Activity

Arroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos)

Download

Trail photos

Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos) Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos) Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos)

Author

Trail stats

Distance
9.81 mi
Elevation gain
1,362 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
1,362 ft
Max elevation
4,572 ft
TrailRank 
54
Min elevation
3,677 ft
Trail type
Loop
Time
4 hours 38 minutes
Coordinates
1181
Uploaded
April 2, 2017
Recorded
April 2017
Be the first to clap
Share

near Cercedilla, Madrid (España)

Viewed 4802 times, downloaded 121 times

Trail photos

Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos) Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos) Photo ofArroyos de Cercedilla (una ruta apta para todos)

Itinerary description

La quedada era a las 9:15 en la Plaza Nueva de Cercedilla (¡a las 9 y 20 nos vamos! amenazó Markos, que como lugareño conoce bien el monte por pisarlo a menudo). Casi una veintena de andarines, en la excursión convocada por el Club Narval, que de vez en cuando cambia el buceo por deportes montaraces.

Es una ruta fácil, con subidas y bajadas suaves, con sombra y agua, y casi sin ciclistas, lo que casi nunca se logra en Cercedilla.En una palabra, para todos y en todo tiempo, porque ni siquiera llegamos a recorrer 16 km en las cuatro horas y media largas que estuvimos en movimiento.

Desde la Plaza Nueva, tomamos la carretera de Navacerrada hasta el cruce que lleva al Polideportivo. Desde allí seguimos en principio el camino del Calvario, uno de los tradicionales del lugar, que puede subirte al Puerto de Navacerrada si tienes ganas. No era nuestro caso, pues la idea era llegar solo al Pino de la Cadena, a 6,5 km del punto de partida, pero no por la pista convencional, sino por caminos menos transitados, evitando pasar por el embalse de Navalmedio.

Encontramos algún que otro portón de los que guardan la salida del ganado, que decidimos franquear sin problema (los perros peligrosos que anunciaban no se debían haber levantado de la juerga del sábado, o quizá les importásemos un bledo aquella mañana dominguera).

Esta ruta acordamos bautizarla como "los arroyos" porque la primera sorpresa fue subir al Pino por el denominado arroyo Matasalgado, una corriente de agua abundante y cantarina que mana bajo los Siete Picos. La leve subida se hizo mucho más amable con el coro del agua a nuestro lado.

Por fin, nos reincorporamos a la pista e inmediatamente llegamos al Pino encadenado, amado por los excursionistas y por los guardas forestales, aunque no sea más que un monumento funerario (en 1924, Ricardo Urgoitiz, director del periódico madrileño El Sol, se enteró de la muerte de su padre mientras leía bajo su sombra, y decidió rendirle homenaje rodeando el árbol con una cadena de la que cuelgan las fechas de nacimiento y muerte, a modo de esquela indeleble, con una leyenda que dice "A su querida memoria"). Los guardas forestales, como digo, han venido ampliando los eslabones de la cadena en estos casi 100 años que han pasado, la mitad de los que tiene de vida del árbol, para permitirle engordar a la vez que crece en altura).

Si vais con niños, esta es una buena ocasión para sacar algo de comida (estarán ya hambrientos), a la vez que se pueden emplear unos minutos para hablarles del cariño y agradecimiento que se les tiene a los padres (especialmente cuando ya no están a mano para decírselo mientras les tomas la mano mirándolos a los ojos..., pero esto no es necesario mencionarlo, porque los infantes no lo entenderán hasta que les toque sufrirlo en carne propia).

El Pino está a casi 1.400 m de altura. Desde allí sería todo una bajada suave, salpicada de pequeños repechos, hasta los 1.130 m de Cercedilla.

Volvimos por la pista en la dirección del embalse de Navalmedio, pero tras un km tomamos otro pequeño camino que lo salvaba por la parte superior, desde donde se podía ver todo su perímetro... y abajo Cercedilla; y como el día estaba claro también el puerto del León, el Valle de los Caídos y hasta las primeras urbanizaciones de El Escorial, bajo el monte Abantos.

El plan consistía, aunque solo nuestro guía lo tenía claro, en cambiar de arroyo, así que tras unos 3 km de vegetación autóctona (es decir, robles, encinas, retamas, helechos, zarzas y enebros, pero pocos pinos), llegamos a la cuenca del río Pradillo, cuyo nombre debe de querer sugerir que la corriente es permanente, y no temporal como los arroyos. También nace bajo Siete Picos, en la fuente de los Acebos, y por la época del año su abundante corriente parecía proceder del deshielo primaveral.

De nuevo tomamos el camino que dibuja la ribera del río durante un par de km, hasta una pequeña cascada situada ya cerca de la vía del tren de Cotos. La claridad del día, el sol a raudales, la temperatura agradable para la época (unos 12 grados, más o menos) y el sonido del agua tan límpida nos transportaron a otras épocas de menos trasiego, cuando podíamos gastar todo el día oyendo chocar el agua contra las piedras, sin más preocupaciones que no perdernos ni un trino de los pájaros ni un rayo de sol reflejado en la corriente.

Aunque el Pino sea añudo, os dejo la foto de un enebro hecho árbol que no le debe de andar a la zaga en eso de la edad. Por aquí hay algunos grandes, pero este me pareció especialmente bonito porque tenía el tronco pelado y limpio, y la copa redonda, imitando la forma regular de un pino negral enano .

Tras visitar la pequeña cascada del Pradillo, como somos de ciudad y tenemos nostalgia de los productos naturales, paramos en una granja donde vendían queso artesano de vaca, además de algún otro producto como pan o legumbres de lo que llamaban "agricultura biodinámica", que no deja de ser una denominación rebuscada para hablar de la forma de cultivar de toda la vida. Si mis antepasados, en el pueblo, se hubieran enterado de que practicaban ese tipo de agricultura con sus tierras y sus animales, hubieran ido rápidamente a confesarse, por si acaso se trataba de algún pecado de nuevo cuño.

Andando, andando, llegamos a Camorritos, barrio de Cercedilla que tiene parada de tren, y como ya no había arroyos ni ríos que oír cantar, desde la magnífica pista que baja al pueblo, nos quitamos el gusanillo oyendo al "galleguito" por sevillanas, jaleadas y agradecidas hasta por los caminantes que a esas horas subían al monte.

Supongo que el guía, nuestro Markos, ya sabía que no somos serios ni siquiera para caminar. Había quedado a las 14 horas para el almuerzo y llegamos cuarenta minutos más tarde al restaurante, enfrente del Ayuntamiento del pueblo. Bueno, pues así entraron mucho mejor las lentejas, los judiones y los sabrosa carne de choto local, que nos ofrecieron para resarcirnos del camino (y eso que no eran biodinámicos).

Las fotos más "peores" son mías. Las buenas, de Miguelón, que es todo un profesional.






Más sobre el Pino de la Cadena en:

View more external

Waypoints

PictographRiver Altitude 4,527 ft
Photo of01-Arroyo de Matasalgado Photo of01-Arroyo de Matasalgado Photo of01-Arroyo de Matasalgado

01-Arroyo de Matasalgado

PictographTree Altitude 4,799 ft
Photo of02-Pino de la Cadena Photo of02-Pino de la Cadena Photo of02-Pino de la Cadena

02-Pino de la Cadena

PictographPanorama Altitude 4,504 ft
Photo of03-Vista Navalmedio Photo of03-Vista Navalmedio Photo of03-Vista Navalmedio

03-Vista Navalmedio

PictographRiver Altitude 4,340 ft
Photo of04-Río Pradillo Photo of04-Río Pradillo Photo of04-Río Pradillo

04-Río Pradillo

PictographWaypoint Altitude 4,392 ft
Photo of05-Quesería

05-Quesería

PictographPanorama Altitude 4,331 ft
Photo of06-Camorritos Photo of06-Camorritos

06-Camorritos

Comments

    You can or this trail