Peñas Zamurdias, 2.171m, desde Barniedo de la Reina
near Barniedo de la Reina, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Saliendo desde Barniedo de la Reina, Ojos de Elfo y un servidor, cogemos una pista bien definida que seguiremos durante unos 8 kilómetros y que nos dejará bajo la falda del Peña Murcia. La pista recorre varios refugios libres que están muy bien cuidados y limpios. La gente del pueblo los cuida y dota de enseres como mesas y sillas. Teníamos pensado llegar a dormir al último, aunque lo hiciéramos de noche.
Echamos a andar con paso vivo, hacía frío y daban nieve a partir de las 6 de la tarde. Teníamos unos kilómetros por delante y queríamos llegar lo más lejos posible para valorar si subir el Murcia o tirar para el Zamurdias. No llevábamos equipo de invierno, salvo unos crampones pequeños. Pecamos de confiados por no llevar los piolets y crampones buenos, creyendo que no habría placas ni nieve al no haber nevado nada en todo el invierno, lo cual aquí no fue cierto.
Esos kilómetros por la pista fueron una delicia, paisaje invernal quieto y frío. Algún rastro de nieve y hielo en la pista que seguíamos nos hacía pensar que arriba estarían peor las condiciones de lo que habíamos pensado. A mitad de camino, en efecto como decían las previsiones (vaya si aciertan!) empezó a nevar. Al final, apretando el paso y con las últimas luces, llegamos al refugio de Cantalapiedra, reconstruido tirado por un alud y reconstruido hace unos años.
Recogimos leña de los alrededores antes de que dejáramos de ver y nos acomodamos para pasar la noche en este espléndido refugio. Cenamos unos buenos callos y yatecomos y charlamos y decidimos atacar al día siguiente el Peñas Zamurdias, siguiendo un camino que salía del refugio Rozalacalle, el segundo y anterior a este.
El día amaneció frío y despejado y después de retroceder hasta la bifurcación que debíamos tomar, apretamos el paso a medida que ascendíamos. Seguíamos el Camino de Barriedo Había nieve, bastante, aunque menos de lo que debería. Según tornábamos curvas, se hacía más profunda. Al final, al llegar a un plano con un gran hito, apenas se distinguía el camino y después de un giro pronunciado a la derecha, distinguiendo el Murcia a lo lejos, este desapareció. Sabíamos que había que seguir derechos hacia el Collado Zamurdias y hasta allí llegamos. En el collado soplaba mucho y nos abrigamos y pusimos los crampones minis que llevábamos. El collado estaba barrido de nieve, pero tenía placas de hielo y avanzamos y subimos con esfuerzo pero sin trabajar con la nieve. Íbamos cómodos y hacían su función los pequeños clavos que nos habíamos calzado. Fue la última subida directa y ardua, llegando al collado y teniendo al Murcia a un tiro de piedra, pero, girando en dirección norte, preferimos subir el Zamurdias como habíamos acordado. Fue acertada la elección dado que nos costó alcanzar su cima sin exponernos a un mal resbalón. La nieve se acumulaba en los pies y no facilitaba un buen agarre. Elegimos trepar entre piedras peladas y meditar bien cada tramo del ascenso.
Una vez hecha cumbre, proseguimos por la cresta principal un trecho, desviándonos hacia la izquierda y cogiendo otra cresta dejando la principal, que iba hacia el Peñas Malas, a la derecha. Está todo helado y seguimos yendo con tiento, en ocasiones faldeamos y hay muchos grados de inclinación. Esta cresta nos llevaba al Alto de Velasco, que rodeamos por su parte oeste para evitarlo, internándonos en un mar de brezos que nos empaparon. De allí proseguir buscando el Collado del Grillo, de donde los mapas marcan un camino. No lo encontramos y bajamos hasta el rio, aquí arroyo, de Valponguero. Siguiendo este se abre el camino que directo nos acercará al camino que tomamos por la mañana a la ida y, después, al segundo refugio y al camino de vuelta que transitamos el día anterior.
Echamos a andar con paso vivo, hacía frío y daban nieve a partir de las 6 de la tarde. Teníamos unos kilómetros por delante y queríamos llegar lo más lejos posible para valorar si subir el Murcia o tirar para el Zamurdias. No llevábamos equipo de invierno, salvo unos crampones pequeños. Pecamos de confiados por no llevar los piolets y crampones buenos, creyendo que no habría placas ni nieve al no haber nevado nada en todo el invierno, lo cual aquí no fue cierto.
Esos kilómetros por la pista fueron una delicia, paisaje invernal quieto y frío. Algún rastro de nieve y hielo en la pista que seguíamos nos hacía pensar que arriba estarían peor las condiciones de lo que habíamos pensado. A mitad de camino, en efecto como decían las previsiones (vaya si aciertan!) empezó a nevar. Al final, apretando el paso y con las últimas luces, llegamos al refugio de Cantalapiedra, reconstruido tirado por un alud y reconstruido hace unos años.
Recogimos leña de los alrededores antes de que dejáramos de ver y nos acomodamos para pasar la noche en este espléndido refugio. Cenamos unos buenos callos y yatecomos y charlamos y decidimos atacar al día siguiente el Peñas Zamurdias, siguiendo un camino que salía del refugio Rozalacalle, el segundo y anterior a este.
El día amaneció frío y despejado y después de retroceder hasta la bifurcación que debíamos tomar, apretamos el paso a medida que ascendíamos. Seguíamos el Camino de Barriedo Había nieve, bastante, aunque menos de lo que debería. Según tornábamos curvas, se hacía más profunda. Al final, al llegar a un plano con un gran hito, apenas se distinguía el camino y después de un giro pronunciado a la derecha, distinguiendo el Murcia a lo lejos, este desapareció. Sabíamos que había que seguir derechos hacia el Collado Zamurdias y hasta allí llegamos. En el collado soplaba mucho y nos abrigamos y pusimos los crampones minis que llevábamos. El collado estaba barrido de nieve, pero tenía placas de hielo y avanzamos y subimos con esfuerzo pero sin trabajar con la nieve. Íbamos cómodos y hacían su función los pequeños clavos que nos habíamos calzado. Fue la última subida directa y ardua, llegando al collado y teniendo al Murcia a un tiro de piedra, pero, girando en dirección norte, preferimos subir el Zamurdias como habíamos acordado. Fue acertada la elección dado que nos costó alcanzar su cima sin exponernos a un mal resbalón. La nieve se acumulaba en los pies y no facilitaba un buen agarre. Elegimos trepar entre piedras peladas y meditar bien cada tramo del ascenso.
Una vez hecha cumbre, proseguimos por la cresta principal un trecho, desviándonos hacia la izquierda y cogiendo otra cresta dejando la principal, que iba hacia el Peñas Malas, a la derecha. Está todo helado y seguimos yendo con tiento, en ocasiones faldeamos y hay muchos grados de inclinación. Esta cresta nos llevaba al Alto de Velasco, que rodeamos por su parte oeste para evitarlo, internándonos en un mar de brezos que nos empaparon. De allí proseguir buscando el Collado del Grillo, de donde los mapas marcan un camino. No lo encontramos y bajamos hasta el rio, aquí arroyo, de Valponguero. Siguiendo este se abre el camino que directo nos acercará al camino que tomamos por la mañana a la ida y, después, al segundo refugio y al camino de vuelta que transitamos el día anterior.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
La ruta que salió al final, con todos los inconvenientes técnicos que se nos presentaron por falta de planificación, fue una ruta muy bonita y exigente, en completa soledad y en el entorno maravilloso que se presenta en la montaña palentina, y esta vez cambiando de vertiente.