Laguna Negra por laguna del Duque y Asperones (Sierra de Béjar)

Señalización:
Hasta la Laguna del Duque: balizas de la PR-AV 41
Desde la Laguna del Duque: hitos

Agua:
Fuente del Marqués (en la orilla izquierda de la Laguna del Duque)

Acceso:
Desde Salamanca tomamos la A66, sentido Cáceres. Dejamos la autovía en la salida 408, Vallejera / El Barco de Ávila / La Covatilla. Seguimos las indicaciones hasta Barco de Ávila y nos dirigimos hacia la N-110, sentido Tornavacas. Después de unos kilómetros tomamos la salida hacia Solana de Ávila. Desde aquí nos dirigimos por la carretera de La Zarza, para deviarnos por una estrecha pista que aparece a nuestra izquierda, pasado un cartel apenas legible (actualización: el cartel ha sido renovado y es gratamente visible), que nos conduicirá hasta la central hidroeléctrica del Chorro, una vez atravesada la portera que, como siempre, volveremos a dejar cerrada.


Dejamos el coche en la central El Chorro y tomamos un camino que aparece a nuestra izquierda y que está perfectamente marcado por balizas. Deberemos cruzar la tubería un par de veces, encarando la loma que nos llevará, en una corta pero acusada ascensión, hasta la Laguna del Duque, por el Collado del Cirilluelo. Justo antes de alcanzar dicho collado debemos cruzar una cancilla (angarilla, en el léxico de la zona) que queda a nuestra derecha, pues de lo contrario nos desviaremos a otra senda. Desde el Cirilluelo la senda desciende hasta la presa de la laguna.

Seguimos la orilla izquiera, en dirección W, y justo antes de llegar al otro extremo de la Laguna del Duque, veremos en la ladera izquierda el camino marcado con hitos, paralelo a un arroyuelo al principio y en dirección SW más tarde, que nos conducirá, por una garganta, hasta un nuevo collado, previo a Hoyo Malillo, en la cuerda de los Asperones. Aquí vamos llaneando, pegados a la mata de piornos que aparece a nuestra izquierda, por un sendero bien marcado, antes de empezar la última subida, de frente al Risco de las Cocinillas. Poco antes de alcanzar el picacho anterior a éste, por fin aparece ante nuestros ojos la tímida y recóndita Laguna Negra o Laguna de las Cocinillas. En nuestro caso la encontramos completamente congelada. Un regalo para la vista después de la prolongada pendiente que viene dejándonos sin aliento desde hace casi tres horas. Buen lugar para comer, ante el silencio impertérrito de las moles graníticas, antes de emprender, por donde hemos venido, el camino de vuelta.