Selva Negra 5. Besançon - Friburgo de Brisgovia

El quinto día ha sido el de entrada en Alemania después de visitar la francesa región de la Alsacia. Pero antes, quise dar un paseo por Besan¢on para intentar sacar un poco más partido a esta extraña ciudad.
Debido al calor, me he levantado temprano y he salido a recorrer la cuidad de nuevo. Esta vez la he rodeado todo a lo largo de sus amurallados edificios exteriores todo a lo largo del río. Hay que decir que es una ciudad espectacular en lo arquitectónico, sobre todo desde una perspectiva militar. Pero además es bonito.
Un paseo bien cuidado rodea la ciudad y termina siendo un carril bici que de aleja de la misma paralelo al río. A mitad del meandro, el río cuenta con esclusas haciéndose navegable y las márgenes cuentan con antiguas barcazas reconvertidas en embarcaciones de recreo. Sus dueños desayunaban en las cubiertas desde bien temprano.
Tras un café en el centro, mantengo la sensación de ciudad desangelada. Bonita pero fantasmal.
Ya de vuelta a la caravana y tras efectuar el mantenimiento estándar matutino, salimos hacia la Alsacia. De nuevo la carretera aportaba poco más que la rapidez necesaria para llegar a nuestro próximo destino: Thann.
La ciudad es bonita, pero sin excesos. No obstante, solo la colegiata justificaba la parada. Ya pondré fotos.
Desde Thann en medía hora llegamos a Eguisheim, la sorpresa del día. ¡Cómo puede un sitio ser tan bonito! Todas las casas, todas, parecen sacadas del cuento de Hansel y Gretel. Azul, verde, amarillo, rojo... Todos los colores estaban en las fachadas. Es difícil de describir. De nuevo me remito a fotos futuras.
Debido al tiempo que hemos estado en Eguisheim, decidimos dejar de lado pasar por otros pueblos de la Alsacia para tener tiempo para ver Friburgo. No se puede ver todo y con la caravana no es fácil aparcar. Por lo tanto, pusimos rumbo a Alemania.
Tras cruzar el Rin, ya estábamos en la Selva Negra, y enseguida en Friburgo.
Tras localizar el sitio para dormir nos fuimos a dar un paseo por Friburgo.
En.29 minutos caminando estábamos en el centro. Sobre el mapa, había que seguir las vías del tranvía, algo que suena raro, pero se trata de un recorrido precioso parte por un parque, parte por el ensanche de la ciudad. Las vías están cubiertas de vegetación, como todo el camino por lo que da la sensación de vía verde.
El casco histórico es peatonal, solo recorrido de tanto en cuanto os las vías del tranvía. La ciudad está salpicada de edificios tradicionales alemanes con dos puertas preciosas de acceso a la ciudad con sendas torres de sección cuadrada y en el centro de la ciudad a la espectacular catedral.
Como siempre, llegamos tarde para entrar en la catedral, pero pudimos verla por fuera, eso sí, con andamios. Después de un paseo, decidimos cenar en uno de los restaurantes que tenían terraza en la plaza de la catedral. Tiramos por lo típico. Salchichas, cerdo asado, chucrut, puré de patata... Todo delicioso.
Tras otro paseo nocturno, en el que comprobamos lo bonita que es la ciudad, volvimos a la caravana a dormir.
Por la mañana daré una vuelta temprana por la ciudad antes de salir.