Pico Lezna

Desde Caloca subimos hasta la ermita cercana de nuestra señora de la Anunciación para atravesar una finca en busca de un sendero y acercarnos hasta el Bistruey. A nuestra derecha vamos dejando la Peña Cigal, Campunuera y Corcina. Luego de pasar unos invernales y la llamada pradería de Caloca nos disponemos a subir hasta el collado de la Cardina, no sin esfuerzo y con bastante calor, este collado separa el Bistruey del Cardina.
Ya hemos hecho unos 800 metros de desnivel y las vistas al curavacas y a nuestro objetivo, el Pico Lezna son espectaculares, con una gran visibilidad. Lo cierto es que lo pensamos, se ve muy muy lejos y después de lo andado acercarse hasta allí pensé que podría ser una de esas etapas que la podría calificar de épica. No quise pensármelo más y a por él.
Como cuesta descender para luego volver a subir, pero no hubo más remedio. Bajamos por las faldas del Bistruey hasta la pradería unos 200 metros y aquí comenzó la ascensión definitiva pasando por las cercanías del Pico de las Párdidas y Cuchiculla. A medida que avanzábamos el Lezna parecía un poco más cerca mientras el Bistruey se alejaba.
Llegó el momento de subir al Pico Pumar previo al Lezna donde el preámbulo de las vistas nos anunciaba lo que nos esperaba en la cumbre. Así fue, todo un premio al esfuerzo en un día que parecía contratado a medida. Estábamos rodeados de montañas verdosas por sus líquenes como la mole del Curavacas y a su pié el pozo que lleva su nombre, Pico Murcia y Peña Prieta hasta llegarnos al Coriscao, Los tres Macizos calizos de los Picos de Europa, las peñas y riegas que descendían y vigilantes siempre peña Sagra y Peña Labra hasta Cotomañinos. Hasta la Sierra del Brezo con la peña del fraile bien al Sur.
Después de deleitarnos una media hora en la cumbre, comenzamos la bajada que fue preciosa en su primera parte. Bajamos por las dos peñas enfrentadas a la subida realizada, en busca del arroyo del Lezna, donde cargamos agua la cual ya estábamos racionando. Nos encontramos un asta de ciervo antes de llegar a la zona baja para irnos luego hacia la derecha en busca de un sendero, luego pista, que por momentos deberemos de subir hasta el collado de Secarro, algo que ya no me hacía ninguna gracia. A partir de aquí la pista son unos diez kilómetros, se hace muy pesada, con pequeñas subidas y revueltas. Hay un tramo que hace una herradura, la atajamos metiéndonos por el bosque, algo pindio pero se anda bien, las plantas de los pies ya agradecen pisar la hojarasca blanda del hayedo.
La montaña te brinda conocer pueblos como Caloca, todo un lujo para Cantabria que se conserven estos pueblos tan auténticos.
La ruta la catalogo de difícil con mucho calor, desnivel y longitud, más de 11 horas y 28 Kilómetros pero también de maravillosa, el premio de la cumbre y la soledad de la ruta en un día espléndido de luz en pleno Julio.
Fuentes Carrionas nunca me defrauda.