O Pedrouzo a Lavacolla

* Duodécima etapa del Camino: de O Pedrouzo a Lavacolla, de unos 11 kmts.

Aunque parezca mentira, dormir sólo con chicas ha significado una noche extrañamente tranquila, sin ronquidos.
Amanece el día lluvioso y con aire. Nos enfundamos nuestros chubasqueros y buscamos una cafetería para desayunar. Tras un enorme café y unas deliciosas tostadas de este irresistible pan gallego, dejamos O Pedrouzo dirección a San Antón. De nuevo nos sumergimos en un bosque de eucaliptos. Parece que  la humedad del día intensifica los distintos verdes del paisaje y multiplica exponencialmente el olor a eucalipto.
La sensación térmica es de absoluto bochorno.
Llegamos hasta Amenal, donde sellamos nuestra credencial y continuamos hacia Cimadevila.  Dirección San Paio (Pelayo en castellano), nos desvían del camino por una gran obra. En este tramo escuchamos el despegar de los aviones del aeropuerto. Ya en el pueblo, sellamos de nuevo la credencial, tomamos una foto de su iglesia y continuamos hasta Lavacolla; nuestro destino de hoy.
El albergue " Lavacolla" no abre hasta las 13.30 por lo que nos acercamos hasta un hotel cercano, tomamos algo fresquito y esperamos a que abran el albergue.
Una vez abierto, nos registramos y nos asignan nuestras literas. Por la cantidad de literas y la disposición de las mismas, parece que estuvieramos en un cuartel militar. El resto del albergue está muy chulo y con todos los servicios necesarios.
Dejados los trastos, salimos a comprar a la única tienda que hay en el pueblo y volvemos a preparar nuestro menú de hoy: macarrones con bacon, tomate y huevos cocidos. De postre unos dulces. Unai y yo preparamos un delicioso té con leche al más puro estilo británico.
Nos duchamos, lavamos algunas cosillas de ropa y salimos a pasear por el pueblo. Tomamos fotos de la iglesia de San Paio y volvemos ya que está el típico chirimiri.
Pasamos la tarde en el albergue.
Una cena rápida y a la cama. Mañana llegamos a Santiago. El día se nos hace raro. Es una mezcla de alegría por llegar al destino final y la más absoluta tristeza por poner fin a algo más que unas vacaciones; a esta experiencia totalmente recomendable, a la impagable hospitalidad de los lugareños, a tantos peregrinos que hemos encontrado en el camino, a tantas cosas que hemos aprendido..