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Cementerio municipal de Mazarrón

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Trail stats

Distance
0.37 mi
Elevation gain
10 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
10 ft
Max elevation
249 ft
TrailRank 
19 4.7
Min elevation
214 ft
Trail type
Loop
Moving time
13 minutes
Time
49 minutes
Coordinates
110
Uploaded
April 7, 2018
Recorded
April 2018
  • Rating

  •   4.7 1 review
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near Los Rincones, Murcia (España)

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Itinerary description

Un camposanto con una historia centenaria

Waypoints

PictographPhoto Altitude 218 ft
Photo ofDesde 1900

Desde 1900

El cementerio municipal de Mazarrón se inauguró a finales de la primavera de 1900. Es pues uno de los espacios públicos, aún en uso, más antiguos y con más historia de la localidad. Hasta 1810 los enterramientos se practicaban en el subsuelo de las iglesias de la villa: las parroquias de San Antonio de Padua y San Andrés y el convento patronal de la Inmaculada Concepción, con una media de 30 inhumaciones al año en cada templo. Pero las nuevas normas de higiene y la mortalidad por las epidemias obligan a buscar otros emplazamientos donde dar sepultura a los fallecidos. El primero estuvo en la llamada partida de San Sebastián, en pleno centro de la población, en los terrenos que hoy ocupa la Casa Sindical. Solo funcionó tres meses, entre octubre y diciembre de 1810, debido a sus escasas dimensiones. Esas limitaciones de espacio llevaron a buscar otro recinto no muy lejos de allí para ser utilizado como camposanto: el cerro del castillo, a pocos metros de las dos parroquias. Permaneció en servicio hasta el 3 abril de 1853, cuando las autoridades recomendaron alejar del casco urbano la necrópolis como medida sanitaria. La cesión de un terreno por parte de un feligrés permitió entonces levantar el cementerio viejo de los Rincones, también de propiedad eclesial. Su clausura solemne se formalizó el 5 de junio de 1900, a las 6.30 horas. Desde entonces está en servicio este camposanto municipal.

PictographPhoto Altitude 222 ft
Photo ofUn diseño austero

Un diseño austero

El diseño del recinto responde a una línea de marcada austeridad. Esa simplicidad se aprecia ya desde la misma portada (en la fotografía) carente de elementos decorativos destacables. Tampoco la vegetación resulta reseñable, salvo por las casuarinas o pinos australianos que dan sombra todo el año a la entrada del cementerio. Eso sí, el camposanto representa un ejemplo de los avances hacia una sociedad moderna y desarrollada, dentro de las mejoras emprendidas a caballo entre los siglos XIX y XX con proyectos como la construcción de un matadero, la puesta en servicio de una red de fuentes públicas para abastecer a la población, la llegada del ferrocarril y el acondicionamiento de los accesos por carretera.

PictographPhoto Altitude 223 ft
Photo ofUna obra  de Justo Millán

Una obra de Justo Millán

Los protocolos de salubridad pública emanados de la Ilustración y la necesidad de disponer de más espacio para inhumaciones debido al aumento demográfico y de la mortalidad por epidemias llevaron al Consistorio, dirigido por Juan Alfonso Oliva, a iniciar en 1890 los trámites del proyecto del nuevo cementerio, también en el camino de los Rincones, en una parcela de 27.820 metros cuadrados. El arquitecto Justo Millán Espinosa (autor del Teatro Romea y de la plaza de toros de Murcia, entre otras grandes obras) diseña los planos: un conjunto de planta rectangular con tres zonas diferentes de sepulturas (católicos, no católicos y no bautizados), capilla (que finalmente no se llegó a erigir), sala de autopsias (en la fotografía) y dependencias para los sepultureros, a la derecha según se accede. Se trata de un modelo similar al de otras poblaciones vecinas. Las obras de construcción se adjudicaron en 1897 por 46.495 pesetas (menos de 300 euros).

PictographPhoto Altitude 226 ft

2 a Entrada

PictographPhoto Altitude 236 ft
Photo ofLa mano de Oliver Rolandi

La mano de Oliver Rolandi

El arquitecto municipal Francisco de Paula Oliver Rolandi se encarga de buscar los mejores terrenos para el camposanto y de redactar el pliego de condiciones de las obras. En 1891 también debe corregir los bocetos de Justo Millán para ampliar la capacidad hasta los 4.254 enterramientos, atendiendo a un requisito de la Dirección General de Beneficencia y Sanidad sobre la necesidad de prescindir de la fosa general. La reforma afecta a toda la planta del cementerio. Como una pequeña ciudad, tres calles principales dividen el recinto en manzanas o grupos de sepulturas. Esas vías llevan nombres del santoral muy vinculados a la población, como Santa Catalina, San Cristóbal, San Roque o Inmaculada Concepción, que es la denominación que recibe el eje mayor (en la imagen). Es en esta arteria donde se localizan algunos de los panteones más antiguos y de mayor valor artístico.

PictographPhoto Altitude 231 ft
Photo ofEpidemias y accidentes mineros

Epidemias y accidentes mineros

Las epidemias, como la de cólera de 1885; enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la difteria, y las penosas condiciones de vida de amplios sectores de la población explican la mortalidad de la época. También, los accidentes relacionadas con las explotaciones mineras, que en los años de máxima producción llegaron a emplear a 5.000 hombres y niños. La atención sanitaria a los obreros impulsa la creación de un hospital en la localidad, que además desarrollará una labor humanitaria con los vecinos más necesitados. Su puesta en marcha, en el barrio de las Ermitas, se produce el 15 de septiembre de 1889. Entre sus promotores destaca el médico y cirujano Filomeno Hostench, uno de los nombres ilustres de Mazarrón que descansan en este camposanto. Su tumba (en la foto) parece siempre cuidada, pese al tiempo transcurrido.

PictographPhoto Altitude 238 ft
Photo ofSeres misteriosos

Seres misteriosos

La sepultura del famoso doctor se localiza en mitad del grupo de enterramientos El Rocio, a la izquierda según se accede al camposanto. Esta cuadrícula o manzana contiene muchad de las inhumaciones más antiguas. Destaca por su colección de cancelas, verjas y enrejados, que no solo cumplen la misión de delimitar el espacio de cada fosa, sino que también se convierten en elementos de adorno y realce. Estas cercas metálicas confirman, por una parte, cómo las corrientes artísticas del siglo XX se abren al uso de otros materiales y, por otra, la pujanza y destreza que adquieren los talleres de forja de la época. Y si bien algunos modelos se repiten, otros son únicos, como el que guarda los restos de Benito Carvajal García, fallecido en 1909 de cirrosis atrófica, a los 49 años: unos extraños seres alados con cuerpo de pez que sostienen el enganche para un candelabro.

PictographPhoto Altitude 214 ft
Photo ofMurió joven y de un disparo

Murió joven y de un disparo

En el grupo El Rocío, una sepultura destaca sobre todas ellas: la de Norberto Morales Gallego, muerto en 1905, de un disparo de arma de fuego, con solo 17 años. Es fácil distinguirla por el dosel que la cubre, decorado con elementos vegetales y figuras de dragones, muy del gusto del momento. El nombre del artista ha quedado en el anonimato. También es una incógnita por qué su padre, un posadero que medró a empresario minero, y sus hermanos (la madre falleció a los tres días de alumbrarle, de fiebre puerperal) le dedicaron tan elaborada sepultura, si conocían al artesano forjador o si la familia se dejó asesorar por otra persona más sensible con las corrientes artísticas del momento. Cabe la posibilidad de que en la construcción de la tumba interviniera José Esparza Alcaraz, rico hacendado y alcalde de Mazarrón, que unos meses antes de la muerte del joven se había casado con su hermana María de la Cruz Morales. Ella apenas sobrevivió dos años al pequeño de la casa. Falleció en 1907 de complicaciones en el parto. Su tumba está detrás de la de Norberto, pero no es tan llamativa.

PictographPhoto Altitude 214 ft
Photo ofDragones y flores

Dragones y flores

El dosel que cubre la sepultura de Norberto Morales contiene gran cantidad de adornos florales y otros detalles decorativos. Destacan las figuras de dragones (en la foto), muy del gusto de la época por esa vuelta a tiempos pasados, como el Antiguo Egipto o la Edad Media. Los dragones también están presentes en otra tumba infantil, del año 1906, del cementerio del Puerto de Mazarrón. La lápida de Norberto Morales contiene un error: aún le faltaban seis meses para cumplir los 18 años

PictographPhoto Altitude 235 ft
Photo ofEl rincón más triste

El rincón más triste

Las elaboradas cancelas alcanzan la zona anexa al grupo El Rocío, sin duda la más triste del cementerio, reservada a los párvulos. Las tumbas del grupo Virgen Niña, que así se denomina este espacio, contienen desgarradores epitafios y rejas decoradas con flores y corazones. Algunas de las lápidas, salidas de los talleres de M. Herrera, S. Méndez y José Sánchez, muestran grabados más elaborados, con toda una serie de símbolos referidos a la pureza y la vida eterna. El cementerio del Puerto de Mazarrón también guarda un reservado para sepulturas de infantes. Este camposanto, en el bancal de los Poyos del Collado Blanco, data de principios del siglo XX y fue levantado con donativos de los propios vecinos. Es un diseño de otro maestro de la época, José Antonio, ayudante de Millán, a quien sustituyó como arquitecto diocesano.  

PictographPhoto Altitude 238 ft
Photo ofEn lo más alto

En lo más alto

El recinto sagrado promovido por el Consistorio no sería el mismo sin la contribución de las familias más ricas, que quisieron dejar constancia de su poder terrenal más allá de la muerte en forma de mausoleos y panteones. Para esta tarea piensan en arquitectos reconocidos de la época que, en muchas ocasiones, también se habían encargado de sus elegantes residencias. Es el caso de Víctor Beltrí, referente del modernismo en la Región y con una amplia obra repartida por Cartagena y La Unión. A él acude Isabel Martínez Oliva, rica hacendada con posesiones en Alhama de Murcia y viuda del cirujano Alejandro Oliva Zamora, fallecido en 1920, para levantar la tumba más monumental del cementerio de Mazarrón. Domina el recinto en lo más elevado del terreno, al final de la calle central.

PictographPhoto Altitude 232 ft
Photo ofUn templo egipcio

Un templo egipcio

La fachada del panteón de los Martínez Oliva reúne los principales recursos artísticos de Beltrí. El arquitecto opta por un modelo historicista inspirado en el Antiguo Egipto, que recuerda al mausoleo de Celestino Martínez, en el cementerio cartagenero de Los Remedios. Como si fuera un templo de los faraones, cuatro columnas de capiteles palmiformes (en la imagen) sostienen el pórtico de la entrada, con dos amplios ventanales y una puerta cerrada por una reja en forma de cruz con un sol radiante y seis falsas bisagras, otro de los elementos característicos del estilo de este maestro del modernismo. El interior está recubierto de mármol y los sarcófagos, en el mismo material, cuelgan de las paredes.

PictographPhoto Altitude 239 ft
Photo ofPoder más allá de la muerte

Poder más allá de la muerte

La arteria principal del camposanto, que lleva el nombre de Inmaculada Concepción, en honor a la Patrona de Mazarrón, congrega los sepulcros más monumentales, en diferentes estilos y casi todos de las primeras décadas de 1900. Ahí están, por ejemplo, los enterramientos de Alfonso Albacete, con fachada de ladrillo y arcos apuntados; el de la familia Esparza, con sus tres vanos enmarcados por arcos flamígeros y sostenidos por pequeñas columnas de capitales con formas vegetales; el de Juliana Granados, en mármol y coronado por una cruz celta (en la imagen), y el de la familia Monche y Gómez, en piedra artificial.

PictographPhoto Altitude 241 ft
Photo ofJoya funeraria

Joya funeraria

Entre todos los panteones destaca la tumba levantada por el escribano Francisco Povo Rodrigo, atribuida al maestro Beltrí. Para Guillermo Cegarra Beltrí, biznieto del arquitecto, estudioso de su obra y autor de una guía sobre el modernismo en la Región, se trata, pese a sus dimensiones reducidas, de uno de los mausoleos más singulares de España, ya que combina tres estilos surgidos en el cambio del siglo: ‘art nouveau’, secesión vienesa y neoegipcio. De fachada con forma redondeada, destacan dos columnas palmiformes, una elaborada cerrajería, con las tradicionales falsas bisagras, y tres cruces templarias, que le dan el toque de misterio. El interior, con las sepulturas en el suelo, carece de decoración. Francisco Povo murió en 1926 en La Unión, pero todo apunta a que el panteón se había terminado de construir unos años antes. De hecho, la compra de la parcela, por 300 pesetas, se formalizó en 1911. Ni él ni su esposa descansan aquí. Así que la tumba solo acoge el féretro de su hija. 

Comments  (1)

  • Paco Medina Apr 17, 2018

    I have followed this trail  View more

    Me parece de gran interés facilitar la comprensión de estos espacios.

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