Baños de la Encina
near Baños de la Encina, Andalucía (España)
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Trail photos
![Photo ofBaños de la Encina](https://s1.wklcdn.com/image_33/999361/127131431/81178252.400x300.jpg)
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Itinerary description
Hoy nos hemos sumergido por las intrincadas y empedradas calles del casco histórico de Baños de la Encina que forma parte de los Pueblos Más Bonitos de España.
Nada más aparcar ha aparecido ante nuestros ojos la majestuosa silueta del castillo de Bury Al Hamma (conocido popularmente como Burgalimar), Monumento Nacional desde 1931, domina el paisaje de Baños de la Encina, flanqueado por una robusta muralla de tabiyya (hecha de arcilla, arena, cal y canto rodado) con 15 torres cuadradas que dan forma a este coloso de traza ovalada erigido en el enriscado cerro del Cueto. La fortaleza apenas ha sufrido daños, de ahí que esté considerado el conjunto fortificado mejor preservado de la época almohade. En su interior, recios muros iberos y un mausoleo funerario de carácter sacro dan paso a una compleja urbanística almohade (del siglo XII), además de una doble arca de agua o aljibe.
Después nos hemos dirigido a la plaza Mayor del siglo XV donde encontramos la mayor concentración de edificios monumentales, como la Casa Consistorial, casonas de labor o palacios como el de los Molina de la Cerda, ya en el esplendor de los siglos XVII y XVIII. En la iglesia de San Mateo sobresale su torre-campanario de cuerpo gótico, su portada principal renacentista.
Desde allí nos vamos a la ermita de Jesús del Llano en la zona más llana del pueblo, es una sobria edificación de una sola nave y campanario en espadaña, del siglo XVII. La sencillez del exterior contrasta con un interior lleno de luz. Los elementos geométricos que llenan sus paredes —con frescos del Nuevo Testamento, la vida de la virgen María, los apóstoles, la bóveda con elementos de la Pasión— o los murales barrocos pintados en los laterales del coro alto.
Para terminar nuestra visita al pueblo nos dirigimos al Molino que se sitúa también en la parte alta del pueblo.
Data del siglo XVIII y de estilo manchego. Su torre está dividida en tres tramos: la cuadra, la camareta y la sala donde se molía el cereal.
Callejeando volvemos a nuestro punto de partida.
Realmente ha merecido la pena hacer un alto en nuestro camino para conocer este bonito pueblo.
Nada más aparcar ha aparecido ante nuestros ojos la majestuosa silueta del castillo de Bury Al Hamma (conocido popularmente como Burgalimar), Monumento Nacional desde 1931, domina el paisaje de Baños de la Encina, flanqueado por una robusta muralla de tabiyya (hecha de arcilla, arena, cal y canto rodado) con 15 torres cuadradas que dan forma a este coloso de traza ovalada erigido en el enriscado cerro del Cueto. La fortaleza apenas ha sufrido daños, de ahí que esté considerado el conjunto fortificado mejor preservado de la época almohade. En su interior, recios muros iberos y un mausoleo funerario de carácter sacro dan paso a una compleja urbanística almohade (del siglo XII), además de una doble arca de agua o aljibe.
Después nos hemos dirigido a la plaza Mayor del siglo XV donde encontramos la mayor concentración de edificios monumentales, como la Casa Consistorial, casonas de labor o palacios como el de los Molina de la Cerda, ya en el esplendor de los siglos XVII y XVIII. En la iglesia de San Mateo sobresale su torre-campanario de cuerpo gótico, su portada principal renacentista.
Desde allí nos vamos a la ermita de Jesús del Llano en la zona más llana del pueblo, es una sobria edificación de una sola nave y campanario en espadaña, del siglo XVII. La sencillez del exterior contrasta con un interior lleno de luz. Los elementos geométricos que llenan sus paredes —con frescos del Nuevo Testamento, la vida de la virgen María, los apóstoles, la bóveda con elementos de la Pasión— o los murales barrocos pintados en los laterales del coro alto.
Para terminar nuestra visita al pueblo nos dirigimos al Molino que se sitúa también en la parte alta del pueblo.
Data del siglo XVIII y de estilo manchego. Su torre está dividida en tres tramos: la cuadra, la camareta y la sala donde se molía el cereal.
Callejeando volvemos a nuestro punto de partida.
Realmente ha merecido la pena hacer un alto en nuestro camino para conocer este bonito pueblo.
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