Anillo Extrem Picos Europa Etapa 1 Vegabaño - Collado Jermoso
near Soto, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Anillo Extrem Picos Europa Etapa 1 Vegabaño - Collado Jermoso, etapa larga y muy dura con nieve.
DESCRIPCION DE LA RUTA:
Domingo, 28 de Julio DE 2013.
Amanece sobre las montañas occidentales, la Torre Santa de Castilla (2.596 m.) es gigantesca. Al sur del refugio parte la senda entrando en un hayedo más bonito que el de Sansanet, es un lugar que enamora. Fuimos los primeros en levantarnos, a las 6,30 h. y a las 7,00 desayunamos. Hemos descansado mucho y partimos con mucho ánimo.
La ruta es bastante sencilla y pronto estamos bajando hacia el valle del río Cares. Aunque estamos en la cara sur de las montañas, el río parte el macizo y se dirige hacia el Norte, circunstancia que se nos hace un tanto estraña.
Llegamos a Soto de Valdeón cuyas casas y hórreos nos vuelven a sorprender, por su belleza natural. Seguiremos andando por fácil camino hasta Posada de Valdeón en cuya plaza paramos a comer un poco.
Continuamos pero no por carretera, (más directo) sino por camino en la margen izquierda del Cares, dando un importante rodeo para llegar a Cordiñales donde empieza de verdad nuestra ascensión. Quizá no hubiera hecho falta dar este rodeo ya que por asfalto tampoco es mucho trozo y en parte también es evitable.
Una vez en Cordiñales de Valdeón tomaremos el sendero perfectamente señalizado, además no tiene pérdida posible ya que se encarama por las paredes de las primeras estribaciones del Macizo del Fiero. La senda está tallada en la montaña y gana altitud con rapidez, debemos salvar un desnivel de más de 1.200 m. en sólo 4 km, es decir una sofocante pendiente media del... ¿30 %?
Cada detalle del camino es más bonito, aunque no tardaremos por cambiar ese adjetivo por el de acojonante, sí sí. Después de una larga ascensión llegaremos a un rellano ó prado (Vega de Asotín) desde un gran mojón observaremos al norte un collado que parecía nuestro destino; poco a poco vamos subiendo trazando zetas en la ladera orienteada al sur (muy soleada) pero no se ve rastro del refugio, eso sí las montañas son prodigiosamente altas, destacando al sur la Torre del Fiero que a medida que ascendemos se ve cada vez más grande.
Consulté el GPS, quedaban casi 500 m. de desnivel, ¡no damos crédito a que falte tanto!. En Vegabaño ya nos advirtió el guarda que hay que llevar paso tranquilo, de pastor, pues sino lo pagaremos en adelante.
Atrás, muy atrás quedaba el collado Solano (que confundimos con el collado Jermoso) cuando atravesamos el primer nevero, que por suerte estaba blando. Comentamos que esta subida en diagonal es ya "un falso llano" comparado con lo que nos precedió, y que el tiempo nublado y fresco nos salvó de una tarde horrible.
Salimos de la ladera y encaramos una canal pedregosa que se nos atragantó por el esfuerzo acumulado, se nos echaba una tormenta encima cuando trepábamos por los últimos y rocosos metros antes del refugio, corrimos todo lo que pudimos sin lograr evitar que un fuerte chaparrón nos moje el pelo y algo más a 50 m. del refugio (2.067 m.). ¡Qué apuros!
Es fácil llegar agotados a este increíble refugio; el cansancio a veces deviene en mal humor, hay que templar los alborotados ánimos y no caer en trivialidades, por ello en la puerta de la cocina un cartel reza: “en este establecimiento siempre hay buena leche”
Sonreíd, hemos llegado a un lugar realmente magnífico.
Los guardas nos atienden generosos y sirven puntualmente la cena, ahora nos
sentimos maravillados de poder haber subido y contemplar las montañas desde esta altura.
Después de la fuerte tormenta, habiendo cenado bien, todo el mundo sube a ver el atardecer a la montaña más próxima, el pico Torre Jermoso, 2.113 m. Es un lugar donde se tiene algo de cobertura de móvil y todos llaman a casa.
La ruta de mañana comienza por una fajeta en la cual desde el refugio se adivinan unos neveros, parecen evitables o sea que esperamos que no se nos complique mucho el paso.
DESCRIPCION DE LA RUTA:
Domingo, 28 de Julio DE 2013.
Amanece sobre las montañas occidentales, la Torre Santa de Castilla (2.596 m.) es gigantesca. Al sur del refugio parte la senda entrando en un hayedo más bonito que el de Sansanet, es un lugar que enamora. Fuimos los primeros en levantarnos, a las 6,30 h. y a las 7,00 desayunamos. Hemos descansado mucho y partimos con mucho ánimo.
La ruta es bastante sencilla y pronto estamos bajando hacia el valle del río Cares. Aunque estamos en la cara sur de las montañas, el río parte el macizo y se dirige hacia el Norte, circunstancia que se nos hace un tanto estraña.
Llegamos a Soto de Valdeón cuyas casas y hórreos nos vuelven a sorprender, por su belleza natural. Seguiremos andando por fácil camino hasta Posada de Valdeón en cuya plaza paramos a comer un poco.
Continuamos pero no por carretera, (más directo) sino por camino en la margen izquierda del Cares, dando un importante rodeo para llegar a Cordiñales donde empieza de verdad nuestra ascensión. Quizá no hubiera hecho falta dar este rodeo ya que por asfalto tampoco es mucho trozo y en parte también es evitable.
Una vez en Cordiñales de Valdeón tomaremos el sendero perfectamente señalizado, además no tiene pérdida posible ya que se encarama por las paredes de las primeras estribaciones del Macizo del Fiero. La senda está tallada en la montaña y gana altitud con rapidez, debemos salvar un desnivel de más de 1.200 m. en sólo 4 km, es decir una sofocante pendiente media del... ¿30 %?
Cada detalle del camino es más bonito, aunque no tardaremos por cambiar ese adjetivo por el de acojonante, sí sí. Después de una larga ascensión llegaremos a un rellano ó prado (Vega de Asotín) desde un gran mojón observaremos al norte un collado que parecía nuestro destino; poco a poco vamos subiendo trazando zetas en la ladera orienteada al sur (muy soleada) pero no se ve rastro del refugio, eso sí las montañas son prodigiosamente altas, destacando al sur la Torre del Fiero que a medida que ascendemos se ve cada vez más grande.
Consulté el GPS, quedaban casi 500 m. de desnivel, ¡no damos crédito a que falte tanto!. En Vegabaño ya nos advirtió el guarda que hay que llevar paso tranquilo, de pastor, pues sino lo pagaremos en adelante.
Atrás, muy atrás quedaba el collado Solano (que confundimos con el collado Jermoso) cuando atravesamos el primer nevero, que por suerte estaba blando. Comentamos que esta subida en diagonal es ya "un falso llano" comparado con lo que nos precedió, y que el tiempo nublado y fresco nos salvó de una tarde horrible.
Salimos de la ladera y encaramos una canal pedregosa que se nos atragantó por el esfuerzo acumulado, se nos echaba una tormenta encima cuando trepábamos por los últimos y rocosos metros antes del refugio, corrimos todo lo que pudimos sin lograr evitar que un fuerte chaparrón nos moje el pelo y algo más a 50 m. del refugio (2.067 m.). ¡Qué apuros!
Es fácil llegar agotados a este increíble refugio; el cansancio a veces deviene en mal humor, hay que templar los alborotados ánimos y no caer en trivialidades, por ello en la puerta de la cocina un cartel reza: “en este establecimiento siempre hay buena leche”
Sonreíd, hemos llegado a un lugar realmente magnífico.
Los guardas nos atienden generosos y sirven puntualmente la cena, ahora nos
sentimos maravillados de poder haber subido y contemplar las montañas desde esta altura.
Después de la fuerte tormenta, habiendo cenado bien, todo el mundo sube a ver el atardecer a la montaña más próxima, el pico Torre Jermoso, 2.113 m. Es un lugar donde se tiene algo de cobertura de móvil y todos llaman a casa.
La ruta de mañana comienza por una fajeta en la cual desde el refugio se adivinan unos neveros, parecen evitables o sea que esperamos que no se nos complique mucho el paso.
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