La Moleta, circular desde Coll de Ladrones por el barranco de Izas y descenso por el circo de San Epifanio
near Los Arañones, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
De vuelta al Pirineo, con una ruta original, poco frecuentada, y que nos permite recrearnos en muchas de las diferentes bellezas que nos aportan estas montañas tan entrañables para mí: barrancos, verde, ríos y cascadas, bosques de cuento, cumbres estrepitosas, circos e ibones glaciares…
La ruta parte del Coll de Ladrones, dónde está construida un fuerte fusilero de otros tiempos, edificado sobre peñascos a 1351 metros de altitud, y que cierra el paso del valle de Canfranc hacia la frontera francesa, constituyendo un perfecto ejemplo de arquitectura militar moderna de finales del XIX adaptada a un terreno montañoso, con la intención de defender el nuevo ferrocarril internacional que se inauguraría tras la apertura del túnel ferroviario de Somport, aunque como ya vaticinó el ingeniero militar que lo construyó (don Juan Martínez Zermeño) tuvo una vida operativa muy corta, quedando en ruinas y siendo finalmente subastado en 1990.
Se llega hasta el aparcamiento (situado debajo del fuerte) por una pista bien pavimentada y que se pilla tras atravesar Canfranc Estación justo donde está el letrero de fin de esta localidad.
En nada ya vemos un cartel que nos dice que en 3 h 30 mtos estamos en el Ibón de Iserías. Yo nunca hago mucho caso a estos tiempos, que depende de forma física, edad, nieve, prisa (yo ninguna) y de otros factores, pero que en esta ocasión, para un miembro honorífico del Atapuerca Mountaneering como el que suscribe, fue prácticamente clavado. Y aquí comienza pues esta pateada con un recorrido que a cada rato nos sorprenderá, y que a través del barranco de Izas por un camino muy montañero siguiendo el GR-11 nos dejará en un valle con un verde deslumbrante y con una ruidosa cascada al fondo, de Las Negras creo que se llama.
En algo más de 3 km nos encontramos un pedrusco enorme que nos indica la desviación al refugio Vuelta de Iserías. Desde aquí tenemos una muy bonita panorámica de todo el barranco por el que hemos venido, y si nos fijamos al S-SE hay una formaciones rocosas en la base de la Pala de Ip muy curiosas, Los Campanales se llaman, y una de ellas tiene absolutamente la forma de un campanario, aunque sin campana claro. Aquí hacemos un giro al Sur y siguiendo un camino sin pérdida posible nos plantamos en el susodicho refugio, en buen estado, con puerta metálica que por una vez abre aceptablemente bien y sin cierre que precise de curso de entrenamiento, lóbrego, y aceptablemente limpio. Hacía un día tan bonito, con una brisilla, que no sé si, tras tomarme unas frutillas en almíbar que traía (gracias G), me quedé dormido o no, aunque sospecho que sí. Desde aquí vemos Candanchú , y detrás , el Acué, aún pendiente…
Seguimos en dirección sur de nuevo por camino hasta que aparece delante nuestro el ibón de Iserías en el Circo de Samán; una pasada….todo verde, y enfrente vemos ya nuestro objetivo, La Moleta, de 2576 m de altitud. Hace tiempo que he desistido de investigar el origen de los peculiares nombres de la zona de por aquí (de las Negras, Iserías, Samán, Ip…) por el absoluto fracaso cada vez que lo hago, pero en este caso no me cabe duda que el nombre viene porque tiene forma de mollete, o al menos a mí me lo parece
Bordeamos el ibón en busca del collado de La Moleta, casi siempre por camino que se sigue bien. Quiso mi ignorancia y también cierta información equivocada que en la cota de los 2300 dejara el camino buscando el collado de una forma más directa. Al final creo que lo único que conseguí es ahorrar un par de metros para acabar ya casi en el collado en un camino, que supongo que es el mismo que abandoné y que dando un poco más de vuelta, pero sin duda mejor y más cómodo, acaba en el mismo sitio.
Del collado hasta la cumbre hay camino o caminos que sin pérdida nos suben casi hasta arriba hasta que de repente se acaba (waypoint paso 1). Sin embrago, justo enfrente sale un corredor que se sube muy bien donde recuperamos la senda. Esta senda continúa hasta que aparece un hito (waypoint paso 2) que nos indica que DEBEMOS TORCER a la derecha y que con una mínima trepada que casi se hace andando nos deja casi en la cumbre. Yo esto no lo sabía, así que seguí el camino, que acaba siendo de un metro de ancho, con la pared de piedra a la derecha y con una caída de casi 100 m a la izqda., y con algunos pasos muy aéreos. Me extrañaba a mí tanta complicación no reseñada en ninguna de las rutas que había visto, pero quiso el Dios de la Montaña que mirara arriba y a la derecha y viera la punta del palo de la cumbre, y arreglé la situación trepando en dicha dirección y no dándome cuenta hasta iniciar el descenso que el paso adecuado es otro, y que no tiene ningún peligro.
Y aquí me veo, de nuevo solo en una cumbre pirenaica, con una visión estratosférica y emocionante del Pirineo, dos miles y tres miles a barullo en un día limpio y transparente, al Este destaca como siempre el Midi, deslumbrante, al Este una cadena interminable que termina con una vista portentosa de Los Infiernos Y Vignemale (algún día..), al Sur la Collarada con su collar, al Norte Lecherines, Aspe y Bisaurín. Mucho viento , mucha soledad y mucha emoción, que hicieron especial el minuto de recogimiento.
La vuelta por el camino correcto es un paseo de niños, y tras volver al collado seguimos en dirección N-NW hasta que nos “tiramos” al circo de San Epifanio (waypoint desvío), y digo tiramos porque es un descenso con tanta pendiente que alguna culada está casi garantizada. Esta zona esta llena de diques de contención de aludes realizadas en los años 30 por obreros cuya base de operaciones estaba sita en la Caseta del Vasco, un antiguo restaurante, economato y dormitorio para el personal dedicado a la repoblación forestal y construcción de las defensas antialudes sobre los años 30-50 con el fin de proteger la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc, y actualmente en ruinas.
El camino no tiene ninguna pérdida, y tras cientos de zig-zags, con los cuádriceps llorando, y tras pasar la Caseta del Vasco, y a través de un bosque precioso, y tras otros cientos de zig-zags, acaba desembocando en la pista que nos lleva a la pradera de Picaubé. Aquí vemos un letrero que nos indica el camino al Coll de Ladrones, eso sí con la advertencia de “camino difícil”. Seguimos dicha indicación y realmente el camino tiene su intríngulis, con pendiente en algún tramo de casi el 50%, y que tiene colocado una sirga casi al inicio y un poco más adelante un escalón que facilita el descenso hasta la pista del Coll de Ladrones, donde tras andar un poco termina un maravilloso día de alta montaña por el Pirineo
El track es bueno, y sólo precisa de cierta forma física y la habitual experiencia para andar por este tipo de terrenos
Para mi añorada y amada psiquiatra.
La ruta parte del Coll de Ladrones, dónde está construida un fuerte fusilero de otros tiempos, edificado sobre peñascos a 1351 metros de altitud, y que cierra el paso del valle de Canfranc hacia la frontera francesa, constituyendo un perfecto ejemplo de arquitectura militar moderna de finales del XIX adaptada a un terreno montañoso, con la intención de defender el nuevo ferrocarril internacional que se inauguraría tras la apertura del túnel ferroviario de Somport, aunque como ya vaticinó el ingeniero militar que lo construyó (don Juan Martínez Zermeño) tuvo una vida operativa muy corta, quedando en ruinas y siendo finalmente subastado en 1990.
Se llega hasta el aparcamiento (situado debajo del fuerte) por una pista bien pavimentada y que se pilla tras atravesar Canfranc Estación justo donde está el letrero de fin de esta localidad.
En nada ya vemos un cartel que nos dice que en 3 h 30 mtos estamos en el Ibón de Iserías. Yo nunca hago mucho caso a estos tiempos, que depende de forma física, edad, nieve, prisa (yo ninguna) y de otros factores, pero que en esta ocasión, para un miembro honorífico del Atapuerca Mountaneering como el que suscribe, fue prácticamente clavado. Y aquí comienza pues esta pateada con un recorrido que a cada rato nos sorprenderá, y que a través del barranco de Izas por un camino muy montañero siguiendo el GR-11 nos dejará en un valle con un verde deslumbrante y con una ruidosa cascada al fondo, de Las Negras creo que se llama.
En algo más de 3 km nos encontramos un pedrusco enorme que nos indica la desviación al refugio Vuelta de Iserías. Desde aquí tenemos una muy bonita panorámica de todo el barranco por el que hemos venido, y si nos fijamos al S-SE hay una formaciones rocosas en la base de la Pala de Ip muy curiosas, Los Campanales se llaman, y una de ellas tiene absolutamente la forma de un campanario, aunque sin campana claro. Aquí hacemos un giro al Sur y siguiendo un camino sin pérdida posible nos plantamos en el susodicho refugio, en buen estado, con puerta metálica que por una vez abre aceptablemente bien y sin cierre que precise de curso de entrenamiento, lóbrego, y aceptablemente limpio. Hacía un día tan bonito, con una brisilla, que no sé si, tras tomarme unas frutillas en almíbar que traía (gracias G), me quedé dormido o no, aunque sospecho que sí. Desde aquí vemos Candanchú , y detrás , el Acué, aún pendiente…
Seguimos en dirección sur de nuevo por camino hasta que aparece delante nuestro el ibón de Iserías en el Circo de Samán; una pasada….todo verde, y enfrente vemos ya nuestro objetivo, La Moleta, de 2576 m de altitud. Hace tiempo que he desistido de investigar el origen de los peculiares nombres de la zona de por aquí (de las Negras, Iserías, Samán, Ip…) por el absoluto fracaso cada vez que lo hago, pero en este caso no me cabe duda que el nombre viene porque tiene forma de mollete, o al menos a mí me lo parece
Bordeamos el ibón en busca del collado de La Moleta, casi siempre por camino que se sigue bien. Quiso mi ignorancia y también cierta información equivocada que en la cota de los 2300 dejara el camino buscando el collado de una forma más directa. Al final creo que lo único que conseguí es ahorrar un par de metros para acabar ya casi en el collado en un camino, que supongo que es el mismo que abandoné y que dando un poco más de vuelta, pero sin duda mejor y más cómodo, acaba en el mismo sitio.
Del collado hasta la cumbre hay camino o caminos que sin pérdida nos suben casi hasta arriba hasta que de repente se acaba (waypoint paso 1). Sin embrago, justo enfrente sale un corredor que se sube muy bien donde recuperamos la senda. Esta senda continúa hasta que aparece un hito (waypoint paso 2) que nos indica que DEBEMOS TORCER a la derecha y que con una mínima trepada que casi se hace andando nos deja casi en la cumbre. Yo esto no lo sabía, así que seguí el camino, que acaba siendo de un metro de ancho, con la pared de piedra a la derecha y con una caída de casi 100 m a la izqda., y con algunos pasos muy aéreos. Me extrañaba a mí tanta complicación no reseñada en ninguna de las rutas que había visto, pero quiso el Dios de la Montaña que mirara arriba y a la derecha y viera la punta del palo de la cumbre, y arreglé la situación trepando en dicha dirección y no dándome cuenta hasta iniciar el descenso que el paso adecuado es otro, y que no tiene ningún peligro.
Y aquí me veo, de nuevo solo en una cumbre pirenaica, con una visión estratosférica y emocionante del Pirineo, dos miles y tres miles a barullo en un día limpio y transparente, al Este destaca como siempre el Midi, deslumbrante, al Este una cadena interminable que termina con una vista portentosa de Los Infiernos Y Vignemale (algún día..), al Sur la Collarada con su collar, al Norte Lecherines, Aspe y Bisaurín. Mucho viento , mucha soledad y mucha emoción, que hicieron especial el minuto de recogimiento.
La vuelta por el camino correcto es un paseo de niños, y tras volver al collado seguimos en dirección N-NW hasta que nos “tiramos” al circo de San Epifanio (waypoint desvío), y digo tiramos porque es un descenso con tanta pendiente que alguna culada está casi garantizada. Esta zona esta llena de diques de contención de aludes realizadas en los años 30 por obreros cuya base de operaciones estaba sita en la Caseta del Vasco, un antiguo restaurante, economato y dormitorio para el personal dedicado a la repoblación forestal y construcción de las defensas antialudes sobre los años 30-50 con el fin de proteger la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc, y actualmente en ruinas.
El camino no tiene ninguna pérdida, y tras cientos de zig-zags, con los cuádriceps llorando, y tras pasar la Caseta del Vasco, y a través de un bosque precioso, y tras otros cientos de zig-zags, acaba desembocando en la pista que nos lleva a la pradera de Picaubé. Aquí vemos un letrero que nos indica el camino al Coll de Ladrones, eso sí con la advertencia de “camino difícil”. Seguimos dicha indicación y realmente el camino tiene su intríngulis, con pendiente en algún tramo de casi el 50%, y que tiene colocado una sirga casi al inicio y un poco más adelante un escalón que facilita el descenso hasta la pista del Coll de Ladrones, donde tras andar un poco termina un maravilloso día de alta montaña por el Pirineo
El track es bueno, y sólo precisa de cierta forma física y la habitual experiencia para andar por este tipo de terrenos
Para mi añorada y amada psiquiatra.
Waypoints
Waypoint
7,616 ft
Desvío hacia el circo de San Epifanio
Comments (7)
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Cómo siempre, una gozada leer tu ruta y transportarse al lugar.
Las fotos preciosas, un paisaje muy peculiar.
Gracias por compartir.
Qué verde más verde, qué flores más bonitas, qué precioso lugar.
Gracias por llevarme en el camino.
Bonita ruta, increíbles paisajes, preciosa dedicatoria 😍
Gracias.
De una u otra manera váis conmigo en el camino mientras escucho a la montaña
Algún día tendrás que desvelar lo que te dice la montaña en alguna de tus fascinantes y emocionantes rutas 😉
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Todo el track perfecto. Solo señalar que a coll de ladrones ya no se puede acedér con el coche, han puesto una barrera casi abajo, pero bueno, son de 10 a 15 minutos mas andando.
Gracias por la ruta
toda la información aportada es buena
muchas gracias a tí por leerla, valorarla y comentarla
un saludo y mucha montaña!