Caminata por las huertas oscenses, Isuela, Flumen y Alfóndiga.

¡Siéntete un verdadero merodeador campestre de los entornos oscenses y sus feraces huertas!
Saliendo desde tan emblemático lugar como la basílica de San Lorenzo, ilustre oscense mártir asado a la parrilla, diácono de Roma y patrono de la ciudad, se baja hasta el Palacio de Congresos por el camino de las Cruces que lleva a la Ermita de Salas, lugar jacobeo alabado por Alfonso X el sabio en sus cantigas, pudiéndose admirar el pórtico abocinado y el increíble diámetro del rosetón en proporción al edificio.

Se continúa recto, cruzando el casi siempre necesitado pero entrañable río Isuela, dejando a la derecha algunas huertetas y finquetas, alguna de copetín, cuidadas con esmero por sus dueños. A la derecha nos acompañará una estampa fantástica: el saso de Montearagón y su castillo, la sierra Gabardiella y la sierra de Guara, con su silueta de gigante dormido tan reconocible por los oscenses.

Al bajar pasados unos cipreses veremos una senda que gira a la izquierda. No tiene pérdida, ya que si te equivocas y sigues recto, llegarás al río en si mismo y te tendrás que dar la vuelta o cruzarlo descalzándote y remangándote, para acabar en Bellestar de Flumen. La senda se trata de una bonita vereda paralela al río Flumen, que continuaremos un ratillo. Acompañados de la característica vegetación de ribera, sauces, fresnos, álamos, tamarices y arbustos de mil clases, continuaremos hasta llegar a un cruce, el camino de la derecha, cruzando un puente de tubos, éste nos lleva a Tierz, siguiendo recto tomaremos el camino del Molino Bajo de vuelta a Huesca.

El camino del Molino Bajo empieza con un perenne charco que parece ser endorreico, por que siempre está allí, a veces incluso en verano. Éste se puede bordear por una sendita que queda a mano derecha, cruzando unas tablas. Continúa en ligero ascenso hasta tal punto, que si hace viento del Noroeste o Mistral, conocido en Aragón como Cierzo, realmente se hace molesto.

Pasada una alquería bastante modesta y destartalada, encontraremos a mano izquierda en una acequia un antiguo nido de ametralladoras de la guerra civil con una curiosa forma de punta de flecha. Un poco más adelante, a mano derecha, en medio de un campo, un pedrolo solitario bastante curioso. Siguiendo sin pérdida por el camino se acaba llegando a un cruce justo en el barranco de la Alfóndiga, y ya de allí, hasta las naves que hay detrás de la ciudad deportiva Pepe Escriche...Un parquecito donde la ciudadanía acostumbra a sacar a pasear a sus perritos transcurre paralelo al Isuela, hasta llegar a la Ronda de los danzantes y ya llegar hasta San Lorenzo de nuevo, no tiene pérdida.

Verdadero paseo acérrimo oscense que con la tontería ya has andado ocho kilómetros, perfecto para runners y demás motivados.