EU AL LM Lukiano La Encontrada Eskolunbe Alto de Arnate Ganalto Malapasada

EU AL LM Lukiano La Encontrada Eskolumbe Alto de Arnate Ganalto Malapasada

Ruta realizada con el grupo de Los Lunes al Monte de la Asociación de profesores jubilados 5 de Octubre

La ruta discurre por sierra de Badaia pasando por el caserío de La Encontrada que está situado en el extremo Suroeste del valle de Zuia, en tierras de jurisdicción de Aperregi, a la orilla del río Baia y con un hermoso puente, siendo en la antigüedad una de las casas torre de Zárate, con una antigua ferrería, de la que aún quedan sus paredes y con una gran presa y cauce, que tuvo gran importancia en su época.

La ruta es sencilla, sin ninguna complicación, en la que nos acercaremos al paraje de La Encontrada: en medio de un bosque de robles, junto al río, donde se levantan los restos de una torre medieval con leyenda de princesa incluida.

Podemos dividir la ruta en tres tramos. El primero desde Lukiano llega hasta el santuario de Eskolunbe. Este tramo sin apenas desnivel discurre por una zona de gran belleza con el atractivo que ofrece la antigua ferrería y el santuario. El segundo llega hasta la cima de Ganalto. La subida es constante con tramos de bastante pendiente hasta llegar al portillo. El tercero el descenso hasta Lukiano, muy sencillo y recorre un bosque de robles, precioso en esta época.

Nota: Para elaborar la primera parte del texto hemos utilizado la información del Diario Vasco:
https://www.diariovasco.com/20070828/mas-actualidad/gente/busca-encontrada-200708280936.html

Desde el pueblo de Lukiano, una pista baja hasta el río Bayas. Enseguida encontramos una estrecha pasarela moderna, a modo de puente elástico, colgada sobre las ruinas de una antigua presa. Entre las aguas aún se aprecia una hilera de piedras, vestigio de la base de la presa. En la orilla derecha, entre la vegetación, están el sangradero (un paso de dos bocas por las que se desviaban las aguas de la presa, reguladas por una compuerta, hasta la ferrería de La Encontrada) y el inicio del canal.

Una vez cruzado el puente, seguimos a mano izquierda por un sendero entre avellanos y robles que pronto sale a un claro. Al fondo asoma un caserío con paredes de piedra y ladrillo, estructura de madera y apenas algún indicio de su pasado señorial, como una aspillera en la fachada (una abertura vertical y estrecha, que permite disparar desde el interior). Son los restos de La torre de los Guereña. En el entorno, se conserva un puente de piedra del siglo XVIII y restos de los muros y presa de la antigua ferrería junto al río Bayas. Este lugar es el marco de la leyenda. A pocos pasos tenemos una señal mucho más contundente: el puente de piedra sobre el río Bayas, de arco apuntado, construido en el siglo XVIII por los señores de este paraje. Donde hoy vemos un caserío se levantó durante siglos la casa torre de La Encontrada.

Ya tenemos el escenario para la leyenda. Se trata de un relato situado en el siglo XV, tan escueto como borroso. La princesa Blanca de Navarra se escapó -nadie sabe por qué- y apareció en esta comarca alavesa. Los señores de Gereña la acogieron en su casa torre. Y al tiempo llegó Carlos, príncipe de Viana y hermano de Blanca, que andaba buscándola. Cuando la vio, asomada a una ventana de la torre, gritó: «¡Encontrada!». Y así se le quedó el nombre a la casa y al paraje.

Desde la Encontrada seguimos por la pista que discurre en paralelo al arroyo de Ekolumbe y que se dirige al pueblo de Katadiano. Antes de llegar al pueblo nos desvíanos tomando otra pista que nos lleva hasta el monasterio de Ekolumbe.
El monasterio de Ekolumbe se encuentra en un paradisiaco paraje a los pies de la sierra de Badaya ,en una larga explanada, por uno de cuyos costados corre un pequeño arroyo, se sitúa el santuario de Nuestra Sra. de Escolumbe (Aitzkolunbe), lugar venerado en todo el valle cuartangués.

El nombre de Eskolunbe es relativamente reciente, pues antes del s. XVIII se le denominaba habitualmente "Escorumbe" y, si retrocedemos más en la historia, el nombre que aparece en los documentos eş "Axcurumbe", topónimo proveniente del euskera que viene a significar "lugar bajo la peña lisa o bajo la peña cortada". Como toda ermita o santuario que se precie, Eskolunbe cuenta con un manantial de agua, que en el deshielo o con grandes lluvias ofrece una imponente estampa. El conjunto formado por el templo, las aguas que corren por el manantial y los centenarios árboles de la campa alrededor del Santuario es de una gran belleza.

Desde el monasterio nos dirigimos a las bonitas gradas que forma el arroyo, que en época de lluvias tiene que formar pequeñas cascadas. Tomamos después un sendero que discurría por el bosque, pero el sendero se encontraba cegado por la vegetación en muchos tramos. Es mejor acercase a la parte trasera del santuario desde donde surge una amplia pista.

Nuestro sendero por el bosque desemboca en la pista antes citada y la seguimos hasta conectar con el camino de Katadiano al Ganalto.
Desde este punto la pista es muy pendiente hasta llegar al portillo de Ekolumbe. Una vez en este portillo continuamos sin apenas desnivel hasta el portillo de Arnate, desde donde realizamos la ascensión a la cima de Ganalto, que ya realizamos en otra ocasión. La ascensión se puede realizar por la pista de piedras muy arreglada o, como en nuestro caso, en la medida de lo posible por los laterales herbosos.

En la Cima de Ganalto (898 m), que apenas destaca sobre el cordal, nos encontramos con la cruz de hierro, un bonito buzón y unas preciosas vistas del entorno.

Iniciamos un rápido descenso hasta el collado de Arnate y tomamos la pista que desde Aperregi va hasta Ganalto. Pronto nos desviamos para acercarnos a la Peña de Malapasada (759 m)que desciende hacia

y luego realizar el ascenso a la peña de Malapasada (759 m). La Malapasada es el expresivo nombre que recibe un antiguo camino carretero que asciende desde la localidad zuyana de Aperregi hacia el portillo de Arnate, pasando a escasos metros al este de la cima a la que ha prestado el nombre; algún tramo especialmente dificultoso para el tránsito de los carros tirados por bueyes, o por vacas más probablemente, en tiempos ya lejanos, justifica el topónimo.

Volvemos a la pista y continuamos el descenso hasta conectar con otra que por la izquierda se dirige a Lukiano atravesando un bonito bosque de robles.