A Taberna da Paulina, Redondela, paseo por la ría hasta punta do Socorro, A Portela. 06-08-2015

Hoy hemos terminado la segunda etapa del Camino Portugués. Ha sido una etapa con mucho asfalto pero corta, así que por la tarde después de comer y descansar un buen rato nos apetece dar un paseo. Echamos a andar, poco a poco vamos saliendo del centro y nos acercamos a la Ría. Es un bonito y tranquilo paseo, en gran parte hecho de tablas, que conduce a Punta do Socorro.
Después de pasear tranquilamente, al llegar al final, vemos enfrente el pequeño y antiguo puerto de Punta da Portela. Hay un pequeño restaurante, pero es temprano para cenar y no tenemos hambre. No obstante, nos llama la atención por su ambiente especial, una taberna que pasa casi desapercibida, creo que no tiene ni cartel en la puerta.
Pedimos un par de vinos del lugar con la intención de descansar y pasar una rato mientras charlamos y leemos los detalles de la etapa del día siguiente. Una joven agradable y muy muy gallega, nos sirve dos tazas de un Ribeiro con más cuerpo que el que estamos acostumbrados a beber.
En la barra, una pareja joven también toma unos vinos. En una bonita mesa junto a la ventana, se sienta otra pareja, estos parece que se disponen a cenar. El aspecto y el ambiente tan familiar, me recuerda las tabernas de pueblo de mi Andalucía, de esas del siglo pasado de las que ya no quedan.
Al poco sale la cocinera y les cuenta a viva voz su oferta de manjares a la pareja de lugareños. Es doña Paulina, cocinera y alma de la Taberna, una persona entrañable.
Aún con poco apetito, el vino a palo seco, unos mejillones al vapor que nos sirven de aperitivo y la contemplación de la comida que sirven al lado, nos decide a quedarnos a cenar. Probamos las dos especialidades de Dª Paulina, unos magníficos chocos en su tinta con arroz blanco y unas soberbias navajas capturadas por buzos en la islas Cíes.
Al final nos dan la doce de la noche conversando con doña Paulina, la la joven que nos recibió, que resultó ser su hija y el marido de ésta.
Toda una experiencia en lo personal y por supuesto en lo gastronómico.
Ahora, a paso ligero hasta el hotel que mañana toca tercera etapa.
Tal o cual museo, monumento u obra de arte, con el tiempo, puede que no recuerde si lo vi en vivo o en un documental. Experiencias como la de hoy, marcan un viaje y no se olvidan jamás.