La Alberca-Por sus adoquinadas calles paseando

Finalizada la aventura en el Valle de Batuecas, donde recorrimos la Senda del Chorro, llegamos a La Alberca aún con la lluvia a cuestas y aquejados de una gran hambruna. Aparcados junto a la Plaza de San Antonio, competimos con un enorme autocar del Imserso, por encontrar el mejor sitio, para saciar el apetito. Mirando la carta y sus especialidades, nos seduce el Asador La Parrilla. Además del menú, con y sin suplementos, caemos en la tentación de pedir para compartir, de ibéricos surtido y también de quesos. Normalmente mas sosegados, devoramos hoy sin pausa, todo lo que el simpático camarero nos ofrece. Fichado, nos dice, expresamente por el jefe y venido desde Canarias, muy satisfecho está, pues también alojamiento le ofrece. Acabado el festín, y por no tener cafetera, nos encamina al Bar La Nogal, donde yendo de su parte, nos acogen con sonrisa, cafés y espirituosas bebidas para la digestión. No se decide el tiempo, y a ratos llueve y otros non. Salimos a la calle para cumplir el trámite de la cultural visita, avanzando solo unos pocos metros, pues las tiendas, unas de embutidos y otras de sombreros, retienen a nuestro adorado artista, que como pollo sin cabeza, pasa de una a otra tienda. Le dejamos en su paraiso particular y nos ponemos a circular. Toda precaución es poca, pues los mojados adoquines resbalan, y cae agua a chorro, mas que en la cascada, de tejados y balcones. Sea como fuere, admirando calles y edificios, recalamos en la Casa Museo Satur, donde recrean una auténtica casa albercana, complementándola con el Museo del Traje unas calles mas allá. En la Plaza de la Iglésia, curioseamos entre la Hornacina de las Ánimas y el Marrano de San Antón, aprovechamos la visita del grupo de mayores a la Iglésia de la Asunción, para mimetizándonos de turistas despistados, escuchar de su guía la explicación. Además de culturizarnos, durante un rato nos resguardamos del remojón. Toca ir hasta la Plaza Mayor, donde Ayuntamiento, Fuente y Crucero, forman un conjunto digno de admiración. Seguimos sin rumbo definido, pasando por la citada exposición de trajes regionales, admirando edificios, adoquinadas calles y varias fuentes. Entramos libremente al recinto de la Ermita de San Blas, luego rodeamos la Ermita del Humilladero, para finalizando con la Fuente Canal, conseguir la cuadratura del círculo en, de la ruta, su parte final. Inquietos como somos, una vez reagrupados, unos con mas cultura, con mas embutidos y sombreros otro, salimos hacia Mogarraz, porque la tarde es joven y dará para mas.

Vamos a adivinar ¿De quién es ese retrato? en Mogarraz