Travesía Ermua-Santa Pola. Etapa 65: Vinaròs-Benicarló-Peñíscola

Ahora si, continuo con la super travesía Ermua-Santa Pola, concretamente desde el bonito municipio costero de Vinaròs, en la provincia de Castellón.
Recorro parcialmente el pueblo, y me dirijo hacia el Sur por un paseo apto para peatones y ciclistas.

Durante la mayoría del recorrido, camino a la par del mar Mediterráneo. De primeras paso por un par de urbanizaciones, hasta llegar a conectar con una serie de playas, que mayormente transitaré por la misma orilla. En algunos momentos, el avance resulta un poco lento y pesado, por la alta presencia de piedras.

Hoy esto no me importa lo mas mínimo, ya que dispongo de tiempo de sobra para completar la travesía. Es más, en una playa me detuve largo rato, disfrutando y relajándome por el suave oleaje, y por el sonido que dejaba el tránsito y retorno de la cristalina agua, entre las numerosas y diminutas piedras.

Continuo así hasta llegar a la localidad de Benicarló. Interesante iniciativa el que han hecho aquí: pintar numerosos murales en las fachadas de casas, estando ubicadas a lo largo y ancho del pueblo. Esto es una buena excusa para recorrerlo casi en su totalidad.

Una vez paso por todos ellos, y llego al puerto, continuo al ras del mar, yendo primero por un paseo marítimo, y después, vuelvo a caminar por la orilla de otra playa. Al fondo, observo mi destino, el omnipresente municipio de Peñíscola.
Desde Benicarló en adelante, lo que resta de recorrido es prácticamente una larga línea recta hasta Peñíscola.

Ya tengo esta preciosa localidad al alcance de la mano. Impresiona mucho desde fuera, una población rodeada de extensas y elevadas murallas, y en lo alto, una iglesia y un castillo.
Camino por el paseo peatonal del municipio, hasta llegar a pie de muralla. Aquí asciendo, yendo de un lado a otro, hasta la zona más alta. Por desgracia, llegué un poco tarde, y no pude acceder al interior del castillo, otra vez será.

La parte positiva es que al ser ya de noche, las calles se iluminaron, los adornos navideños se encendieron, y las estrechas calles del casco antiguo de Peñíscola tiñeron de un mágico color dorado. Lo que también se llenó fue de gente en las calles, a veces resultó agobiante, en algunos sitios era muy difícil moverse. No obstante, el ambiente era espectacular, muy alegre y festivo, y eso es agradable.

Finalmente, salgo del casco viejo, y camino hacia la playa Sur de Peñíscola, lugar donde concluyo esta sencilla y bonita ruta.