Antequera-Paseando por sus calles sin descanso y salga el sol por donde quiera

Acabada la visita al Torcal, donde las piedras reinan en la imaginación, nos apresuramos hacia Antequera, ya que a pesar del fuerte calor reinante, queremos completar la jornada con la visita a los lugares de interés de la población. Para nuestro desconsuelo, el recinto de los Dólmenes cierra los lunes, y por ello enfilamos hacia el centro histórico. Buscamos un aparcamiento público en las afueras para evitar líos con el tráfico, aunque eso nos obligará a afrontar una fuerte pendiente a pleno sol. En la Colegiata, la amable recepcionista nos informa de la entrada conjunta con la Alcazaba, y nos encamina hacia una zona de bares próxima para reponer fuerzas. El Bar de los Hermanos Acebo, la recomendada Socorrilla, está concurrida y debemos esperar unos pocos minutos. Nos atienden de maravilla, cervezas en jarra helada incluidas, y nos ofrecen la Porra Antequerana, especialidad local de la que el Salmorejo es pariente, y Carrillera del Chef o boquerones. Exquisitos manjares que nos sacian y devuelven las energías perdidas.Ya de vuelta, nos entretenemos en la antesala con las hermosas vistas de la ciudad, las Termas, el Callejón del Aire y por supuesto admiramos el Peñón de los Enamorados, famoso por una trágica leyenda y que por su aspecto se asemeja al Machu Picchu. En la Alcazaba una agradable brisa y las zonas de sombra nos reconfortan, y recuperamos los ánimos para la visita a su recinto y a las torres que contiene. La Colegiata está desacralizada, como informan a una piadosa devota que solicitaba entrar sin pagar para poder rezar, convertida ahora en recinto de exposición. El Arco de los Gigantes, el Mirador de las Almenillas y la Fuente del Toro completan el conjunto. Un suave descenso por encaladas calles, desemboca en la plaza que alberga el Museo Municipal, la Estatua del Infante Don Fernando, el Convento de Santa Catalina y el de la Encarnación. Llegando a la Plaza de San Sebastián, ya reina el bullicio y la animada charla entre los conciudadanos, mientras, los que turisteamos abrimos ojos como platos ante la belleza que nos rodea. Fotografiados el Arco del Nazareno, la Parróquia de San Sebastián, la Fuente Renacentista y la Casa Bouderé, pasamos ante el Monumento a la Semana Santa, la Iglésia de San Agustín, el Ayuntamiento, Nuestra Señora de los Remedios y San juan de Dios, patrimonio de la Humanidad. Completamos la visita con la Puerta de Estepa, el Paseo Real, la Plaza de toros, y el Monumento a los Amantes, que como reza la inscripción "Viendo imposible su amor, ceñidos en fuerte abrazo, se arrojaron los amantes, desde lo alto de la Peña". Trágico final digno de ser protagonista de tan afamada leyenda y sin nada que envidiar a los Amantes de Teruel en las literarias lides que nos ocupan. Al límite de la deshidratación, miramos de reojo el Palacio, ahora convento, de los Marqueses de Villadarias, nos topamos con el Mercado de Abastos y las mesas en sombra que lo rodean. Como si fuera oásis en medio del desierto, tomamos al asalto sillas y mesa, y rogamos por unas cervezas heladas. Tras el primer, siempre incomparable, trago de la helada copa, llegan los meseros donde comimos, y a la broma de nuestro más ocurrente compañero, "Parece que os vamos siguiendo, sabiendo que nos llevareis al mejor sitio", contestan con igual buen humor, "En cualquier lugar de esta ciudad , estareis a gusto y sereis bien atendidos". Para nuestra sorpresa el camarero nos susurra que nos han invitado a las bebidas, lo que agradecemos ostensiblemente, y lamentando no disponer de más tiempo, ni poder beber más alcohol porque hemos de conducir, marchamos de la ciudad con un agradable sabor de boca y unos inmejorable recuerdos.

Añado el enlace con la visita al Torcal, por si quereis aprovechar la jornada.

https://ca.wikiloc.com/rutes-senderisme/el-torcal-de-antequera-donde-las-piedras-reinan-en-la-imaginacion-104286425