La Caleta: La Punta del Nao y el Castillo de Santa Catalina (Cádiz), 2020-12-02

En nuestra anterior visita a La Caleta, rodeamos las isletas del Castillo de San Sebastián por sus espectaculares arrecifes de piedra ostionera. En esta ocasión, nos disponemos a rodear el Castillo de Santa Catalina y a recorrer otros lugares de gran encanto como los arrecifes de la Punta del Nao y la Punta de los Diablos. En la Antigüedad, las isletas y arrecifes de los extremos occidentales de las islas gaditanas Kotinoussa (Pópulo y Puertatierra) y Erytheia (gran parte del Casco Antiguo) fueron utilizados para levantar los templos de Moloch-Kronion (zona del Castillo San Sebastián) y Astarté (Punta del Nao). Entre ambas islas, quedaba el Canal Bahía-Caleta, muy utilizado por fenicios y romanos, y que quedó cegado a partir de la Edad Media, formándose La Caleta, cuyo término ("La Calleta", "La Caleta") aparece ya en dibujos y mapas del siglo XVI. Las construcciones defensivas de La Caleta empiezan a desarrollarse a partir del ataque anglo-holandés de 1596. Entonces empiezan a construirse el Castillo de Santa Catalina (a finales del siglo XVI) y el Castillo de San Sebastián (siglo XVIII).

Comenzamos nuestra ruta atravesando la doble Puerta de La Caleta ( la segunda pertenecía al Baluarte del Orejón) por el Paseo Fernando Quiñones. Descendemos a la Playa de la Caleta en bajamar ( conviene un coeficiente de más de 70, cuanto más, mejor ) y nos recreamos con las espléndidas vistas al Balneario de La Palma, los castillos y arrecifes. Nos dirigimos entre las barcas del Amarradero hacia el Castillo de Santa Catalina y La Punta del Nao. Bordeamos el Castillo junto a la Punta de La Muerte (lado oeste) y más adelante giramos a la izquierda para adentrarnos en la Punta del Nao. Caminamos por el arrecife esquivando pozas y canales y extremando las precauciones para evitar resbalones. Nos acercamos a promontorios y rocas ocupadas por expertos pescadores y contemplamos dos casetillas y restos de un muro que, al parecer, se utilizaron en el antiguo sistema de corrales de pesca (hay noticias de ocho corrales en los siglos XVI y XVII).

Después de contemplar las espectaculares vistas de La Caleta y su entorno desde la Punta del Nao, regresamos a la zapata del Castillo y caminamos paralelamente a la muralla hasta el Bajo de San Agustín. Desde allí, nos adentramos entre grandes rocas ostioneras erosionadas hasta la Punta de los Diablos y la "Piera del Diablo", desde donde hay vistas privilegiadas al Parador ( antiguo Hotel Átlántico), Santa Bárbara, el Faro de las Tres Puercas, Rota, etc.

Regresamos bordeando el Castillo de Santa Catalina y lo visitamos interiormente. Recorremos su patio de armas, su pequeña capilla con bóveda de cañón y retablo barroco, sus garitas en las esquinas de la planta estrellada, salas de exposiciones, etc. Luego, continuamos por el Paseo de La Caleta, contemplando los ficus gigantes del Mora, la gran fachada del Edificio Valcárcel y las cúpulas orientalizantes del Balneario de La Palma. Y cerramos esta espléndida ruta en la Puerta de La Caleta.

Notas.1 - En la Punta del Nao y sus aguas se han encontrado numerosos restos arqueológicos de distintas épocas. En la Sala Fenicia del Museo de Bellas Artes de Cádiz, se encuentran numerosos quemaperfumes, entre ellos el Gran Thymiaterion (siglos VII-VI a. C.), estatuillas de terracota, objetos votivos, un capitel con volutas protoeólico, jarras, ánforas, etc. Estos objetos se relacionan con el Templo de Astarté-Venus. Las numerosas ánforas encontradas indican un importante comercio de Gadir-Gades con el Mediterráneo, tanto en época fenicia como romana.
2. Hay zonas de La Caleta que se utilizaron como cantera, para extraer piedra ostionera. Eso podría explicar las huellas de cortes en las rocas de algunas zonas, como en la "Piedra Cuadrá" y "La Palangana' ( junto al malecón o Paseo Quiñones).
3. Las piedras de La Caleta son tan importantes para los caleteros que tienen sus propios nombres (ver mapa adjunto).
4. Estas modestas y nostálgicas rutas pretenden ser un pequeño homenaje a La Caleta y los caleteros.

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