Camino del Norte. Estapa 7. Soto de Luiña - Lorenzana
near Soto de Luiña, Asturias (España)
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Itinerary description
La de hoy sería la etapa reina, si no fuera que la de mañana es la etapa reina. Madre mía qué paliza.
La noche, regular. Habitación bonita, abuhardillada, pero muy pequeña. Además ha llovido y ha habido rayos, con lo que la buhardilla ha dado más por saco que otra cosa.
A las siete en la bici, sabiendo que la tirada de hoy era brutal, y seleccionando las paradas.
La primera, la playa del silencio. Me ha gustado. Hacía honor a su nombre.
Pueblos preciosos por esa parte de Asturias. Me ha gustado Novellana y, sobre todo, Luarca.
En ese pueblo, además, he socializado más que en ningún otro sitio, y todo con cicloviajeros.
Primero con un trío de Ávila, que venía también desde Irún, pero que iba a hacer el camino en 15 días.
Después con los chicos de Madrid de ayer. Muy majos, pero madridistas. Lástima que fueran solo hasta Ribadeo.
Y luego con dos amigos de Barcelona. Es aquí cuando me ha pasado una buena marcianada. Viene uno de los chicos y me dice: "oye, has pedido un guante"? Me giro a la bici, porque los llevaba sobre la bolsa porque estaban mojados, y veo que solo tengo uno. Qué fuerte, me dice que se lo habían encontrado 35 kilómetros atrás. Qué cosas pasan a veces. Ellos llegaban por costa a El Ferrol.
Bueno, y después de este entretenido almuerzo, sigo, porque me queda un mundo.
La etapa es un sube y baja. Qué raro...
Ahora paso Navia, que ni fu ni fa.
Rodar y rodar hasta llegar a Tapia, que me encanta. Una de las cunas del surf en España. Con playas preciosas y vistas espectaculares.
Decido seguir hasta Ribadeo y comer allí, aunque me paro en el pueblo (aún) asturiano de enfrente (Figueras). Como en un restaurante en el puerto. Bien, pero mucho calor.
Y allí hago una nueva liadilla. Me dejó la botella de agua, y me doy cuenta cuando ya he cruzado el puentaco. Me lo pienso, pero decido volver a por ella. Por cinco kilómetros más...
Allí también decido llegar a Lorenzana lo antes posible. Las fuerzas van muy justas y hace mucho calor.
A mitad camino paro a comerme un helado. Voy tan justito que paso salir a ver la Playa de las Catedrales.
Para llegar aún me quedan un par de subidas muy frescas.
Al fin llego. Me da tiempo a dar una vuelta por el pueblo (visita al campo de fútbol incluida) y a cenar un caldo gallego y un pollo con salsa que me devuelven a la infancia.
Ahora, a descansar. Mañana sí, la etapa reina.
La noche, regular. Habitación bonita, abuhardillada, pero muy pequeña. Además ha llovido y ha habido rayos, con lo que la buhardilla ha dado más por saco que otra cosa.
A las siete en la bici, sabiendo que la tirada de hoy era brutal, y seleccionando las paradas.
La primera, la playa del silencio. Me ha gustado. Hacía honor a su nombre.
Pueblos preciosos por esa parte de Asturias. Me ha gustado Novellana y, sobre todo, Luarca.
En ese pueblo, además, he socializado más que en ningún otro sitio, y todo con cicloviajeros.
Primero con un trío de Ávila, que venía también desde Irún, pero que iba a hacer el camino en 15 días.
Después con los chicos de Madrid de ayer. Muy majos, pero madridistas. Lástima que fueran solo hasta Ribadeo.
Y luego con dos amigos de Barcelona. Es aquí cuando me ha pasado una buena marcianada. Viene uno de los chicos y me dice: "oye, has pedido un guante"? Me giro a la bici, porque los llevaba sobre la bolsa porque estaban mojados, y veo que solo tengo uno. Qué fuerte, me dice que se lo habían encontrado 35 kilómetros atrás. Qué cosas pasan a veces. Ellos llegaban por costa a El Ferrol.
Bueno, y después de este entretenido almuerzo, sigo, porque me queda un mundo.
La etapa es un sube y baja. Qué raro...
Ahora paso Navia, que ni fu ni fa.
Rodar y rodar hasta llegar a Tapia, que me encanta. Una de las cunas del surf en España. Con playas preciosas y vistas espectaculares.
Decido seguir hasta Ribadeo y comer allí, aunque me paro en el pueblo (aún) asturiano de enfrente (Figueras). Como en un restaurante en el puerto. Bien, pero mucho calor.
Y allí hago una nueva liadilla. Me dejó la botella de agua, y me doy cuenta cuando ya he cruzado el puentaco. Me lo pienso, pero decido volver a por ella. Por cinco kilómetros más...
Allí también decido llegar a Lorenzana lo antes posible. Las fuerzas van muy justas y hace mucho calor.
A mitad camino paro a comerme un helado. Voy tan justito que paso salir a ver la Playa de las Catedrales.
Para llegar aún me quedan un par de subidas muy frescas.
Al fin llego. Me da tiempo a dar una vuelta por el pueblo (visita al campo de fútbol incluida) y a cenar un caldo gallego y un pollo con salsa que me devuelven a la infancia.
Ahora, a descansar. Mañana sí, la etapa reina.
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100 ft
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