Dinan. Murallas y Casco Viejo.

Sobre un promontorio rocoso, al lado de La Rance, encerrada entre poderosas murallas,se encuentra una de las ciudades más bellas de Francia. La Vieille Ville, o casco antiguo, es una de las cosas que más merece la pena visitar en la Bretaña. Comenzada, tal vez, en el siglo XI, como un pequeño asentamiento vecino a un monasterio benedictino, edificado sobre un antiguo santuario celta, el castillo inicial fue destruido en 1065 por los soldados de Guillermo el Conquistador. En el siglo XIII se edificaron las grandes murallas, que no impidieron la conquista inglesa durante la guerra de Sucesión bretona, a pesar de Bertrand Du Guesclin, héroe local que se recuerda en muchos sitios, pero esa sí condujo a la edificación de un nuevo castillo, bajo Juan IV. No será hasta mediados del siglo XVI, tras la anexión de Bretaña a Francia, que comience el crecimiento económico que lleva a la construcción, prolongada a lo largo de los siglos, de ese casco antiguo que ahora nos impresiona.
Las murallas, edificadas entre los siglos XIII y XV, tienen una longitud de casi 3 km, con una decena de torres y 4 puertas monumentales, que pueden ser mejor vistas desde los paseos de Grands Fossés (al norte y que no recorremos) y Petites Fossés (tal vez la parte más impresionante, con el Castillo y las Puertas de Guichét y San Luis.
La ruta comienza a la salida de un aparcamiento situado en la Place Centre Ville de Dinan. para continuar por la Contrascarpe de la Promenade des Petits Fosées, hasta sobrepasar la Tour Beaufort (la siguiente torre, impresionante, es la Torre del Condestable) y subir por la Rue du Fossé hacia la Place du Champ Clos, continuando hacia la Place Du Guesclin, ambas con bonitas construcciones bastante modernas. Nos asomamos al Impasse Duguesclin, para una bonita vista de las murallas y jardines superiores, y volvemos atrás para llegar de inmediato a la Oficina de Turismo y el Castillo.
El Castillo es realmente un conjunto de edificaciones constituido por la puerta de Guichet, del siglo XIII, la torre del Homenaje, del siglo XIV y que fue a un tiempo fortaleza y residencia, y la torre de Coëtquen, del siglo XV. Desde su terraza se domina el paseo de ronda, con bonitas vistas sobre el puerto y La Rance. Bajamos, pasando la Porte de Guichet, hasta la Place Jean IV, y subimos de nuevo a la Rue du Chateau para llegar a la Puerta Saint-Louis, desde donde se puede ver la Tour Penthièvre, con un sendero que baja hacia La Rance.
Subimos hacia la Rue du General DeGaulle, que tiene mucho tráfico y poca acera, y la abandonamos pronto para seguir por la rue W.Rousseau, donde encontramos el colegio Roger Vercel, en el lugar en que estuvo el antiguo Convento de Benedictinos. Siguiendo adelante llegaremos a la Esplanade de la Fraternité, donde se puede ver un grupo de curiosas esculturas en bronce por un artista local. Al fondo están el Centro de Congresos, la Biblioteca y la Chapelle de Sainte-Chaterine, aunque el paisaje urbano ya está dominado por la imponente figura de la Basílica de Saint-Sauveur, a donde nos vamos de inmediato, aunque aquí mismo podemos bajar hacia la Tour Cardinal y el Jardin Anglais, para seguir hacia la Torre de Sainte-Catherine, con excelentes vistas sobre el camino de ronda y la posibiidad de llegar a la Torre de Saint-Malo, desde donde se puede volver fácimente hacia Saint Sauveur.
La basílica fue construida entre los siglos XII y XVI, con importantes reformas posteriores, y muestra una notable mezcla de estilos. En la parte de atrás hay un impresionante ejemplar de cedro del Himalaya, cuya fotografía se muestra en la galería de fotos. El barrio que rodea Saint-Sauveur tiene muchos puntos de interés, con un buen número de casas, algunas en estilo bretón. muy bonitas, entre ellas el Hotel Beaumanoir, antiguo convento de Santa Caterina, con una extaordinaria portada renacentista. De ahí salimos hacia la Rue de l'Horloge, donde encontraremos la bella Torre de l'Horloge, donde hay un reloj adquirido por la ciudad en 1498, y que fue una torre de vigilancia en el siglo XV aprovechando su altura, que alcanza los 30 metros. Hacia el interior hay una interesante plaza, pero saliendo a la calle se encontrará muy pronto una bonita casa bretona, del siglo XVI, que recibe el nombre de Hôtel Keratry y es actualmente un museo de arpa céltica. También es llamativa la entrada del vecino Hôtel Arvor, desde donde volvemos por la Rue Sainte-Claire hacia la Rue de la Ferronnerie, desde donde salimos a la Place du Marchix. Siguiendo por la Rue du Marchix, vecina, por la derecha, de la iglesia de Saint-Malo (en estilo gótico flamígero, aunque su construcción se prolongó hasta el siglo XIX, cuyas vidrieras, del siglo XX, muestran detalles de los barrios de Dinan.
Salimos a la plaza de Duclos Pinot, donde hay un recuerdo a Beaumanoir y los restos de la antigua Torre de Brest, por donde pasaba el camino que unía Dinan con esa ciudad. Es hora de finalizar el paseo, para continuar hacia Saint-Malo, así que volvemos al aparcamiento del Centre Ville, donde termina la grabación.
En conjunto una ruta muy bonita, que se puede prolongar con las indicaciones facilitadas, incorporando algunos lugares no visitados por nosotros, y que también es ampliable sin aumentar la dificultad incorporando los paseos vecinos a La Rance.