San Vito de Cadore.

San Vito de Cadore es un municipio de la provincia de Belluno, ubicado a poca distancia de Cortina de Ampezzo, en cuyo entorno se encuentran algunos de los macizos montañosos más impresionantes de los Alpes Dolomitas, como son el Antelao, el Sorapis, el Pelmo o la Croda da Lago. El núcleo urbano, poco poblado en cuanto a residentes fijos, aumenta notablemente su tamaño durante las épocas vacacionales, con los amantes del montañismo durante el verano y los practicantes de deportes de la nieve en el invierno, y está ubicado en el precioso valle del río Boite, un agreste arroyo que se convierte en caudaloso río en cuanto se registran lluvias notables.
La parte inicial de la ruta, paralela a la carretera, sigue el trayecto de un carril bici y peatonal, ahora denominado Ciclabile delle Dolomiti, en el que se ha transformado el sitio por donde pasaba la Ferrovia delle Dolomiti, el tren construido para los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraron en Cortina de Ampezzo, y que cubría el trayecto entre Dobbiaco y Calalzo, Los frecuentes desprendimientos de nieve, que cortaban la circulación, y la escasa rentabilidad del proyecto hicieron que tuviera que cerrar tras más de 40 años de funcionamiento. En la estación de San Vito de Cadore se ha construido un pequeño Museo en recuerdo de ese tren y de las tradiciones locales; la persona que atiende a los visitantes, y comparte sus conocimientos sobre el lugar, es un anciano que trabajó en ese tren y cuyo cariño por su historia se hace muy patente al visitante. El museo no es gran cosa, pero el presentador es emotivo y sincero y esas visitas siempre son agradables. A la salida seguiremos por la via E del Favero, hacia la Via Matteo Orsi, para ir ganando altura, entre extensos prados y abundante arbolado, por la ladera del Antelao. Llegamos así al restaurante Baita Ciastel, donde cenaremos esa tarde. Llegamos todavía de día, pero se hace de noche durante la cena, y no grabamos el camino de vuelta hacia el hotel, aunque es el mismo que el de ida, evitando el paseo por el Museo y sus alrededores, por lo que el total de la ruta es de unos 8 km.
El camino está asfaltado en su mayoría pero al salir a los prados. para disfrutar de las espléndidas vistas,se agradece mucho llevar calzado de montaña. A la vuelta un plumas se agradece.