Toreno- San Pedro Mallo- Laguna de los Rozos- Peña Tendoira-Villamartín del Sil- Matarrosa- Langre- Tombrio -Toreno

Nos desplazamos en esta ocasión a la localidad de Toreno para iniciar una ruta por los montes más próximos a esta localidad. En el día de hoy enlazamos segmentos de tracks de varias rutas distintas realizadas en otras ocasiones, con otros tramos que permanecían a día de hoy inexplorados, para realizar esta ruta circular; el resultado es un recorrido de dificultad física de nivel moderado, y de requerimiento técnico medio/bajo.
Nos encontramos a lo largo del recorrido con algún rampón importante, que sí que exige aplicarle el máximo esfuerzo para superarlos, pero que no son en ningún caso excesivamente prolongados en su longitud.
La ruta comienza en Toreno, y nos encaminamos, tras cruzar el río Sil, hacia la carretera que se dirige a la vecina población de Librán. Tras poco más de dos kilómetros de ascenso, nos desviamos del asfalto hacia la senda (señalada como Camino Viejo), por la cual ya he transitado en otras ocasiones, que nos pone rumbo hacia San Pedro Mallo. Atravesamos el puente que cruza el río Primout, y continuamos ascendiendo nada más cruzarlo, a la derecha. Sin dejar de ganar desnivel, llegamos a la llamada Campa de Mallo, una pequeña extensión algo más horizontal, plantada de castaños, en donde, en esta época encontramos ya a sus propietarios recolectando los frutos.
Poco más adelante llegamos ya al desvío de la cascada del Cervezón. Aprovechamos el paso por este lugar para visitar la caída de agua, que tristemente, y tras la intensa sequía de este verano, nos encontramos con únicamente un pequeño chorro de agua resbalando sobre la roca (Waypoint 1).
Sin más dilación continuamos camino salvando el desnivel que nos separa del casco urbano de San Pedro Mallo.
Pasamos junto a la fuente del 32, y continuamos nuestro camino, por pista en excelente estado, sin dejar de ganar altitud poco a poco, en un ascenso bastante cómodo.
Poco más adelante, y tras pasar junto a un merendero situado a la derecha del camino, nos desviamos 90 grados a nuestra izquierda, para acometer la subida hacia la Laguna de los Rozos.
Aquí se nota también un descenso en el nivel del agua, pero no tan acusado como el del caudal de la cascada que acabamos de visitar (Waypoint 2).
Seguimos ascendiendo, y es en este último tramo donde la subida se endurece un poco más, hasta llegar al pico de Peña Tendoira, cuyos últimos 30 metros son bastante difíciles, ya que el camino se encuentra cubierto de roca y grava de pequeño calibre y muy suelta, dificultando la tracción y el equilibrio. No hay mayor problema en echar el pie a tierra y empujar la bici, ya que, como digo, no son más de unas pocas decenas de metros.
Una vez que tomamos las fotos de rigor en la cumbre, (Waypoint 3), retrocedemos un trecho, (con máxima precaución, dado el estado del firme) para llegar al punto desde el cual podemos asomarnos al impresionante cañón del río Primout. Desandamos este último tramo, para volver a encontrarnos en la pista de subida hacia Peña Tendoira, desde donde nos desviamos a nuestra izquierda, acometiendo otro de los tramos de subida exigentes de la ruta. No son más de doscientos metros, pero que, vistos desde abajo, acojonan un poco. Una vez metidos en el fregado, aplicando el máximo esfuerzo y seleccionando bien la trazada para tener buena tracción, se consigue llegar a esta segunda atalaya, que como se ve en el gráfico de altitud, tiene incluso algunos metros más de altura que el propio pico de Peña Tendoira.
Invertimos ya el signo de la inclinación sobre la cual rodamos, deslizándonos siempre por pista en muy buen estado, hacia Villlamartín del Sil. Tras repostar agua, atravesamos el pueblo, y llegamos a la C631; tomamos esta carretera en dirección norte, hacia Villablino, hasta llegar al antiguo lavadero de carbón situado a la izquierda de la vía.
Cruzamos esta antigua instalación industrial, hoy totalmente en ruinas, para acercarnos al Sil, que atravesamos sobre un puente colgante de llamativo color azul que nos comunica con la otra orilla del río. Por este camino, pasando junto a la central hidroeléctrica de Peñadrada, llegamos a Matarrosa. Aquí hacemos una pequeña parada para reponer energías de cara a afrontar el último arreón importante de la ruta: la subida hacia la mina del Caleyo, un tramo que, sobre asfalto, tiene una longitud de poco más de un kilómetro, con desniveles que en la pantalla del GPS oscilan en todo momento entre el 14 y el 16% (Waypoint 4). A partir del punto donde realizamos un giro de 180 grados, abandonamos ya el asfalto, y la dureza del ascenso se suaviza. Casi sin darnos cuenta, llegamos al Alto del Campillo, donde encontramos el refugio del mismo nombre. A partir de aquí, nos lanzamos, ya con desnivel negativo, hacia la localidad de Langre, donde, como en otras ocasiones, hacemos una parada en la plaza de la iglesia del pueblo para admirar la imponente construcción del templo (Waypoint 5). Disfrutamos además de la animada charla que nos ofrecen los vecinos del pueblo que allí encontramos, aprovechando a esas horas los rayos del sol del mediodía.
Sin más dilación, continuamos nuestro camino, saliendo en un primer término por carretera, pero desviándonos inmediatamente del asfalto, para hacer rodar a las niñas sobre la superficie en la que más cómodas se encuentran.
De este modo llegamos a Tombrio de Arriba; siguiente punto de paso, Tombrio de Abajo. Entre estos dos pueblos nos encontramos, como ya me ha ocurrido en otras rutas en las que he transitado por aquí, con un punto en el que es preciso atravesar una zona de pasto de ganado, cercado con pastores eléctricos. Abrimos y cerramos en varias ocasiones las puertas habilitadas para ello y sin más problema alcanzamos Tombrio de Abajo.
Desde aquí, para llegar a Toreno, nos queda ya únicamente rodar por un bonito camino rodeado de robles y castaños, que en esta época otoñal se convierte en una auténtica foto de postal, con la variedad de los colores de las hojas caídas alfombrando el suelo.
Alcanzamos ya la localidad desde la que iniciamos la ruta hace aproximadamente cinco horas, y nos dirigimos al Restaurante Azul, en el centro del pueblo, donde nos homenajeamos con una buena comida hipercalórica, para reponer las energías gastadas. ;))
Tras una buena sobremesa, cargamos las bicis en los coches, y volvemos a Ponferrada para dar por finalizada una jornada más de excelente MTB.
Por supuesto, al llegar a casa, toca aplicar el, como mínimo, engrase a las zonas de mayor desgaste de la niña, que como siempre, se lo ha ganado.
Día hecho!!!!