Valorio, dehesa del Penadillo, Palomares, hoyas de San Julián, bajada de Matarranas, Zamora.

Hoy de estreno de dos cosas: el chis 5G y la suspensión revisada del Manolón. En cuanto a lo primero, después de un día de malestar y de reposo obligado, tenía dudas sobre cómo me iba a encontrar. Enseguida noté saliendo por Valorio, que las pulsaciones subían más de lo normal, cosa que también le había pasado a algunos de mis compañeros de fatigas vacunados quince días antes. Por el bosque recorrimos algunos senderos de los que nos gustan: subidas, bajadas, curvas... muy bien. Salimos por el tramo paralelo a la vía y acabamos subiendo hasta el camino del Monte para acercarnos hasta la dehesa de Penadillo. Justo antes de llegar, hay un despliegue importante de maquinaria porque, según me dijo Sergio, van a hacer un parque eólico grande. Me parece bien, pero las vallas que ya hay por la zona me dan mala espina. Solo espero que no nos corten también ese camino (os recuerdo que el sendero de la cárcel ya no se puede recorrer). Por la dehesa tuve que aflojar un poco el ritmo, porque el corazón se aceleraba bastante y le costaba volver a su sitio. Aún así tampoco fue a más la cosa. La siguiente estación era el bosque de Palomares, el paraíso. Como siempre últimamente, hicimos lo que nos dio la gana por senderos viejos y conocidos y por otros nuevos (en algún caso atravesando jarales y terrenos cultivados -poco trozo-). Y después de 11 kilómetros haciendo el zángano por allí, regresamos hacia Zamora. Pero antes, para acabar bien el día, visita obligada a las hoyas de San Julián. Previamente, Sergio había marcado el territorio apretando en una subida todo lo que podía, dejándome atrás con relativa facilidad (ni podía, ni quería seguirlo hoy, con el cuerpo todavía recuperándose del pinchazo). Nos volvimos a juntar para recorrer el camino de la Higuera bastante deprisa (ahí sí que aguanté bien) y hacer las hoyas. La primera fenomenal, aprovechando la inercia de la bajada para subir. La segunda, en cambio, no pude subirla tan rápido porque de nuevo las pulsaciones se desbocaban. Me relajé y puse un ritmo cómodo. Quedaba probar la segunda novedad del día: las suspensiones. ¿Y qué mejor terreno para eso que la bajada de Matarranas? La hicimos lo más rápido posible, a un promedio de 40 km/h, muy bien. Y el Manolón fenomenal, se ve que la revisión ha sido correcta. Me sigue impresionando la caña que aguantan. Y así acabamos otra jornada de felicidad. Mejor de lo que esperaba ¡Y con la cobertura 5G a tope!