Cascadas de Oneta

Ruta realizada el día 8 de Agosto de 2017
Se trata de una ruta muy especial ya que, además de tener lugar en mi querida tierra de Asturias, es la primera ruta que hago con mi hija de dos años. Espero que con el tiempo tenga la misma afición por la naturaleza y las rutas de senderismo que su padre.
Salimos del pueblo mismo de Oneta, donde hay habilitado un prado a modo de parking a la vera mismo del río y del albergue. Enseguida se ve una señal que indica el camino hacia las cascadas. No tiene ninguna complicación. Al principio es un camino ancho, llano, entre prados, hasta que se empieza a inclinar hacia abajo, para descender al río Oneta. Nos adentramos en zona de sombra, con bosque asturiano precioso de hayas, abedules, robles y castaños. En el camino hay alguna roca, que con el barro y la humedad, nos puede originar algún traspié si no vamos atentos. De fondo siempre oímos el precioso sonido del agua.
Llegamos enseguida a la primera cascada o cascada La Firbia, espectacular, con una caída de cerca de 40 metros. El entorno es insuperable con una vegetación exuberante.
La bajada a la segunda cascada o cascada de Ulloa es un pelín más complicada, no recomendable hacerla con la mochila portabebés por lo que me animo a bajar a verla en solitario. La caída es menos espectacular que la primera aunque el entorno sigue siendo precioso.
En el camino entre ambas cascadas se pueden observar los restos de los antiguos molinos de Oneta, hoy en desuso. La subida de nuevo a Oneta la hacemos por el mismo camino, sin prisa, disfrutando de este entorno privilegiado.
En resumen, se trata de una ruta corta, apta para hacer con niños (hasta la primera cascada), en un entorno maravilloso. Se trata de un enclave casi mágico en el Occidente asturiano. Espero que sea la primera ruta de una gran lista de mi pequeña.