Paseo a la cascada del molín de Sardea (desde el palacio de Rubianes)

Esta cascadina la encontramos en la parte posterior de un antiguo molino harinero que aprovechaba la corriente del río y de la cascada para moler el grano. Geográficamente nos encontramos en la falda sur del hermoso macizo calizo del Sueve, en un entorno de valles poco pronunciados, colinas y grandes praderías y manchas de bosque autóctono.

Para llegar a esta cascada y su molino nos tendremos que ir hasta el Palacio de Rubianes, hoy reconvertido en hotel y restaurante, que bordearemos hasta llegar a nuestro destino. El Palacio fue construido en el siglo XVI y con el transcurrir de los siglos los distintos propietarios lo fueron modificando con distintas ampliaciones y anexos. En su entorno encontramos varios elementos etnográficos de interés, como puede ser la capilla, una gran panera o los molinos, uno muy cerca de la propia construcción principal del palacio como el que se encuentra junto a la cascada y le da nombre.

La cascada no es muy grande, en nuestro viaje visitaremos otras mucho más espectaculares, pero tanto su ubicación como el paisaje tan agreste que la rodea le da un aura y un encanto especial. La cascada principal no tiene una gran altura, apenas unos tres o cuatro metros, precipitándose entre los árboles a una piscina en altura repleta de piedras. Desde aquí el agua rebosa en otro par de pequeñas cascaditas para seguir su curso en dirección al río Piloña, del que es afluente el arroyo de Sardea. El conjunto de saltos de agua junto con la abundante vegetación y los restos de troncos arrastrados por el río (que nos indican un caudal mucho mayor en épocas lluviosas) nos transportan a lugares salvajes donde la naturaleza lo domina todo y hace que por un momento nos olvidemos que estamos a escasos minutos de la 'civilización'.