Draa - Sebkha el Mhagene (Msied)

Segunda parte (y última por el momento) del río Draa.
Esta mañana han venido a saludarnos una madre con su hija. Es curioso como los animales (salvajes y domésticos) se acostumbran a los visitantes.
Enfilamos la pista del río y a los pocos kilómetros me llevo una agradable sorpresa. En lo alto de una de las barrancas de la orilla se ve claramente un túmulo (enterramiento prehistórico), así que paro y subo a verlo de cerca. Como es de esperar está ya medio derruido y las piedras regadas alrededor. Muchas de ellas han servido para el cementerio islámico cercano.
A pocos metros hay algo mejor. Medio clavadas en la tierra o tumbadas sobre ella, hay varios bloque de piedra de tamaño medio en los que se aprecia un buen número de figuras y signos grabados en ellas (en una de ellas creo reconocer algunas letras árabes). Se ha empleado la técnica del picado, utilizada desde la prehistoria hasta nuestro días, así que no puedo asegurar su antigüedad. Pero curiosos sí son.
Esta parte del río parece que goza de más humedad en el subsuelo porque la vegetación y los animales son más abundantes.
Aprovechamos una pequeña sombra y hacemos un descanso justo enfrente de los valles curvos que hay en la orilla contraria. Es una pena que no se observen bien desde el suelo, pero pienso que bien merecerán una visita a pie y con tranquilidad.
Pronto aparece el paso del río Kheneg Ali, donde se supone que antiguamente había un manantial con ese nombre. Hoy sólo se puede ver un pozo junto a la salida norte.
En esa salida se puede ver también unas edificaciones pequeñas y un cementerio. Seguramente será un morabito dedicado a alguna persona importante en el Islam, lo que justifica algunas otras edificaciones de los alrededores pertenecientes a alguna hermandad, aunque por el estado ruinoso de algunas creo que hace tiempo que no se reúnen aquí ya.
Seguimos adelante y vamos atravesando una zona que gozaría en otros tiempos de mejor clima porque se ven una serie de casitas en ruina, todas parecidas y la tierra parcelada, aunque es tal la sequedad que se ve que no se siembra desde hace ya bastante tiempo. Tan sólo algún rebaño de cabras a lo lejos demuestra que aquí hay vida.
Salimos pronto a la carretera que una Tantán y Msied. Aprovechamos para acercarnos a este último con el fin de comprar agua y volvemos enseguida a la pista.
Tenemos delante la sebkha el Mhaguene. Me llama la atención cómo, a pesar de la sequía, la tierra se encuentra esponjosa y nuestras huellas se hunden algunos centímetros. Es curioso el color oscuro que tiene y las zonas cubiertas por cristales, creo que son de caliza, formando láminas muy finas.
En uno de sus extremos vi algo que venía marcada en un mapa como "curiosidad geológica". Desde lejos se asemejaba a un conjunto de casas, como una ciudad en miniatura, pero al llegar, se comprueba que son restos de bloques de tierra que ha permanecido de pie después de que la erosión del agua y el viento haya excavado a su alrededor.
La tarde empieza a caer, pero aun hay tiempo para hacer una visita a unas instalaciones militares que hay cerca. Se trata de los restos de uno de los primeros muros militares que se construyó por esta zona con motivo de la guerra con el Frente Polisario y el Sáhara Occidental. Se trata de un sencillo talud de piedra y arena, salpicado de pequeños habitáculos para los soldados y, como no, algún cementerio. Se puede ver que se alargan en diversas direcciones, pero la noche está cerca y hay que buscar un sitio adecuado para pernoctar.