Yamnago

Maquinchao, El Caín, Tromen Niyeo y Yamnago en tres días de travesías
Los baiker: Carlitos, Leo, Omar, Julito, Silvio y Luis alias MTB LB. Segundo día de travesía. Sábado 12 de noviembre de 2022

Desde las 6,30 hs comienzan a despertar y levantarse los biker. Carlitos siempre lo hace en primer lugar. Desayunamos y nos alimentamos para la pedaleada que se venía.

Estábamos con muchas dudas de pode hacer el recorrido por el estado del tiempo y las lluvias que días antes cayeron en la zona. Pero decidimos salir aunque el tiempo seguía inestable. Por momentos salía el sol y por momentos caían algunos pequeños chaparrones. En cualquier caso el lugar no podría ser mejor para disfrutarlo en bici. Son extensiones que se pierden en el horizonte. Con diversas formas. A veces más plano como llanuras extensas y a veces con elevaciones o cerros cortados en línea plana sin la punta.

Salimos de El Caín a las 9,30 hs y a poco de andar, comienza la subida que en un momento se hace empinada. Despacio y a ritmo regular, se sube sin inconvenientes. En algunas de las fotos se pueden ver los baiker pedaleando para subir. Para mi gusto es una de las fotos mas lindas. El punto de llegada era la piedra sagrada, ubicada en Yamnago, antiguo lugar de caza de guanacos del pueblo tehuelche. La zona por la que pedaleamos se llama Tromen Niyeo (Tromén Ngëyeu o Trromén Gneyeu) sin duda una de las zonas más lindas de la Meseta de Somuncura.

Avanzamos sin inconvenientes e hicimos 31 kilómetros por una camino bien demarcado hasta que lo tuvimos que dejar para avanzar sobre una huella que atravesaba mallines. La lluvia los dejo muy húmedo, blando y pesado para pedalear. Por momentos era imposible continuar por el barro, por lo que tuvimos que ir buscando lugares para avanzar, siempre muy lento y con un gasto de piernas y energía importante. Continuamos dejando atrás la zona de mallines, en terrenos más altos, hasta llegar finalmente a la piedra. Siguiendo a Silvio, dimos algunas vueltas alrededor de la piedra y al fin paramos y dejamos las bicis. Hicimos ofrendas. Sacamos fotos y aprovechamos el momento para mirar la piedra y el entono que es verdaderamente increíble de lindo. Nos distendimos. Nos hidratamos y aprovechamos para comer algo.

Yamnago es un lugar de una singular belleza que ejerce una atracción especial difícil de entender. Los relatos dicen que “era un cazadero de guanacos”. Tenia lagunas permanentes y temporales que constituyeron abrevaderos de guanacos y, consecuentemente, sitios privilegiados para su caza intensiva. Cuentan que desde todas las sierras vecinas bajaban las tropas de guanacos para beber y entran en la laguna hasta media pierna.

El conocimiento que hoy se tiene se debe a la información surgida de los diarios de los naturalistas Jorge Claraz y Francisco P. Moreno. Ambos se internaron en el Centro-Sur de lo que hoy es la provincia de Río Negro, conducidos por baquianos indígenas y llegaron hasta el «Gran Bajo de Yamnago» (Claraz) o «Amplio Llano de Yamnagoo» (Moreno). También existen los documentos de Casamiquela quien sumó los relatos de José María Kual y Manuela Velázquez. Estas referencias son de un escrito de Boschin y Bernal (2004) llamado “El Yamnago: del registro histórico al registro etnográfico". También leí un artículo en un Blog bastante claro sobre el tema. Jorge Castaneda, reconocido escritos de Valcheta, tiene muchos artículos escritos sobre la meseta.

Estas breves referencias espero que ayuden a comprender mejor el tipo de lugares donde te puede llevar la bici pedaleando en grupo. Sitios a los que difícilmente vayamos si no existe un determinación firme de conocer. Son de difícil acceso mas que nada por las distancias, ausencias de referencias, y en gran parte del años, el rigor del clima lo impide casi por completo. En nuestro caso, es posible llegar por que contamos con la coordinación de Silvio, verdadero guía y baqueano que conoce los caminos, huellas y senderos de la meseta de Somuncura. Todas las travesías las hicimos con Silvio.

La cuestión que teníamos que emprender el regreso. Habíamos hecho 34 km y teníamos que hacer igual distancia para retornar a El Caín. Alrededor de las 12.30 hs decidimos comenzar a pedalear, otra vez, entre los mallines y zonas del camino con serrucho. El trayecto de vuelta fue bastante agotador, pero nos esperaba para el almuerzo a media tarde los mostacholli con estofado de vacío. Llegamos a El Caín a las 15 hs. aproximadamente. Omar fue el encargado de hacerlo los mostacholli. No se puede creer lo rico que salió.

Concluido el almuerzo y con el cansancio de dos jornadas, descansamos como corresponde. Alrededor de las 17 hs nos visitó Marisa Huentenao, guardia ambiental de la zona. Cumplen una función que es más que importante. Ejerce con responsabilidad su trabajo. Cada vez que llegamos a El Caín, registra los datos de cada uno de los baiker. Conversamos con Marisa y aprovechamos para interiorizarnos sobre la zona de Tromen Niyeo y aledaños. El registro es una práctica necesaria mas aun si te internas en la meseta. La cuestión que gracias a Marisa estamos todo el año informados sobre la situación de El Cáin y zona rural.

A la tardecita nos visitó la Comisionada de Fomento de El Caín, Marcela Nacleto. Conversamos y nos puso al tanto de varios temas tanto del paraje como de la zona rural y los puestos, las nevadas muy abundantes del ultimo invierno y la instalación reciente de servicio de internet en el paraje. Un gran avance para sus habitantes.

Lo cierto es que conversamos con diferentes representantes en algunos casos o con vecinos de los parajes o pobladores de los puestos de la meseta. Esta posibilidad es quizás, una de las cosas mas lindas que brinda la actividad que hacemos pedaleando en las travesías.

A la noche, para cenar, preparamos un cuarto de cordero. El tiempo y algunas lluvias impidieron hacerlo afuera al asador. Lo hicimos al horno con papas. Leo fue el encargado y contó con mi ayuda. Salió muy rico y no quedó nada. Cenamos bien y como siempre, la sobremesa se extendió y a medida que avanzaba la noche y algunos tragos, surgían los temas mas variados aportados por los biker.

La travesía del día había sido muy especial mas que nada por llevarnos por paisajes únicos. Espacios de gran extensión y amplitud. Sin que nada interrumpa la vista y el horizonte. Son superficies y geografías como ya no se ven en ningún lado. Sin rutas o carteles o cables; sin señales ni objetos que denoten la presencia de algo. Nada. Algún puesto cada tanto.

Entre charlas y disfrutes, nos empezó a ganar el sueño. Nos fuimos a dormir satisfechos por las dos jornadas vividas. Al otro día, domingo, debíamos hacer 85 kilómetros de regreso a Maquinchao. Los primeros 20 kilómetros en subida.