Ruta entre Caleao y el refugio de Brañagallones, haciendo vivac junto al Torres
near Caleao, Asturias (España)
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Trail photos
Itinerary description
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Reseña de la ruta en Adventoorer: Ruta entre Caleao y Brañagallones, haciendo vivac junto al Torres.
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El Parque Natural de Redes es un espacio natural protegido situado en Asturias, en los concejos de Caso y Sobrescobio. Fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2001. Es una zona espectacular, con una enorme importancia tanto en flora como en fauna.
Es un parque bastante desconocido, tal vez por su cercanía con Picos de Europa, que absorbe a la mayoría de turistas. Eso tiene cosas buenas y cosas malas. Es malo para la economía de la región, ya que no hay tantos visitantes como los comerciantes querrían, pero es un lujazo poder hacer rutas por aquí sin encontrarse prácticamente con nadie.
El año pasado vine por aquí un fin de semana. Entonces el tiempo no acompañó nada. En esta ocasión estaré una semana entera, y tendré un poco de todo, aunque en general me hará más bueno que malo. Esto es Asturias, y hay que aguantarse con lo que toca cada día.
Vengo a mesa puesta, como se suele decir, con todo organizado, lo cual es un lujazo. En principio estaremos varios días alojados en el Refugio de Brañagallones, de donde bajaremos a media semana a Campo de Caso. Desde allí haremos rutas diarias.
La primera etapa será doble. Saldremos de Caleao, siguiendo la Ruta del Desfiladero de los Arrudos. Esta es una de las rutas más conocidas del Parque de Redes, larga y bastante dura. No la haremos entera, ya que a medio camino nos desviaremos para ir hacia el pico Torres, en cuya falda haremos vivac. Al día siguiente subiremos la cima, y recorreremos el cordal que va desde allí hasta el Collado Trave. Desde allí bajaremos al Refugio de Brañagallones. La pera.
Así que salimos desde Caleao con el mochilón. Es un pueblo muy bonito, muy escalonado, repartido por el valle. Enseguida giramos a la derecha, por el camino que va a entrar al desfiladero de los Arrudos. De momento es un camino ancho y cómodo, pero se irá estrechando según vaya subiendo y el desfiladero se cierre.
El camino es precioso. El bosque y la vegetación lo cubren todo. Pero hace mucho calor y hay mucha humedad, así que resulta algo agobiante. Voy a sudar de lo lindo.
El camino acompaña el descenso del río de los Arrudos, y lo cruza de vez en cuando. Hay varios sitios donde es posible el baño, aunque la temperatura del agua es tan baja que duele. En la primera ocasión que tenemos, me lanzo con valentía al río. Estoy dentro el tiempo justo para quitarme el calor de encima y salgo del agua despavorido.
Después de la Cabaña de Prendeoriu, donde hay una rica fuente, el camino se estrecha y el desfiladero se va notando. Ahora el sendero empieza a subir más.
Sube que te sube, llegamos al hayedo de los Arrebellaos, que es una pasada, qué bonito, y a la Fontona, un horroroso armatoste de hormigón, pero que está bastante oculto y no se nota mucho, la verdad. Desde aquí salen las tuberías que llevan el agua a Gijón. Está claro que allí el agua tiene que ser buena.
Después de un rato bajo los árboles, salimos a la majada de Roxecu. A lo largo de toda la semana pasaremos por numerosas majadas, tantas que es imposible memorizar sus nombres. En todas ellas abundan viejas cabañas abandonadas, aunque a veces algunas están reconstruidas.
Aquí, entre vacas muy sociables, paramos a comer. La Ruta del Desfiladero de los Arrudos sigue de frente, pero nuestro camino gira a la derecha, hacia la majada de la Escosura. Ya vamos acercándonos a las inmediaciones del Torres, donde plantaremos el vivac, aunque el día está muy nublado y no se ven las montañas. Lástima.
Después de un fuerte repecho, hacemos un corto desvío para echar un ojo a la Laguna Caballuna (gran nombre) y a la Laguna del Piornal, esta bastante más pequeña que aquella. No hay ninguna prisa. Queda poco por andar y aún es muy pronto. Casi es mejor llegar algo tarde, porque la oferta de ocio en esta zona es escasa, y la noche se puede hacer larga.
Después de la última subida, llegamos a la zona del vivac. Aunque no se vea por las nubes, estamos en la falda del Torres. Aquí plantamos las fundas, donde mejor podemos. El terreno no es del todo horizontal, y hay que tener cuidado de no ir resbalando hasta una de las numerosas boñigas de vaca que hay por todas partes. Enormes.
Como no hay gran cosa con la que entretenerse, enseguida estamos en los sacos. La noche es larga, y no duermo del todo bien. Eso sí, despertarse aquí es un lujazo. Amanece soleado y sin casi nubes. Maravilloso.
Ahora sí se ve el Torres, justo aquí al lado. Después del desayuno, recogemos y empezamos la subida. Toda esta vertiente es una sucesión de piedras y arbustos. Cuando acaba una zona de pedrera, empieza otra de yerbajos, y así se van alternando. No es una subida difícil, ni demasiado costosa.
En un rato llegamos al cordal. Dejamos las mochilas y subimos a la cima. El panorama es magnífico… hacia el norte. Hacia el sur está el Puerto de San Isidro, y la estación de esquí. Un poco sí que estropea el paisaje, pero con algo de esfuerzo se puede evitar mirar hacia esa zona.
Ahora se ve mucho mejor que ayer, y puedo medio repasar el camino de subida. Y también se ve lo que queda: todo el cordal que va hasta el Cascayón, que dejaremos para mañana. Hoy iremos hasta el Entrepicos solamente.
Son varias las cimas que componen el cordal, y en ningún momento hay dificultad. Es un paseo más o menos costoso, por el peso de la mochila y el cansancio después de una noche de poco descanso, pero se hace muy bien.
Hoy sí se puede ver todo alrededor. Hay un montón de montañas que no conozco, aunque de algo me iré enterando en los próximos días. De momento no me preocupo mucho. Simplemente miro y disfruto. Sí recuerdo el cordal del Canto del Oso, allí a lo lejos, y la Peña del Viento, adonde subí el año pasado un día de visibilidad cero.
Hoy la rodeamos, para bajar hacia la majada de Valdevezón. Qué verde está todo esto. Después de un brusco descenso por hierba, llegamos al camino que llega al Refugio de Brañagallones. Este sendero, ancho y cómodo, sí lo recuerdo bien. Tras un corto paseo disfrutando de los bosques y montañas que se ven por los alrededores, acabamos llegando.
Aunque tiene todo el aspecto de un hotel, Brañagallones sigue siendo un refugio de montaña, con todo lo que eso significa. Aún está a medio gas por las restricciones del COVID, pero es uno de los mejores refugios que recuerdo, tanto por la comodidad como por la comida. Hoy sí descanso como es debido.
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Reseña de la ruta en Adventoorer: Ruta entre Caleao y Brañagallones, haciendo vivac junto al Torres.
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El Parque Natural de Redes es un espacio natural protegido situado en Asturias, en los concejos de Caso y Sobrescobio. Fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2001. Es una zona espectacular, con una enorme importancia tanto en flora como en fauna.
Es un parque bastante desconocido, tal vez por su cercanía con Picos de Europa, que absorbe a la mayoría de turistas. Eso tiene cosas buenas y cosas malas. Es malo para la economía de la región, ya que no hay tantos visitantes como los comerciantes querrían, pero es un lujazo poder hacer rutas por aquí sin encontrarse prácticamente con nadie.
El año pasado vine por aquí un fin de semana. Entonces el tiempo no acompañó nada. En esta ocasión estaré una semana entera, y tendré un poco de todo, aunque en general me hará más bueno que malo. Esto es Asturias, y hay que aguantarse con lo que toca cada día.
Vengo a mesa puesta, como se suele decir, con todo organizado, lo cual es un lujazo. En principio estaremos varios días alojados en el Refugio de Brañagallones, de donde bajaremos a media semana a Campo de Caso. Desde allí haremos rutas diarias.
La primera etapa será doble. Saldremos de Caleao, siguiendo la Ruta del Desfiladero de los Arrudos. Esta es una de las rutas más conocidas del Parque de Redes, larga y bastante dura. No la haremos entera, ya que a medio camino nos desviaremos para ir hacia el pico Torres, en cuya falda haremos vivac. Al día siguiente subiremos la cima, y recorreremos el cordal que va desde allí hasta el Collado Trave. Desde allí bajaremos al Refugio de Brañagallones. La pera.
Así que salimos desde Caleao con el mochilón. Es un pueblo muy bonito, muy escalonado, repartido por el valle. Enseguida giramos a la derecha, por el camino que va a entrar al desfiladero de los Arrudos. De momento es un camino ancho y cómodo, pero se irá estrechando según vaya subiendo y el desfiladero se cierre.
El camino es precioso. El bosque y la vegetación lo cubren todo. Pero hace mucho calor y hay mucha humedad, así que resulta algo agobiante. Voy a sudar de lo lindo.
El camino acompaña el descenso del río de los Arrudos, y lo cruza de vez en cuando. Hay varios sitios donde es posible el baño, aunque la temperatura del agua es tan baja que duele. En la primera ocasión que tenemos, me lanzo con valentía al río. Estoy dentro el tiempo justo para quitarme el calor de encima y salgo del agua despavorido.
Después de la Cabaña de Prendeoriu, donde hay una rica fuente, el camino se estrecha y el desfiladero se va notando. Ahora el sendero empieza a subir más.
Sube que te sube, llegamos al hayedo de los Arrebellaos, que es una pasada, qué bonito, y a la Fontona, un horroroso armatoste de hormigón, pero que está bastante oculto y no se nota mucho, la verdad. Desde aquí salen las tuberías que llevan el agua a Gijón. Está claro que allí el agua tiene que ser buena.
Después de un rato bajo los árboles, salimos a la majada de Roxecu. A lo largo de toda la semana pasaremos por numerosas majadas, tantas que es imposible memorizar sus nombres. En todas ellas abundan viejas cabañas abandonadas, aunque a veces algunas están reconstruidas.
Aquí, entre vacas muy sociables, paramos a comer. La Ruta del Desfiladero de los Arrudos sigue de frente, pero nuestro camino gira a la derecha, hacia la majada de la Escosura. Ya vamos acercándonos a las inmediaciones del Torres, donde plantaremos el vivac, aunque el día está muy nublado y no se ven las montañas. Lástima.
Después de un fuerte repecho, hacemos un corto desvío para echar un ojo a la Laguna Caballuna (gran nombre) y a la Laguna del Piornal, esta bastante más pequeña que aquella. No hay ninguna prisa. Queda poco por andar y aún es muy pronto. Casi es mejor llegar algo tarde, porque la oferta de ocio en esta zona es escasa, y la noche se puede hacer larga.
Después de la última subida, llegamos a la zona del vivac. Aunque no se vea por las nubes, estamos en la falda del Torres. Aquí plantamos las fundas, donde mejor podemos. El terreno no es del todo horizontal, y hay que tener cuidado de no ir resbalando hasta una de las numerosas boñigas de vaca que hay por todas partes. Enormes.
Como no hay gran cosa con la que entretenerse, enseguida estamos en los sacos. La noche es larga, y no duermo del todo bien. Eso sí, despertarse aquí es un lujazo. Amanece soleado y sin casi nubes. Maravilloso.
Ahora sí se ve el Torres, justo aquí al lado. Después del desayuno, recogemos y empezamos la subida. Toda esta vertiente es una sucesión de piedras y arbustos. Cuando acaba una zona de pedrera, empieza otra de yerbajos, y así se van alternando. No es una subida difícil, ni demasiado costosa.
En un rato llegamos al cordal. Dejamos las mochilas y subimos a la cima. El panorama es magnífico… hacia el norte. Hacia el sur está el Puerto de San Isidro, y la estación de esquí. Un poco sí que estropea el paisaje, pero con algo de esfuerzo se puede evitar mirar hacia esa zona.
Ahora se ve mucho mejor que ayer, y puedo medio repasar el camino de subida. Y también se ve lo que queda: todo el cordal que va hasta el Cascayón, que dejaremos para mañana. Hoy iremos hasta el Entrepicos solamente.
Son varias las cimas que componen el cordal, y en ningún momento hay dificultad. Es un paseo más o menos costoso, por el peso de la mochila y el cansancio después de una noche de poco descanso, pero se hace muy bien.
Hoy sí se puede ver todo alrededor. Hay un montón de montañas que no conozco, aunque de algo me iré enterando en los próximos días. De momento no me preocupo mucho. Simplemente miro y disfruto. Sí recuerdo el cordal del Canto del Oso, allí a lo lejos, y la Peña del Viento, adonde subí el año pasado un día de visibilidad cero.
Hoy la rodeamos, para bajar hacia la majada de Valdevezón. Qué verde está todo esto. Después de un brusco descenso por hierba, llegamos al camino que llega al Refugio de Brañagallones. Este sendero, ancho y cómodo, sí lo recuerdo bien. Tras un corto paseo disfrutando de los bosques y montañas que se ven por los alrededores, acabamos llegando.
Aunque tiene todo el aspecto de un hotel, Brañagallones sigue siendo un refugio de montaña, con todo lo que eso significa. Aún está a medio gas por las restricciones del COVID, pero es uno de los mejores refugios que recuerdo, tanto por la comodidad como por la comida. Hoy sí descanso como es debido.
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Waypoints
Summit
6,152 ft
La Ventanona
La Ventanona
Lake
5,046 ft
Laguna Caballuna
Laguna Caballuna
Lake
5,139 ft
Laguna del Piornal
Laguna del Piornal
Fauna
2,754 ft
Majada de Prendeoriu
Majada de Prendeoriu
Summit
6,891 ft
Pico Torres
Pico Torres
Sports facility
2,909 ft
Poza
Poza
Mountain hut
4,084 ft
Refugio de Brañagallones
Refugio de Brañagallones
Wilderness hut
5,601 ft
Refugio Icona
Refugio Icona
Summit
6,317 ft
Valmartín
Valmartín
Wilderness hut
5,360 ft
Vivac
Vivac
Comments (2)
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
Qué recuerdos! :-) menudos fotones!
¡Ya te digo! Y ya casi hace dos meses de esto...