Activity

Vereda La Holanda, San Francisco, Antioquia

Download

Trail photos

Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia

Author

Trail stats

Distance
24.51 mi
Elevation gain
3,842 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
3,842 ft
Max elevation
3,083 ft
TrailRank 
32
Min elevation
3,083 ft
Trail type
Loop
Time
one day 7 hours 53 minutes
Coordinates
18981
Uploaded
January 24, 2024
Recorded
October 2023
Be the first to clap
Share

near La Mesa Norte, Departamento de Antioquia (Republic of Colombia)

Viewed 33 times, downloaded 0 times

Trail photos

Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia Photo ofVereda La Holanda, San Francisco, Antioquia

Itinerary description

Aprovechando el puente festivo, arrancamos el sábado por la autopista Medellín Bogotá para llegar en vehículo al hotel Naranjal (unos 9 km antes de Rioclaro). Allí tomamos las bicicletas y empezamos a devolvernos en dirección a San Luis, hasta el alto de Monteloro. Avanzamos otro poco hasta la Josefina y allí nos desviamos por unos rieles (bien empinados) a mano izquierda que nos llevarían a la vereda la Holanda. Vereda que pertenece al municipio de San Francisco (aunque se encuentra mas cerca del casco urbano de San Luis).

Después de sortear un camino, no tan largo, pero si bastante exigente, un camino muy quebrado con cortos pero pronunciados ascensos y descensos de mucha piedra suelta en algunos tramos o en otros un terreno arcilloso que no permitía una buena tracción, pero acompañado siempre de un bonito paisaje y una buena divisa, llegamos hasta la Holanda donde nos encontramos con Mónica, la anfitriona, que con su familia nos recibió y nos ubicó en su casa rural. Nos instalamos, almorzamos y salimos a caminar en búsqueda de los emblemáticos charcos del sector. La idea era aprovechar toda la tarde para conocer y disfrutar los diferentes atractivos naturales del lugar.

Salimos inicialmente a conocer la cascada Arco Iris. Una caminata corta que a través de un cristalino arroyo nos llevó a este bonito lugar. El día estaba muy fresco (debido al eclipse tal vez), así que no llegamos tan acalorados y quisimos subir a explorar arriba del charco antes de disfrutar este. Pasamos por un lado, yo iba adelante siguiendo a un perrito que nos acompañaba desde la finca; y de un momento a otro yo sentí una picadura en una pierna; continué un poco mas y al mirar atrás vi que Mile venía sacudiéndose por la picadura de unas abejas africanas. Mónica y su sobrina se percataron y se quedaron abajo.

A Mile la picaron en 4 partes distintas, en brazos y piernas. Para calmarla un poco le dije que continuáramos rio arriba y nos sumergiéramos en el agua.

Avanzamos pero Mile empezó a inflamarse rápidamente. Ella es alérgica. Y la preocupación era que no teníamos a la mano las pastillas (antihistamínicos) que carga para este tipo de situación (las habíamos dejado en la finca), pero lo que mas preocupaba en el momento era que para regresar debíamos pasar nuevamente por donde estaban las abejas.

Nos aproximamos lentamente de regreso; yo me acerque al camino por donde habíamos subido y veía las abejas reboloteando allí. Una opción era saltar desde la parte alta de la cascada al charco o buscar un camino alterno. Nos fuimos por la segunda. Empezamos a subir por el monte esquivando el sendero (con temor de que por este lado nos encontráramos con otra sorpresa, ya que estaba bien montado el terreno).

No se como pero logramos salir nuevamente a la parte baja del charco donde nos esperaban Mónica y su sobrina. Mile estaba ya bastante inflamada y con una picazón en todo su cuerpo que no se aguantaba. Un corto chapuzón en el charco y emprendimos rápidamente el regreso a la finca donde se tomó el antihistamínico.

Tratamos de relajarnos un poco esperando que la pastilla obrara. (Salir desde ese punto a buscar ayuda médica, a San Luis que era la población mas cercana, no era fácil, ni siquiera en una moto, que tal vez sería la única opción; pensar en esto nos angustiaba).

Empezamos a notar que lentamente iba mejorando. Aunque seguía inflamada, ya veíamos que no avanzaba y por el contrario disminuía la picazón.

Terminamos de pasar la tarde allí, charlando con Mónica y sus padres, mientras esperábamos que Mile se mejorara. Finalizando la tarde estando ella mejor, salimos a dar una corta caminata por el sector, para despejar un poco la mente.

Ya en la noche estuvimos relajados, cenamos una rica comida campesina y nos fuimos a descansar.

Al dia siguiente, luego de una buena noche ya Mile se encontraba mejor (aunque algo inflamada aún). Nos dispusimos entonces a ir a conocer el otro charco (que inicialmente íbamos a conocer el día anterior; ya no quisimos volver a la cascada Arco Iris).

Emprendimos el camino, esta vez si llevando las pastillas, y luego de cruzar un hermoso arroyo y avanzar un poco por este aguas abajo, así, de la nada, nos encontramos con un espectacular, grandísimo, majestuoso y profundo pozo de agua cristalina, en medio de una exuberante naturaleza, alimentado por esa pequeña quebrada que íbamos transitando: Charco Negro, un lugar indescriptible; inimaginable.

Al llegar a este se nos olvidó todo el susto que habíamos pasado el día anterior. Disfrutamos a nuestro amaño de este bonito lugar. Nadamos, nos zambullimos…. Luego nos fuimos a explorar un poco rio abajo encontrando varios charcos mas que se forman entre las rocas, lo cuales fuimos disfrutando.

Regresamos, disfrutamos otro rato el majestuoso charco Negro y salimos nuevamente a la finca. Allí, luego de un rico almuerzo (en hoja de plátano) acompañado de una rica mazamorra con panela y después de una corta siesta, nos despedirnos de Mónica y su familia y emprendimos el camino para salir de tan magnífico lugar. La salida en bicicleta desde allí es tal vez mas exigente que la llegada. Sin embargo, el día estaba mas despejado así que el paisaje a lo lejos se veía mas espectacular.

Después de pedalear y pelear un poco con el duro terreno salimos a la autopista, a la Josefina y de allí rápidamente llegamos al Hotel Naranjal, donde habíamos iniciado la aventura el día anterior.

Llegamos sorprendidos y agradecidos por haber conocido y disfrutado un lugar tan espectacular, tan único, tan escondido, tan impensable…. Pero mas agradecidos aún por haber salido bien librados del evento con las abejas (que susto!)

Así pues nos dispusimos a descansar para recargar energías para la ruta que queríamos realizar el día siguiente para llegar a Rioclaro por El Prodigio y Las Confusas, pero esa ya es otra historia….

Comments

    You can or this trail