Activity

P. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza

Download

Trail photos

Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza

Author

Trail stats

Distance
2.14 mi
Elevation gain
236 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
236 ft
Max elevation
2,500 ft
TrailRank 
53
Min elevation
2,273 ft
Trail type
Loop
Moving time
58 minutes
Time
one hour 20 minutes
Coordinates
633
Uploaded
October 13, 2019
Recorded
October 2019
Be the first to clap
Share

near Olías, Andalucía (España)

Viewed 1119 times, downloaded 40 times

Trail photos

Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza Photo ofP. N. Montes de Málaga: Sendero Cuesta de la Matanza, de la Venta El Detalle al Cerro Matanza

Itinerary description

Cuesta de la Matanza le pusieron por nombre aquel día (21 de marzo de 1483), en el que las tropas de Don Rodrigo Ponce de León perdieron 1.550 hombres, 800 caballos, 3 hermanos y sus banderas.
Hoy en día nos encontramos unos cuidados miradores desde los que hay una de las mejores vistas de la Ciudad de Málaga y sus alrededores (lástima que hoy hubiese bastante calima) y que son muy frecuentados por los aficionados a la observación de las estrellas y también de fenómenos paranormales.

Copio de la página "Historia de Málaga" una descripción de la batalla de la Axarquía o batalla del Jaboneros: "La cuesta de la Matanza" que nos relata Guillen Robles:
Al parecer, Pedro Enríquez que era el Adelantado de Andalucía, Juan de Silva, Conde de Cifuentes, y el Alcaide de Antequera, Alonso de Aguilar, decidieron dirigir una cabalgada al interior del territorio malagueño.
Se invitó también al Maestre de Santiago, Alonso de Cárdenas, a Juan de Robles, Alcaide y Corregidor de Jerez, al Marqués de Cádiz, y a otros muchos caballeros, juntándose todos con sus huestes en Antequera (que entonces, 1483, era cristiana).
En total unos tres mil caballeros y unos mil infantes, lo que es una fuerza considerable para la época.
El Marqués de Cádiz propuso que se dirigieran hacia la zona de Almogía, por donde el paso de las huestes sería fácil y la caballería podría evolucionar desahogadamente, y además la riqueza agraria y pecuaria de la zona ofrecía un rico botín.
Pero el Maestre de Santiago propuso la zona de la Axarquía que creía de fácil tránsito y en la que había riquísimas manufacturas de sedería.
El Marqués de Cádiz adujo que la tierra de la Axarquía era áspera y montuosa y que la caballería no podría luchar en aquellos escarpados lugares, faltando además la infantería que defendiera a los jinetes. Pero la codicia de los caballeros que pensaban encontrar grandes tesoros en aquellos ignotos parajes pudo más.
En la mañana del jueves 20 de marzo de 1483, los expedicionarios partieron de Antequera y nada más entrar en la Axarquía encontraron cerros y colinas escarpados, grandes pendientes, sendas que se abrían sobre profundas hondonadas, tajos, barrancos y cañadas llenas de zarzales y otros arbustos espinosos. bosques de encinas y de monte bajo muy espeso que dificultaba la marcha cansando a los infantes y desesperando a los jinetes.
Al fin la vanguardia llegó a una aldea, Moclinejo, cuyos habitantes desaparecieron entre breñas y jarales, llamando a gritos a sus vecinos y haciendo cundir la alarma. La aldea ardió por los cuatro costados, despechados los cristianos por no haber encontrado botín apreciable.
Pronto los moradores de la zona, al ser incendiadas sus casas, perseguidas sus familias y amenazadas de ruina sus posesiones, por tener al enemigo en casa, se dirigieron a los cerros haciendo fuegos de aviso.
En poco tiempo, por las trochas, entre los jarales del monte, saltando de peña en peña y penetrando por las cañadas, tomaron los pasos por donde tenían que desembocar los cristianos. Caía la tarde y la hueste cristiana caminaba trabajosamente luchando con los obstáculos y escabrosidades del terreno, cuando un confuso griterío enardeció los ecos de cerros y colinas.
Empezaron a caer grandes peñascos, troncos de árboles y una nube de saetas dirigidas contra los expedicionarios. Se produjo una gran confusión, caballos heridos por los dardos y espantados por el rodar de las peñas y el griterío de los moros, descabalgaban a los jinetes. La noche vino a aumentar la angustiosa congoja de soldados y caballeros.
El Marqués de Cádiz con cincuenta caballeros quedó aislado y se puso en fuga atravesando veredas escarpadas, bajando y subiendo cerros. Cansados, tristes, angustiados por la suerte de sus infelices compañeros de armas consiguieron llegar hasta Antequera.
En la tarde de ese mismo día los centinelas y vigías de Málaga dieron en la ciudad la voz de alarma pues unos cuantos jóvenes cristianos habían dejado atrás su hueste y desde la Axarquía, con temerario valor, se presentaron en la capital dando una vuelta alrededor de sus muros.
El anciano sultán de Málaga, Muley Hacen, se reunió con sus cortesanos para organizar la ayuda. Salieron parte de las guarniciones de la Alcazaba y Gibralfaro mandadas por Reduan Venegas hacia la zona de la cuesta de La Reina y las restantes fuerzas, al mando de El Zagal, fueron por la orilla del Jaboneros
Angustiosa fue la noche para los cristianos. Los que se habían desbandado para saquear e incendiar consiguieron unirse de nuevo a la hueste. Los capitanes comprendieron que no había medio humano de continuar la empresa y decidieron abandonarla, volviendo a través de las fragosidades por las que habían venido.
Así, el viernes día de San Benito, al quebrar los primeros albores, las mesnadas se pusieron en marcha por las lomas del Arroyo Jaboneros. Entonces vieron llegar tropas moras bien armadas y organizadas.
Una nube de flechas y venablos aclaraba las filas cristianas y los peñascos arrastraban a los precipicios a caballos y jinetes. El espanto quebrantó las reglas del honor y la disciplina, jefes y soldados se desbandaron, unos huyendo, otros ocultándose entre el matorral o en las hendiduras de las rocas, precipitándose varios por los barrancos, todos en confusión, ciegos y desesperados.
El Maestre de Santiago, rodeado de algunos caballeros, tomó una cuesta arriba desesperadamente. En ella murieron Diego Becerro, Alférez de la Orden de Santiago, Juan de Osorio, Juan de Bazán y otros muchos caballeros. Al fin, galopando entre muertos y heridos el Maestre pudo ponerse a salvo.
Algunos otros caballeros que se salvaron tomaron la vía de Alora. Los que se dirigieron hacia el mar cayeron junto a Cútar en manos del Zagal.
En las lomas la carnicería fue espantosa, los moros bajaban desde las alturas asaeteando a los fugitivos, alanceando a los rezagados, tomando como cautivos a los que creían principales y buscando a los que se habían escondido. Don Diego, Don Lope y Don Beltrán Ponce de León, hermanos del Marqués de Cádiz murieron. Gómez Méndez de Sotomayor, Alcaide de Utrera, Alfonso de las Casas y otros muchos caballeros de la baja Andalucía quedaron muertos en las lomas de Málaga, una de las cuales se llamó desde entonces “de la matanza”.
Actualmente llamamos Cerro de la Matanza, al pico que tenemos al Norte del San Antón, en la margen derecha del Jaboneros, con un perfil claramente cónico.
El Conde de Cifuentes fue capturado por Reduan Venegas y llevado como prisionero a Málaga. De los mesnaderos y de la gente que había seguido a los cristianos más con ánimo de robar que de combatir, la mayoría fueron degollados.
La batalla de la Axarquía, o de las Lomas de Málaga, o del Jaboneros, costó a los cristianos ochocientos muertos, mil quinientos prisioneros, entre ellos cuatrocientas personas de cuenta y la pérdida de la caballería, armas y pertrechos de guerra.
Málaga se vistió de fiesta. Niños, ancianos, nobles, plebeyos, moros y judíos, corrieron a las murallas. Por todas partes se veían rostros alegres que se congratulaban de la buena nueva y por todas partes se oía aclamar a los vencedores. El estandarte de la Orden de Santiago y el del Marqués de Cádiz, pasaban por las calles.
El terrible Conde de Cifuentes y sus caballeros, severos, altivos, sombríos, manchadas de sangre las vestiduras, subían a la Alcazaba cautivos, sin haber podido saquear la Axarquía.

Waypoints

PictographCar park Altitude 2,325 ft
Photo ofVenta El Detalle Photo ofVenta El Detalle

Venta El Detalle

PictographIntersection Altitude 2,321 ft
Photo ofDesvío derecha Photo ofDesvío derecha

Desvío derecha

PictographWaypoint Altitude 2,299 ft
Photo ofBordear casa por la derecha Photo ofBordear casa por la derecha

Bordear casa por la derecha

PictographPanorama Altitude 2,391 ft
Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica

Panorámica

PictographPanorama Altitude 2,441 ft
Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica

Panorámica

PictographPanorama Altitude 2,495 ft
Photo ofMirador de la Unidad Photo ofMirador de la Unidad Photo ofMirador de la Unidad

Mirador de la Unidad

PictographPanorama Altitude 2,498 ft
Photo ofMirador de los Inicios y los Astros Photo ofMirador de los Inicios y los Astros Photo ofMirador de los Inicios y los Astros

Mirador de los Inicios y los Astros

PictographPhoto Altitude 2,497 ft
Photo ofVértice Geodésico del Cerro Matanza 773,5 mts. Photo ofVértice Geodésico del Cerro Matanza 773,5 mts. Photo ofVértice Geodésico del Cerro Matanza 773,5 mts.

Vértice Geodésico del Cerro Matanza 773,5 mts.

PictographPanorama Altitude 2,465 ft
Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica Photo ofPanorámica

Panorámica

Comments

    You can or this trail