El Cañón del Mascarat

Preciosa excursión idónea para realizar con niños. El primer tramo discurre por un sendero que ha sido restaurado y acondicionado por el interior del Barranc Salat que tiene su inicio en la misma playa. Tanto la vegetación como la geología nos trae a la mente las calas de Ibiza. Un paisaje que ha sido víctima de su propia belleza por la construcción desmesurada de complejos turísticos a veces colgados literalmente al vacío sobre los acantilados. Aún así la excursión nos permitirá hacernos una idea de como sería la vegetación original primigenia antes del caos.

Una vez rebasada la carretera al final del sendero, nos adentramos en el espectacular cañon del Mascarat, un lugar repleto de leyendas y único paso posible durante la antiguedad que unía las dos comarcas: Marina Alta y Marina Baja. Para continuar desde el final del barranco hacia el interior ya se precisan técnicas de escalada.

Volvemos por el mismo barranco hasta la carretera y seguiremos en dirección al Mirador de Toix para volver a la playa siguiendo la Ronda del Atardecer, entre los apartamentos y el mar. Bajamos a la playa por unas escaleras que nos llevan directamente al Chiringuito Mascarat, un lugar precioso que me gustaría recomendar para comer pero que he decir que la comida no está a la altura del precio. El arroz o la fideuá no tienen sabor a nada, los entrantes son caros y el servicio deja bastante que desear. Es el típico lugar que tienen clientes por castigo. La ubicación, sobre la misma cala del Mascarat, frente a la punta del mismo nombre y con agua de color turquesa, convierte este lugar en el paraíso.
Siempre podemos tomar una cerveza o pedir unos bocatas, eso no les puede salir mal.
Si realizamos la excursión en verano, no olvidemos llevar escarpines para el baño. La playa es de cantos rodados.