MIRANDA DO DOURO-ARRIBES DEL DUERO (recorrido en barco)

Recorrido en barco, realizado el viernes 1 de noviembre de 2013
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Nos encontramos alojados en una bonita casa rural de un pueblecito Zamora, muy cerca de la frontera con Portugal, y como no conocemos los Arribes del Duero, nos hemos decidido a dar un paseo en barco por el entorno de tan emblemático lugar. Ni que decir tiene, que el reclamo turístico de la actividad exige reservar con antelación el paseo en barco, si uno no quiere quedarse en tierra. De hecho, el barco que nosotros cogimos a las doce iba totalmente abarrotado de gente, y por la afluencia de turismo durante el puente, habían habilitado un segundo recorrido, cuando nosotros desembarcamos, que también iba totalmente lleno. El recorrido por la zona más encajonada del Duero tiene una duración de una hora, con un recorrido de ida de poco más de seis kilómetros, a lo largo del cual, una agente forestal portuguesa explica y muestra los detalles y rincones más pintorescos del río, de sus paredones graníticos, así como de sus habitantes: nutrias, cigüeñas negras, águilas reales, buitres, cormoranes, etc. La ida se hace dentro del catamarán, cerrado y acristalado, con las explicaciones de la forestal, mientras que en la vuelta ya sí permiten el acceso a las dos plataformas, que delante y detrás tiene dicho barco, para poder fotografiar y disfrutar un poco más de cerca de la belleza de este Parque Natural de los Arribes del Duero, que por cierto comparten, por su margen oeste Portugal, y por el este España; y que en una buena cantidad de kilómetros en esta zona, sirve de frontera natural entre ambos países. Tras el agradable paseo, que sabe a poco, un vasito del dulzón vino portugués, antes de la exhibición de aves rapaces, que los agentes forestales del parque hacen a los asistentes a la actividad. Merece la pena comer después en alguno de los restaurantes de Miranda do Douro, aunque si se hace en festivo o fin de semana reservando previamente, para no tener que estar esperando, como así lo hicieron las más de veinte personas en el restaurante en el que nosotros nos comimos un exquisito arroz caldoso con marisco (media ración para dos personas) y la ración de bacalao con tomate y cebolla con la que comían más de dos personas. Al final cantidad, calidad y a un buen precio en restaurante Jordao. Merece la pena, si se tiene tiempo, acercarse después hasta Bragança, pero haciéndolo por las carreteritas y pueblos del Parque de Montesinhos. Se alarga en una buena cantidad de kilómetros el recorrido, en comparación a si se hace por la nacional y la autovía a Portugal, pero por la gran belleza del paisaje, del entorno y de sus pueblitos, que hacen fiestas de la castaña y que aún siguen recogiendo de forma tradicional el corcho de los alcornoques, de verdad que merece la pena el tiempo y la gasolina que se emplean. Bragança un pueblo típico portugués con una ciudadela fortificada, torre del homenaje y “domus municipalis” que es toda una joya.