Tandem y Snorkel en Santuario Río Cuchinero, Vda Popoita Puente Nacional, 2016

(Tándem y Snorkel)

Siempre la tándem es agradable, sin importar el esfuerzo que se le imprima a cada pedalazo o si su cadena cruje. Siempre es agradable la compañía de quien también disfruta de la bici. Con un naciente grupo de ciclo montañismo y con su entusiasmo a tope, salimos casi a medio día de Puente Nacional, rumbo occidente a las veredas de Rincón y Popoíta.

Un ascenso prolongado por una buena vía interrumpida por algunos tramos difíciles de baches y piedras sueltas. El arribo al lugar se hace ya descendiendo y entrando por un corto camino al río. Sus aguas verdosas plagadas de peces, cangrejos y luego de bañistas.

Amplia playa que alberga un buen piquete con gallina y yuca y la mejor compañía, la de los amigos de la bici. Luego de probar la dulce agua, nadar es un placer con careta, para apreciar el fondo del claro y limpio río. Sardinas, cangrejos, renacuajos y las burbujas en el fondo besando las piedras, reflejando el sol, como raros astros en un universo paralelo. Hacer snorkel es como volar, pues solo el agua te toca mientras ves otro mundo, el subacuático.

Hacía poco había tenido un sueño extraño, pues tal vez refleja un anhelo que quisiera tener aunque sea un tanto difícil, pues una amiga entrañable quien hace poco se ha marchado al otro lado del Océano Atlántico, ha tenido que dejar dos amores a este lado del mundo y sé que los extraña. Soñé que podía llevarle a sus hermosos hijos, sus perritos Timo & Vito, a Francia, donde también pedalea pero sé que los añora. Cuando estoy a punto de darme una nueva inmersión, los veo llegar corriendo al agua por dos palos que les habían arrojado, y nadando mejor que yo los llevaban de vuelta a la playa. He de eternizar ese momento con una foto y hacer que la misma cruce fronteras para de alguna forma cumplir mi sueño y sacarle una sonrisa a ese alguien tan especial en mi vida. Mi hermosa amiga, pues he conocido a los lindos y peludos amigos, que estaban felices, así que debes saberlo, nadaron, corrieron, comieron, jugaron y seguro por más contentos que estaban, te pensaron.

El regreso se llena de alegría por conocer un sitio tan cercano y tan atrayente, donde nos reímos viendo a todos saltar desde una tarzanera o planeando el siguiente trayecto. La tándem se convierte en motivo de admiración ya en el parque principal, cuando doy un paseo a cada una de las lindas mujeres que nos acompañaron. Sin duda la bici sólo trae felicidad y si es tándem es por el doble.