EL ESCORIAL FC-JARDINES CASITA DEL PRÍNCIPE-CAMPO LA HERRERÍA-FUENTE DEL SEMINARIO-REAL MONASTERIO

Marcha realizada el sábado 11 de enero de 2014
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Hoy nuestra pretensión es de lo más humilde, y por ello no pasa de un cortito paseíto conmemorativo con pretensiones de celebración y conmemoración natalicia. Hemos quedado en la estación FC. del Escorial con los nietos, los hijos y los abuelos que forman el grupo de amigos con los que tantas caminatas hemos compartido desde hace treinta años. Alguno de ellos cumple los ochenta años (que se dice pronto), y como ha preguntado uno de los nietos: “¿abuelo, tú ya eres octogeranio?”.

Pues eso, el convertirse en octogenario y seguir saliendo a la montaña, se merece como poco, una comida en la fonda Genera de San Lorenzo del Escorial, y así el juego de palabras: geranio, genario y genara queda de lo más completito, casi como si de un trabalenguas se tratara. Diez minutos antes de las once, ya estamos preparados para iniciar un paseo que no llegará a los ocho kilómetros, pero que resulta de lo más agradable si se hace con niños y abuelos, algunos como José con sus ochenta y ocho años. Salimos de la estación de tren y subiendo por la calle Santa Rosa cruzamos la avenida de los Reyes Católicos, que baja desde San Lorenzo en dirección a la carretera que sube al puerto de la Cruz Verde. Nosotros cruzamos dicha avenida y nos internamos en los jardines de la Casita del Príncipe. Al poco de entrar y habiendo recorrido unos trescientos metros por el paseo de los Tilos, a nuestra derecha la cruz del Nefando. La antigua cruz de piedra, según cuenta la historia, marca el lugar donde la leyenda dice que fue quemado vivo, en 1577, un joven mozo hijo del panadero de la reina, tras confesarse autor de dos delitos de pederastia. Otros añaden a dichos delitos, la inclinación y amor “carnal” que dicho mozo sentía por la burra, de la que era propietario, y con la que le pillaron en posiciones más que incómodas, al menos en lo tocante a la moral. Sin embargo, la versión más oficialista de algunos historiadores de la zona, echan por tierra esas leyendas, al asegurar que, en realidad, la cruz fue construida en 1606 para que, simplemente, sirviera de humilladero y aviso a cualquier maleante que entrara en la villa con ánimo de incumplir las leyes de la época. Tras las fotos de rigor, continuamos por el mismo paseo y con animada charla, para a los setecientos metros salir por la puerta noroeste de dichos jardines, y así enfilar a la izquierda, con rumbo sur, por la misma pista asfaltada que se dirige hacia la silla de Felipe II. Dicha pista, la vamos a seguir, siempre con el mismo rumbo sur, durante poco menos de un par de kilómetros, para acabar dejándola ciento cincuenta metros antes de salir a la carretera que sube al puerto de la Cruz Verde. Aquí nos damos la vuelta, pues hemos quedado en la Genara a las 14,30 h., y algunos tienen más hambre que el perro un ciego. Para volver, subimos bordeando el campo de Golf de la Herrería y pasamos muy cerca de la fuente de los Capones, hasta llegar a la misma fuente del Seminario, donde haremos una corta parada. El día está precioso, y la temperatura sigue siendo demasiado suave para encontrarnos en pleno invierno. Desde que iniciamos el regreso hasta dicha fuente, un kilómetro y otro medio kilómetro más hasta la puerta de salida al pueblo de San Lorenzo del Escorial, muy cerca ya del monasterio, que bordearemos por su fachada oeste, donde se encuentra la entrada principal al mismo, y así dirigirnos a la calle del Rey, en la que saciaremos nuestro apetito, como se merece la ocasión. Son las dos y veinte de la tarde y la comida y tertulia nos llevará más de tres horas, hasta la vuelta a los coches, que haremos buscando la misma salida que por la mañana nos trajo por el paseo de los Tilos. Al cruzar dichos jardines, se nos avisa de que están a punto de cerrarlos. No lo sabíamos y cuando llegamos a la puerta sureste, ya nos espera el encargado de cerrarlos hasta el día siguiente.