Palero y Gaspar Hernández.
Y como cabeza de los estados alcarreños de los marqueses hasta que las Cortes de Cádiz, primero, y la Constitución de 1.868, definitivamente, abolieron los señoríos feudales.
Es mencionada por Camilo José Cela en su libro Viaje a la Alcarria,1 donde el viajante, tras hacer algunas descripciones sobre Tendilla, dice que allí tiene un olivar Pío Baroja.
Convento de Nuestra Señora de la Salceda
El convento de Nuestra Señora de la Salceda, es un antiguo convento, actualmente en ruinas, que se ubicaba en el actual término municipal guadalajareño de Peñalver, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, a mitad de camino entre aquella localidad y la de Tendilla.
Si bien la arquitectura data de comienzos del siglo XVII, fecha en que fue ampliado, ya existía un convento en el lugar desde al menos el siglo xv. Perteneció a la Orden Franciscana.
En la actualidad solo se alzan restos de una capilla.
En la parte más alta del llamado Valle del Infierno, a caballo entre los términos de Tendilla y Peñalver, se encuentran hoy situadas las ruinas evocadoras del convento franciscano de la Salceda, de traza renacentista. Según la tradición, en este lugar se apareció la virgen a dos caballeros de la Orden de San Juan, sobre las ramas de un sauce, en ocasión de una tormenta.
En torno a la ermita construida con ese motivo, el fraile Pedro de Villacreces comenzó un monasterio en 1.366. A finales del siglo XV, vistió el pardo sayal en La Salceda Gonzalo Ximénez de Cisneros, quien luego sería regente de la monarquía y arzobispo toledano. Otros famosos frailes que allí habitaron fueron fray Diego de Alcalá, famoso por sus milagros, canonizado luego; el francés fray Julián de San Agustín, portentoso en sus penitencias; fray Juan de Tolosa, que un tiempo fue confesor de la reina Isabel la Católica; y fray Pedro González de Mendoza, el hijo de la princesa de Eboli, que aquí profesó también de fraile menor, y alcanzó luego la gloria y la riqueza como obispo de Sigüenza y arzobispo de Granada que construiría a su costa la famosa capilla de las Reliquias.
A lo largo de los siglos XVI y XVII el convento cobró fama, allegó caudales y se remozó en sus construcciones hasta alcanzar a tener un edificio complejo, rico y curioso. El mismo rey Felipe III, -devoto de monjas y de conventos-, acudió en 1.604 con su esposa la reina Margarita a orar ante la Virgen de la Salceda, residiendo unos días en el cenobio. Fue incendiado en 1.827 y desamortizado en 1.835.
Tras las Desamortización de Mendizábal, los frailes se dispersaron, sus pertenencias fueron robadas o malvendidas, y el edificio aprovechado íntegramente por su comprador (Antonio Barbé, de Guadalajara, en 1.843) para desguace y venta de materiales. De lo poco que quedó, se bajó a Tendilla la imagen de la Virgen de la Salceda, y las piedras de la portada de la iglesia, que totalmente desfigurada se puso como marco de entrada a un bar de la Calle Mayor. Otros cuadros se trasladaron a la iglesia de Budía y al futuro Museo Provincial quedaron asignados algunos lienzos.
Feria de las Mercaderías de Tendilla
Ferias y Mercados Medievales
Turismo CLM - Feria de Tendilla
La ruta
Ruta circular por el sendero SL-3, saliendo desde la Ermita de la Soledad, en uno de los extremos del pueblo, llegamos a los soportales, tan típicos y bonitos, de Tendilla, sacamos unas fotos al Palacio López Cogolludo y ya en la plaza nos adentramos para disfrutar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Atravesamos la plaza de la constitución donde ya están preparando los puestos para el mercado Medieval.
Giramos a la derecha por la Calle Octavio Griñán. Nos encontramos con la fuente de Tendilla, del siglo XVI. Poco más adelante tenemos una panorámica de las Ruinas del Monasterio de Santa Ana y ya casi abandonando el asfalto nos adentramos en un parque público dónde nos encontramos unas figuras echas con troncos de madera y las primeras fuentes de la ruta de las Fuentes.
Subimos por buenos caminos de tierra mientras nos vamos encontrado fuentes y manantiales en una zona frondosa, húmeda, verde, llena de árboles y vegetación y muy fresquita. Según vamos avanzando y dejando fuentes atrás, alcanzamos el vía Crucis que nos lleva hasta el Sagrado Corazón de Jesús, en una colina elevada sobre el pueblo.
Volvemos por nuestros pasos, para desviarnos un poco más adelante por otro camino que salva algunos cauces de agua gracias a unos puentes de troncos de madera (cuidado con ellos porque si la madera está mojada son muy resbaladizos) y que descendiendo por el pinar nos deja en el ancho camino de tierra junto a la fuente de la Iñaña.
Salimos de este ancho camino por nuestra izquierda y cogemos un camino de arena entre pinos que nos va a llevar al mirador de La Veleta para tener unas vistas espectaculares del pueblo y de su entorno. Aunque todavía es invierno, el ambiente cálido de estos días ha permitido que empiecen a asomar las primeras plantas de primavera; el monte bajo ya está mostrando sus colores a estas alturas del año.
Volvemos por lo andado unos pasos para coger un sendero que pica unos metros hacia arriba, pero que salvo este primer tramito de pocos metros, después nos va a llevar plácidamente a media altura de ladera hacia las ruinas del antiguo Convento de la Salceda por un precio paraje de robles y monte bajo y algún que otro campo bien cuidado y mejor labrado.
Imponentes las ruinas de este antiguo convento, sacamos unas fotos, disfrutamos del entorno y volvemos sobre nuestros pasos para encontrar un camino que dejamos atrás unos metros antes, para bajar directamente hasta la carretera de Tendilla (N320a) y cruzarla con cuidado para enlazar con el SL-3 que paralelo al margen izquierdo de un arroyo nos lleva hasta la Ermita de la Salceda junto al área recreativa del mismo nombre y que en pocos metros nos enlaza con un camino ya en el valle del arroyo de la Vega.
Bonito valle que ha ido formando el arroyo con el paso de los años y que han aprovechado en el pueblo para sembrar los campos que circundan el cauce del arroyo.
Tenemos que cruzar nuevamente con cuidado la N320a y poco más adelante nos encontramos al otro lado del camino la Ermita de Santa Lucia a la que nos podemos acercar perfectamente a través de un camino, pero nosotros decidimos seguir adelante para llegar al pueblo en breve.
La feria está rebosante de gente y hay mucho ambiente en las calles del pueblo.
El pueblo de Tendilla
Tendilla fue del común de la villa y tierra de Guadalajara hasta finales del siglo xiv. Enrique III de Castilla la segregó y elevó al rango de villa en 1.394, para donársela en señorío, al año siguiente, a su almirante mayor don Diego Hurtado de Mendoza. A la muerte del almirante, en 1.404, heredó la villa su hijo Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, quien mandaría construir su magnífico castillo. Íñigo amplió sus dominios a las vecinas villas de Aranzueque, Armuña de Tajuña y Fuentelviejo en agosto de 1.430, gracias a sendas donaciones del rey Juan II de Castilla por su apoyo en la guerra contra los infantes de Aragón.
En el testamento del marqués, de mayo de 1455, dejaría Tendilla a su segundo hijo, Íñigo López de Mendoza y Figueroa, primer conde de Tendilla, y fundador del monasterio jerónimo de Santa Ana en 1.473. A su muerte en 1.479, recibió sepultura junto a su esposa, Elvira de Quiñones, en el altar mayor del monasterio, bajo un magnífico sepulcro renacentista. Heredó aquel año la villa Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo conde de Tendilla y primer marqués de Mondéjar, además de capitán general del reino de Granada tras su reconquista.
Su señorío sobre la villa coincide con el máximo esplendor de Tendilla. Elevó la feria de San Matías al rango de una de las mejores de todo el reino castellano, logrando de los Reyes Católicos varios privilegios; dotó a su iglesia de La Asunción de grandes donativos económicos y en mayo de 1.487, en su embajada italiana, obtuvo del papa Inocencio VIII, una bula para todos sus vasallos alcarreños, que les permitía consumir lacticinios y huevos durante toda la Cuaresma y todos los viernes de ayuno.
La permanencia casi definitiva en Granada, en sus cargos de gobernadores de aquel reino, de los marqueses de Mondéjar contribuyó a que Tendilla fuera languideciendo durante los siglos siguientes, quedando no obstante con una amplia población de 700 vecinos (unos 3000 habitantes) todavía en noviembre de 1.580 según dijeron a los funcionarios de Felipe II sus entonces alcaldes ordinarios Juan Hernández-Palero y Gaspar Hernández.
Y como cabeza de los estados alcarreños de los marqueses hasta que las Cortes de Cádiz, primero, y la Constitución de 1.868, definitivamente, abolieron los señoríos feudales.
Es mencionada por Camilo José Cela en su libro Viaje a la Alcarria,1 donde el viajante, tras hacer algunas descripciones sobre Tendilla, dice que allí tiene un olivar Pío Baroja.
Convento de Nuestra Señora de la Salceda
El convento de Nuestra Señora de la Salceda, es un antiguo convento, actualmente en ruinas, que se ubicaba en el actual término municipal guadalajareño de Peñalver, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, a mitad de camino entre aquella localidad y la de Tendilla.
Si bien la arquitectura data de comienzos del siglo XVII, fecha en que fue ampliado, ya existía un convento en el lugar desde al menos el siglo xv. Perteneció a la Orden Franciscana.
En la actualidad solo se alzan restos de una capilla.
En la parte más alta del llamado Valle del Infierno, a caballo entre los términos de Tendilla y Peñalver, se encuentran hoy situadas las ruinas evocadoras del convento franciscano de la Salceda, de traza renacentista. Según la tradición, en este lugar se apareció la virgen a dos caballeros de la Orden de San Juan, sobre las ramas de un sauce, en ocasión de una tormenta.
En torno a la ermita construida con ese motivo, el fraile Pedro de Villacreces comenzó un monasterio en 1.366. A finales del siglo XV, vistió el pardo sayal en La Salceda Gonzalo Ximénez de Cisneros, quien luego sería regente de la monarquía y arzobispo toledano. Otros famosos frailes que allí habitaron fueron fray Diego de Alcalá, famoso por sus milagros, canonizado luego; el francés fray Julián de San Agustín, portentoso en sus penitencias; fray Juan de Tolosa, que un tiempo fue confesor de la reina Isabel la Católica; y fray Pedro González de Mendoza, el hijo de la princesa de Eboli, que aquí profesó también de fraile menor, y alcanzó luego la gloria y la riqueza como obispo de Sigüenza y arzobispo de Granada que construiría a su costa la famosa capilla de las Reliquias.
A lo largo de los siglos XVI y XVII el convento cobró fama, allegó caudales y se remozó en sus construcciones hasta alcanzar a tener un edificio complejo, rico y curioso. El mismo rey Felipe III, -devoto de monjas y de conventos-, acudió en 1.604 con su esposa la reina Margarita a orar ante la Virgen de la Salceda, residiendo unos días en el cenobio. Fue incendiado en 1.827 y desamortizado en 1.835.
Tras las Desamortización de Mendizábal, los frailes se dispersaron, sus pertenencias fueron robadas o malvendidas, y el edificio aprovechado íntegramente por su comprador (Antonio Barbé, de Guadalajara, en 1.843) para desguace y venta de materiales. De lo poco que quedó, se bajó a Tendilla la imagen de la Virgen de la Salceda, y las piedras de la portada de la iglesia, que totalmente desfigurada se puso como marco de entrada a un bar de la Calle Mayor. Otros cuadros se trasladaron a la iglesia de Budía y al futuro Museo Provincial quedaron asignados algunos lienzos.
Feria de las Mercaderías de Tendilla
Ferias y Mercados Medievales
Turismo CLM - Feria de Tendilla
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Panorama
2,640 ft
Ermita de Santa Lucia
Se puede llegar perfectamente a ella por el camino que sale unos metros antes de haber sacado esta panorámica.
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