GR-92 ES12 - Etapa 12: La Azohía (Cartagena) - Cartagena

Etapa de montaña preciosa (eso sí) con algunas partes difíciles y MUCHAS subidas y bajadas por barrancos. Para mí, hasta El Portús, agotadora.

Salimos de La Azohía y subimos hasta la Torre de Santa Elena. Tomamos la multiseñalizada ruta GR-92 y al minuto nos encontramos con un muro inclinado de tres metros que hay que escalar metiendo el pie en sus salientes como aviso de lo que nos espera en esta etapa.

Hasta el waypoint "¡Carretera! ..." el sendero se hace cómodamente. A partir de ahí se complica hasta el waypoint "Carreterilla": se hace difícil seguirlo, hay que salvar barrancos rodeando rocas por salientes que dan justo para colocar el pie en ellos, hay bajadas pronunciadas... Hay que ir muy pendiente.

Desde el waypoint "Carreterilla" al "Barcos again" se va por carretera hasta la Batería de Castillitos, una construcción de artillería muy cuca sobre la que hay montados dos cañones británicos capaces de lanzar un proyectil de casi una tonelada a 35km. ¿Se llegarían a usar? La bajada desde allí es muy larga y cómoda, pues va por un camino anchito con muy poca pendiente.

El waypoint "Paso difícil" indica un lugar en el que durante unos 30 metros tendremos que escalar enormes rocas, movernos entre ellas o sobre ellas, de una a otra, bajarnos de ellas a arrastraculos, en fin, un paso poco agradable porque cuesta y el peligro parece mayor que yendo por un sendero plano al borde de un barranco... Aunque en realidad es similar: te despistas, te caes p'abajo y se acabó.

Hasta la Cala Aguilar se hace bien la ruta, y a partir de ahí se hace dura. A ratos durísima. Primero, una subida larga y escarpada que me recordó a la de la Cala de San Pedro de la etapa 7, seguida de una bajada igual de rápida. Luego hasta El Portús habrá que salvar una decena de barrancos, pero menos de la mitad por veredas cómodas y simples. En general habrá que escalar y bordear rocas y muros inclinados en lo alto de los barrancos, en dos ocasiones agarrándonos a cadenas de tan resbaladizos que son. Las subidas y bajadas escarpadas se suceden una detrás de otra, la energía se te acaba y aunque ves El Portús a lo lejos, te da la sensación de que siempre queda otro barranco más. Eventualmente se llega, claro, pero es agotador.

No hay nada de agua por el camino. 5 litros me llevé de La Azohía y el último tuve que racionarlo: me dio justísimo. Menos mal que el chiringuito de El Portús estaba abierto. Si no ya me hacía llamando a las casas y pidiendo "agua, por caridad".

Tan cansado estaba que me busqué una rutilla simple para ir de El Portús a Cartagena, y la encontré: un camino de tierra blanca para todoterrenos, pero qué tranquilito fui por él tras tanto barranquismo.