Rambla de Lebor y Estrecho de la Algualeja (con galerías y acueductos de canales). Regreso por Cabezo de Cimbra.

NOTA IMPORTANTE: LA DIFICULTAD CON LA QUE CATALOGO MIS RUTAS ESTÁ REFERIDA PARA MONTAÑEROS HABITUADOS A CAMINAR, QUE SE DESENVUELVEN CON SOLTURA POR TODOS LOS TERRENOS, NO PARA SENDERISTAS OCASIONALES. SI TIENES POCA EXPERIENCIA.

NOTA IMPORTANTE: ÉSTO ES UNA RUTA DE ALPINISMO O MONTAÑISMO, NO DE SENDERISMO!

Espectacular ruta circular desde la Casa Nueva de la Viña, a la que se llega por carretera local desde las afueras de Totana, siguiendo en dirección al Poblado de la Bastida y luego pasada la pequeña Ermita de la Virgen de las Viñas. Apenas hay sitio para un par de coches, por lo que si se quiere aparcar más es mejor dejarlos en el amplio aparcamiento de la ermita (otra opción viable mejor sería dejar el coche en el más amplio aparcamiento del Estrecho de la Arboleja y cambiar el punto de inicio).
Ha sido nuestra segunda ruta con el bueno de Pepe (otra vez un plan B) y la verdad que las dos han quedado unas rutas muy conseguidas y entretenidas. Hemos subido por la divertida y fácil Rambla de Lebor (si tienes la suerte de caminar por ella cuando está totalmente seca, con las pozas y el barro de vacaciones), que no requiere de ningún material, más allá que las ganas de explorarla y el olfato para encontrar los pasos más fáciles y para ir sorteando los obstáculos que nos vamos a ir encontrando. Apenas hay dos o tres pasos en los que hay que extremar la precaución por ser los pasos un poco más expuestos. Repito que cuando las pozas estén con agua y gran parte del cauce esté bien embarrado, la dificultad de su recorrido es obvio que aumenta sustancialmente. Una vez recorrida la espectacular rambla, entramos en un paisaje menos interesante y algo más incómodo por la vegetación, hasta que unos hermosos algarrobos nos avisan de la entrada al impresionante Estrecho de la Agualeja, un paraje único en esta sedienta región. Este estrecho cañón sí que se parece al Siq de Petra. Apenas hay un par de pasos que requieren de cierto cuidado para atravesarlos, o bien por que hay que hacer alguna fácil trepada o por lo resbaladizo del terreno. Nos llaman la atención los canales que se ven si miras hacia arriba y Pepe ya tenía información de que se podía investigar por el interior de estas galerías, así que en cuanto pasamos junto a la entrada de una de estos pequeños túneles, no pudimos resistirnos y nos metimos a recorrer este interesante entramado de canales intercomunicados de túneles y viaductos que atraviesan todo el estrecho. Obviamente estos estrechos túneles no son muy aptos si tienes claustrofobia o si eres más bien grande (por no hablar si te sobra algún kilo), aún así son fáciles de recorrer (hay que caminar algo agachado) y son realmente curiosos. Al final del estrecho se puede ver buenos ejemplos de fósiles de coral. Allí se puede iniciar el regreso por las plataformas que van por encima del estrecho y que te acercan hasta el inicio. Nos acercamos a una curiosa y fotogénica casa en ruinas (justo a la salida de otro tramo de canal-galería) y después bajamos hasta el acueducto que cruza la Rambla de Lebor.
La última parte interesante de esta ruta es la atractiva ascensión al Cabezo de Cimbra, ya que es un recorrido por roquedo muy atractivo y cómodo de recorrer y con interesantes vistas sobre la Rambla de Lebor por donde caminamos al principio de la ruta. Es una excelente manera de complementar la visión de ésta y le da un plus mucho más atractivo que si volvemos por pistas y carreteras. El tramo último de bajada desde el cabezo es menos atractivo y bastante más incómodo, aunque con cuidado no hay ningún problema para retornar al sitio en donde tenemos aparcados los coches (al final se llega a un vallado que nos cierra el paso por la izquierda, obligándonos a girar a derecha los últimos metros).
Una ruta excepcional, de las más espectaculares y completas que podemos realizar por la geografía murciana, en un gélido día de invierno y en excelente compañía. Hay que tener cierta soltura para manejarte en este tipo de terrenos (básicamente en el cauce de la Rambla de Lebor) y sobre todo hay que tener en cuenta que si la rambla tiene agua y barro la dificultad de la excursión se va a multiplicar.