Selva Negra 3. Conques - Lamastre

Tercer día en la carretera y continúa nuestro avance hacia Alemania. La ruta transcurre hacia el noreste y no tiene muchos puntos intermedios. Pero antes de salir, hay que disfrutar de Conques, el pueblo más bonito hasta hoy.
La segunda noche transcurrió con normalidad, pero nada más levantarnos nos hicieron saber que habíamos dormido donde no se podía. Cómo queríamos visitar el pueblo, optamos por pagar el parking del día, auque no estuviéramos más que un par de horas.
La belleza de Conques hay que verla, como todas evidentemente, pero está es muy especial. Primero la vimos por la noche coincidiendo con una celebración en la Abadía de Sainte-Foy. Un concierto de órgano, una visita a las galerías superiores y sobre todo un espectáculo luminoso que consistía en devolver la polícromía original al tímpano de la entrada principal mediante un proyector. Impresionante.
Ya por la mañana, la ciudad lucía en todo su esplendor. No hay una casa que desentone del estilo medieval original de este enclave del siglo XI en la ruta de Santiago. Mantengo que es el pueblo más bonito que he visto.
(Ya pondré fotos)
Después de comprar algunas cosas de comer en los puestos de comida artesanal, volvimos a la autocaravana para retomar la ruta.
De nuevo salimos tarde, pero en Lamastre no había gran cosa que ver, así que tampoco importaba demasiado.
La carretera era de nuevo compleja, estrecha y con poca señalización, perfecta para mi BMW, pero delicada para la caravana. Eso sí, preciosa. Bosques, montañas y valles salpicados de bonitos pueblos con iglesias con tejados del Exin Castillos.
Pasado un rato, llegamos a Mende para comer y visitar su catedral y el barrio antiguo. Bonito pero sin estridencias. Un café y unos helados en un coqueto local y vuelta a la furgo. Después de otro par de horas llegamos a Lamastre.
Localizamos el área de autocaravanas con la intención de vaciar aguas grises y coger agua limpia. Nos costó un rato entender las máquinas, pero finalmente lo logramos.
Tras cenar en el pueblo, en uno de los pocos sitios que estaban abiertos, aparcamos en la zona destinada a caravanas donde nos preparamos para pasar la tercera noche.