Urkiola. 30-03-17

El Santuario de Urkiola, se levanta en la sierra de su mismo nombre, en un extremo de la Anteiglesia de Abadiño, en el Señorío de Bizkaia. Se sitúa en el centro geográfico del País Vasco. Su entorno natural es de una extraordinaria belleza. Nuestra salida la iniciamos desde el aparcamiento situado por encima de la nevera, y nos dirigimos hacia una zona recreativa preparada para los más peques. Bajamos a un camino empedrado que nos conduce hasta la ermita de Santa Polonia, edificada en el siglo XVII, alberga en su interior un caudaloso manantial, a cuyas aguas la tradición popular otorga propiedades curativas y preventivas del dolor de muelas, se dice que si coges agua en la boca, das tres vueltas a la ermita y al final la tiras en su interior, a través de la ventana abierta a ras de suelo, y claro está, rezas un padrenuestro, te puedes olvidar del dolor bucal.
Del mismo borde de la ermita sale una calzada medieval, restaurada, que nos adentra en un estupendo hayedo trasmocho, aquí veremos las hayas trasmochadas desde hace cientos de años y otras cuyo trasmoche se ha realizado para dar a conocer y explicar la labores de mantenimiento y explotación de los recursos naturales, desde la elaboración de muebles o vigas hasta el conocido carbón. Cogemos una pista paralela a la carreta y la abandonamos al poco, enseguida llegamos a una interpretación de como realizaban las carboneras. A escasos metros una fuente, que por cierto lleva el agua muy fresca, además un cartel advierte de la potabilidad del agua. Seguimos y llegamos a la parte más baja del recorrido, marcas amarillas nos indican por donde subir y llegar a un paso adecentado, situado a 100 metros de la Santa Polonia, que ya lo vimos con anterioridad. Continuamos por la calzada que discurre por el antiguo Camino Real, del que se tiene constancia documental desde el siglo XIV y entramos a ver el santuario, este está dedicado a los santos San Antonio Abad y San Antonio de Padua.
El edificio es de principios del XX construido sobre la base de una antigua ermita y de una iglesia del XVII, el conjunto con la casa del abad y la hospedería sirve aún hoy de lugar de retiro y reflexión a muchos de los misioneros que regresan aquí en su jubilación o simplemente de retiro momentáneo. Pasamos por el punto de salida, para visitar la nevera, está, bien presentada. Los carteles nos trasladan a la conservación de la nieve, la cual servía para conservar durante más largo tiempo los alimentos. Seguimos el camino y divisamos otra ermita, esta llamada del Santo Cristo, cuenta la historia que está relacionada con la advocación de la Vera Cruz y “guarda” de un trocito del “lignum crucis” que desapareció con la reconstrucción que se hizo en el siglo XVII, al derruirse la ermita según dicen por unas fuertes nevadas. Llegamos al último punto de interés de este recorrido, en el cual la belleza paisajística nos emboba. Se trata del mirador de las tres cruces, desde donde se aprecian los montes del duranguesado, el mugarra, la altivez del Alluitz, el cordal de la Dama, el paso del Diablo en el camino del cresterío hacia el Amboto y muchos más. Un panel nos indica sus situaciones. Hoy el día era estupendo con lo que hemos podido pasar un buen rato contemplando estos parajes. La vuelta la realizamos por el camino de la derecha, para dar al poco concluido este recorrido. Muy recomendable.