Los Fantasmas / El Acebo / La Cara y Las Pirámides

Los Fantasmas son un conglomerado de picos que, vistos en la distancia, simulan las siluetas de estas tradicionales figuras cubiertas por sábanas.

Va a caducar el periodo de activación SOTA de esta cumbre en el año 23 y decido subir a activarla de nuevo. Para ello elijo la bonita y solitaria ruta que sale desde las inmediaciones de Los Aljibes y sube hasta el Collado de la Dehesilla, por el GR10. Desde allí, cambio de rumbo hasta la cumbre y bajada hacia El Acebo, pasando después por La Cara y las Pirámides.
El día en el llano está soleado. La montaña está cubierta por nubes que van deshaciéndose con mi avance, dejando algunas gotas de agua que dan lugar a un bonito Arco Iris. El viento amenaza con ser el factor desestabilizante del día.

La subida hasta la cumbre no presenta grandes dificultades para quien esté habituado a La Pedriza y siga escrupulosamente este track. El acceso a la cumbre se hace llevando a cabo varias trepadas que, para la bajada, habrán de hacerse descendiendo. Es la parte técnicamente más difícil de la ruta.

La llegada a la zona de aparcamiento en la zona de los Aljibes se hace por pista de tierra, más o menos bacheada. Luego hay que completar un trozo de esta, caminando, hasta llegar a la puerta que da acceso a la pista que lleva a la Cantera. Allí se han llevado a cabo ciertos trabajos de reforestación y recuperación del terreno y la flora y hay dos variantes para continuar el camino. Desde allí, el conocido sendero que, en aproximadamente hora y cuarto conduce al Collado de la Dehesilla, donde hay que girar a la izquierda, casi 180 grados para continuar el ascenso, en este caso por el PRM1.
En un determinado punto se abandona el PR oficial para adentrarse, por sendas mucho más difusas que transcurren entre la gayuba, y de las cuales es mejor no separarse para no meterse en líos. Se asciende así hasta llegar a la zona de Los Fantasmas; a la derecha el más alto, con 1727 m, con escaso espacio arriba, imposible para poner las antenas. A la izquierda, el que me interesa. Tres metros menos de altitud pero con unas condiciones excepcionales para ubicar los equipos y pasar allí cómodamente la estancia.
En este punto la presencia de hielo hace que haya que extremar las precauciones. El viento es terrible y tiene como constante objetivo tirarte al suelo. Esto hace que la subida a la cumbre se convierta hoy en algo muy peligroso. De hecho, para acceder a la última trepada, tengo que hacerlo por una pequeña grieta que bordea la terraza que habitualmente no presenta ningún riesgo y que hoy me lanzaría al vacío sin contemplaciones.
Conseguida la cima, busco el punto más alto protegido del viento, pero no existe coincidencia en ambas cosas y decido llevar a cabo la activación SOTA EA4/MD-055 con la mayor rapidez posible porque el viento baja la sensación térmica hasta un grado insoportable. Terminada la activación disfruto un momento de las vistas y de la soledad y para abajo, extremando las precauciones.
Ahora toca descender hacia El Acebo. Debido al fortísimo viento y a la presencia de hielo, decido hacer la bajada, a diferencia de otras ocasiones, desde la canal próxima al vivac por el que he pasado a la subida. Su orientación este favorecerá la ausencia de hielo y protegerá del viento. Así que desando con mucho cuidado, ya que el terreno helado está muy resbaladizo y accedo a la citada canal. Se baja primero por terreno rocoso y terroso para alcanzar después otro más invadido por la vegetación, pero que no presenta grandes complicaciones si se busca bien el paso. Así hasta enlazar con el camino oficial, el PRM1, en El Acebo. Sigo por este camino en dirección a Las Cuatro Damas y luego lo abandono, dirección este, para llegar a La Cara e iniciar la bajada hacia Las Pirámides. Allí el viento ya es soportable y aparece algún retazo de sol.
Se continua bajando hasta llegar a la valla de alambre espinado (importante cruzarla exactamente por el paso fácil y enlazar con las pistas que, en continuo descenso, me devolverán al punto de inicio, no sin antes hacer una muy agradable parada en el porche del Refugio de la Jarosa donde, aprovechando la entrada de algunos rayos de sol, aprovecho para hacer la segunda parte de la comida, que por el frío no había podido terminar anteriormente y termino con el plátano que llevaba en la mochila.

Y para rematar, un tradicional chocolate y una palmera en la pastelería de la plaza de Soto del Real, que bien me la he ganado.