IBP 51, RÍO CHILLAR (NERJA, MÁLAGA)

Aprovechando el calorcito salimos en familia a hacer esta ruta sencilla y apta para casi todos los públicos (mi hijo menor tiene 5 años).

VAYA POR DELANTE ESTE AVISO; es FUNDAMENTAL llevar un calzado adecuado. El recorrido está lleno de restos de suelas, plantillas y pedazos de calzado. Y si no, preguntadle a mi mujer que pagó el pato pese a que insistimos mucho en este punto.

Lo bueno de este recorrido es que, prácticamente desde el kilómetro cero ya estamos con los pies en remojo, lo cual siempre se agradece en agosto. Lógicamente, eso es lo que piensa mucha gente, por lo que la travesía se hace rodeado de mucho senderista.

A medida que avanzamos el caudal aumenta al convertirse el valle en un angosto barranco... tanto que hay puntos en que pueden tocarse ambas paredes estirando los brazos. A esta zona le llaman Cahorros, como los del río Monachil en Granada.

Dejamos el coche en la zona de aparcamiento público (y gratuito) habilitada en la calle Mirto. Hay otra a pie de río pero sólo tiene 62 plazas y no queremos arriesgarnos a tener que darnos la vuelta. OJO; al regresar, unos policías locales andaban cascando multas a los que habían aparcado en los lados de la pista antes de la barrera (ver waypoint).

Una vez aparcado el troncomóvil, empezamos a bajar al río por un tramo asfaltado que pasa por debajo de la autovía. Al poco cruzamos la barrera y ya empezamos a remojar los pinreles.

El agua está calentorrilla el primer par de kilómetros y el ancho valle lleno de cantos rodados es más bien feucho. Si nos fijamos, a nuestra derecha (el este) y muy arriba al principio, discurre una acequia que toma sus aguas (ver waypoint).

Una vez llegado esa toma, aparte de un chorro de agua bastante fría que sale como un cañón sobre el camino, el curso del río se estrecha considerablemente.

Un poco más arriba cruzamos los Cahorros y llegamos a la primera poza (pequeña). Un poco más adelante alcanzamos el punto final de nuestro recorrido, la segunda poza (mucho más grande). Aquí nos echamos los bocatas entre pecho y espalda e iniciamos el regreso.

La cobertura del GPS hace lo que puede, pero hay muchos saltos en el track. Hay que tener en cuenta que la piedra caliza amortigua las señales y que hay puntos en los que no se ve el cielo.

Resumiendo, ruta familiar MUY DIVERTIDA, asequible y refrescante... en verano. En otras estaciones el caudal seguramente cambiará radicalmente el carácter de la ruta.

¡Nos vemos en el campo!