ALARCÓN-PUENTE DEL PICAZO-SENDA DEL ESCURRIDERO-CORRAL DEL ROMERO-TORRE DEL CAÑAVATE X CURSO DEL RÍO JÚCAR-PRESA DEL HENCHIDO

Marcha realizada el sábado 16 de diciembre de 2018
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Alarcón es uno de esos rincones de la geografía conquense, que al igual que: la Ciudad Encantada, el nacimiento del río Mundo o la propia capital, no hay que perderse. Dicha población se encuentra sobre un promontorio en un meandro del río Júcar. Además del ambiente medieval de sus calles y plazoletas, también cuenta con la fortaleza-castillo de origen musulmán del siglo VIII, que sería conquistada cuatro siglos después, tras nueve meses de asedio llevados a cabo por Alfonso VIII. Alarcón fue declarada conjunto histórico artístico, y bien merece una visita ya no sólo por su rica gastronomía, sino también para disfrutar de un agradable paseo por sus calles y entorno más cercano en el que se encuentra el barranco que forma el Júcar. El citado castillo, actual parador nacional, ha visto pasar por él desde la Orden de Santiago a figuras tan emblemáticas como el marqués de Villena, férreo contrincante de los Reyes Católicos, o al mismísimo Don Juan Manuel, modelo de caballero de la época que demostró saber utilizar igual de bien la pluma y la espada, tras escribir su impresionante obra El Conde Lucanor.

Nosotros hoy con un grupo de amigos nos hemos acercado hasta esta población medieval para comer, y para hacer un poco de hambre hemos querido dar un agradable paseo de poco más de dos horas, por este privilegiado entorno, tan cargado de pasado y hazañas bélicas, caballerescas, novelescas, etc. Para ello, hemos salido desde el aparcamiento que hay en la parte occidental del pueblo, ya que desde ahí se conecta rápidamente con el PR 71 que baja hasta el curso del río Júcar. Poco antes, hemos pasado una de las puertas que en plena muralla fortificada, permitía el acceso a Alarcón, a todos aquellos que eran bienvenidos. Y ya al poco de pasar dicha puerta y tras unos pocos cientos de metros de bajada hemos llegado al puente del Picazo, que nos permite salvar el barranco por el que transcurre encajonado el Júcar, y así pasar a la otra ladera.

Si desde el aparcamiento hasta aquí, hemos recorrido algo más de medio kilómetro, siempre de bajada, ahora nos queda remontar por la otra ladera del río, salvando un desnivel de ciento cincuenta metros en algo más de ochocientos metros de recorrido, y todo ello para acabar conectando con la pista que tomaremos por la derecha, y que no es otra que la senda del Escurridero.

Este tramo de la senda del Escurridero de poco más de kilómetro y medio es muy plano, y al estar más expuesto al viento que hoy sopla del noroeste, nos hace coger un mayor ritmo, para acabar dejándolo a la altura del Corral de Romero.

De la senda nos hemos salido por la derecha, para coger un sendero, que con ligera bajada y entre arbolado se irá acercando de nuevo en los próximos dos kilómetros hasta uno de los meandros del Júcar, justo a la altura de la Torre del Cañavate. Aquí se puede ver otro de los tramos del cinturón fortificado que formaba la impresionante muralla de más de metro y medio de grosor.

Nos encontramos otra vez junto al margen del Júcar y viendo ahora la población de Alarcón desde la vertiente norte. Seguimos casi un kilómetro para llegar a la altura de la presa del Henchidero, muy cerca del puente de Tébar que tendremos que cruzar para volver a Alarcón, pero antes subiremos por la izquierda y frente a la presa hasta otra de las torres fortificadas que había a lo largo de la muralla medieval, desde la que las vistas son inmejorables.

Bajamos desde dicha torre fortificada, y ahora sí en el cruce con la presa del Henchidero y el puente de Tébar, decidimos pasar por éste, para volver a salvar por segunda vez el curso del río Júcar.

Ya sólo nos resta un último kilómetro desde el puente hasta el aparcamiento, en el que tendremos que subir algo más de ochenta metros y pasar a los doscientos metros la última de las puertas de acceso una la población, que también aquí aún conserva unos cuantos tramos de la antigua muralla.