DE BILBAO AL MAR POR EL CAMINO DE LA SIRGA
near Bilbao, País Vasco (España)
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DE BILBAO AL MAR POR EL CAMINO DE LA SIRGA
Buen paseo junto a la ría acompañando sus aguas todo lo posible, lo cual tiene el inconveniente de que en ocasiones vamos por el borde de la carretera sin apenas arcén.
Comenzamos a andar junto al ayuntamiento de Bilbao para dirigirnos por la margen derecha de la ría del Nervión hasta su desembocadura.
Al principio veremos el cambio experimentado por Bilbao, el Guggenheim, el paseo de Abandoibarra, el palacio de congresos Euskalduna.
Y después poco a poco vamos viendo el presente industrial que aún le queda, el canal de Deusto, la ribera de Axpe, los astilleros en Erandio…
Si dejamos vagar nuestra imaginación al siglo XIX, podremos observar a las esforzadas sirgueras contratadas por las compañías consignatarias, ya que eran más baratas que los bueyes, para tirar de la soga-sirga llevando tras de sí, ría arriba, las pesadas naves de carga que traían sus mercancías al puerto de Bilbao. No sé a qué se espera para levantar un monumento conmemorativo a estas mujeres. Así relataban algunos cronistas este oficio «Las sirgueras venían caminando por la orilla tirando de las gabarras con cuerdas sujetas a su cabeza. Éste era también un duro oficio».
En fin… seguimos camino y casi sin darnos cuenta van pasando los kilómetros y los paisajes, el puente de Rontegi, los barcos, la remodelación de Baracaldo en la zona que ocupaban los Altos Hornos, y enseguida vemos al fondo el Puente Colgante, con ese color de hierro “rojo vena somorrostro”, declarado Patrimonio de la Humanidad en el 2006, bien merece la pena pagar seis euros por dar un paseo por su pasarela en altura, si no tienes vértigo.
El Puente Vizcaya es uno de los grandes monumentos de la Revolución Industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era. Fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica y el objetivo que se perseguía era unir las dos márgenes de la desembocadura del Nervión sin entorpecer la navegación.
Y en esta faceta de la navegabilidad de la ría tuvo también muchísima importancia el muelle de Portugalete recientemente declarado Monumento de Interés Cultural.
Diseñado a finales del siglo XIX por Evaristo de Churruca, este elemento de ingeniería industrial favoreció el desarrollo de la actividad portuaria de Bilbao, al permitir la navegación en cualquier marea a barcos de amplio tonelaje.
El puerto tenía un problema histórico en el estuario de la ría, en la conocida y temida barra de Portugalete: bancos de arena móviles que dificultaban la navegación periódicamente, llegando a imposibilitarla en ocasiones de mareas bajas o en los meses invernales. La construcción de un dique de ochocientos metros ligeramente curvado que prolongara el muelle de Portugalete (hoy Muelle de Churruca) a partir de la torre de señales que entonces marcaba la entrada al puerto resolvió el problema de la navegabilidad portuaria en Bilbao, al crearse un paso de unos ochenta metros de ancho con una profundidad mínima de 4,58 metros en bajamar, con lo que Churruca vio reconocida su valía en el ámbito de la ingeniería civil europea.
A nosotros sólo nos queda acercarnos hasta el muelle y Playa de las Arenas donde está el monumento en homenaje a Churruca, para viendo el Abra dar por finalizado el recorrido.
Buen paseo junto a la ría acompañando sus aguas todo lo posible, lo cual tiene el inconveniente de que en ocasiones vamos por el borde de la carretera sin apenas arcén.
Comenzamos a andar junto al ayuntamiento de Bilbao para dirigirnos por la margen derecha de la ría del Nervión hasta su desembocadura.
Al principio veremos el cambio experimentado por Bilbao, el Guggenheim, el paseo de Abandoibarra, el palacio de congresos Euskalduna.
Y después poco a poco vamos viendo el presente industrial que aún le queda, el canal de Deusto, la ribera de Axpe, los astilleros en Erandio…
Si dejamos vagar nuestra imaginación al siglo XIX, podremos observar a las esforzadas sirgueras contratadas por las compañías consignatarias, ya que eran más baratas que los bueyes, para tirar de la soga-sirga llevando tras de sí, ría arriba, las pesadas naves de carga que traían sus mercancías al puerto de Bilbao. No sé a qué se espera para levantar un monumento conmemorativo a estas mujeres. Así relataban algunos cronistas este oficio «Las sirgueras venían caminando por la orilla tirando de las gabarras con cuerdas sujetas a su cabeza. Éste era también un duro oficio».
En fin… seguimos camino y casi sin darnos cuenta van pasando los kilómetros y los paisajes, el puente de Rontegi, los barcos, la remodelación de Baracaldo en la zona que ocupaban los Altos Hornos, y enseguida vemos al fondo el Puente Colgante, con ese color de hierro “rojo vena somorrostro”, declarado Patrimonio de la Humanidad en el 2006, bien merece la pena pagar seis euros por dar un paseo por su pasarela en altura, si no tienes vértigo.
El Puente Vizcaya es uno de los grandes monumentos de la Revolución Industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era. Fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica y el objetivo que se perseguía era unir las dos márgenes de la desembocadura del Nervión sin entorpecer la navegación.
Y en esta faceta de la navegabilidad de la ría tuvo también muchísima importancia el muelle de Portugalete recientemente declarado Monumento de Interés Cultural.
Diseñado a finales del siglo XIX por Evaristo de Churruca, este elemento de ingeniería industrial favoreció el desarrollo de la actividad portuaria de Bilbao, al permitir la navegación en cualquier marea a barcos de amplio tonelaje.
El puerto tenía un problema histórico en el estuario de la ría, en la conocida y temida barra de Portugalete: bancos de arena móviles que dificultaban la navegación periódicamente, llegando a imposibilitarla en ocasiones de mareas bajas o en los meses invernales. La construcción de un dique de ochocientos metros ligeramente curvado que prolongara el muelle de Portugalete (hoy Muelle de Churruca) a partir de la torre de señales que entonces marcaba la entrada al puerto resolvió el problema de la navegabilidad portuaria en Bilbao, al crearse un paso de unos ochenta metros de ancho con una profundidad mínima de 4,58 metros en bajamar, con lo que Churruca vio reconocida su valía en el ámbito de la ingeniería civil europea.
A nosotros sólo nos queda acercarnos hasta el muelle y Playa de las Arenas donde está el monumento en homenaje a Churruca, para viendo el Abra dar por finalizado el recorrido.
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Easy to follow
Scenery
Easy
Hice la ruta, el tramo sin arcén es bastante peligroso
Muchas gracias por tu comentario, valoración y estoy totalmente de acuerdo contigo, algún tramo de carretera si te pilla con mucho trafico es "cabroncete".
A que esperan para acondicionar una pequeña acera?
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Easy to follow
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Easy
Buena