Sotoserrano Camino Morisco 2013 con el Club Ciclista Villamayor

Domingo 10, 7:30 de la mañana, Antiguo ayuntamiento de Villamayor, la
furgoneta y el coche están cargados de bicis pero solo dos valientes
habituales de BTT del club Ciclista Villamayor están por allí: Jose y
Carlos. Que si la lluvia, que si era muy duro... Pero no eran los únicos
del Club. En total 19 valientes. No está mal.

El viaje hasta Sotoserrano, corto pero intenso: que si va a llover un
poco, que si lloverá mucho, que si hacemos la corta, que si no hacemos
nada, que si se suspenderá.... Sólo José estaba seguro de que sería un día
maravilloso. O al menos era el único que lo decía.

LLegada a Sotoserrano a las 8:50. Al ir a recoger los dorsales, una lluvia
fina cae, fina pero constante. Los casi 500 valientes que esperaban el
pistoletazo de salida, se cobijan como pueden pero la espera se hace
interminable.

Casi a las 10, con algunos que ya estaban casi tiesos, se da la salida. Ya
no llueve. Llaneando por asfalto y bajada por tierra con algo de barro
Jose, que en las bajadas se rezaga, descubre que sus frenos no funcionan.
¡A los 3 kilometros de la salida! Intenta seguir, arreglar y pedir ayuda. Jose no es muy hábil con la bici y menos con las dificultades. Llama a Carlos que no contesta. Le dicen que hay un mecánico en un par de kilometros y continúa como puede. En ese momento Carlos aparece corriendo diciendo que no ha oido la llamada y enseguida saca la herramienta y arregla el problema.
- Roza un poco la rueda pero es muy poco.
- ¿Como que un poco, cuando quedan 60 kilómetros?
- Que es muy poco, no te preocupes.
- Venga, venga, que estamos los últimos.
El pulsómetro de Jose marca 188. Los nervios a veces son más preocupantes y peligrosos que el duro camino. No volverá a marcar apenas por encima de 150 en el día.

Empieza la subida. La primera de las 3. Jose aprieta para unirse al grupo
pero Carlos le recuerda que el camino es largo. Jose sigue apretando hasta
que ya se ven otros ciclistas. Jose y Carlos ya no son los últimos. La
subida se hace más dura y con barro. Muchos se bajan de la bici. Jose y
Carlos también tienen que hacerlo en alguna ocasión, sobre todo por no
haber espacio entre los otros ciclistas. Complicado pero avanzando. Muchos
ciclistas abandonan.

A las 11:10 Jose le pregunta a Carlos:
- Ya habremos completado las 2 primeras subidas de las 3, ¿no? Estaremos llegando.
- Pero Jose, si acabamos de salir, si solo llevamos 11 kilómetros.
- ¿Cómo, solo 11 kilómetros?

Jose empieza a darse cuenta de que las circunstancias quizás obliguen a no
completar la ruta.

Pero empieza la bajada. "Bajada dificil" dice un cartel. Dificil pero
bonita. Los frenos funcionan y todo avanza.

11:30 Riomalo, habituallamiento y empezando la segunda subida, larga y
empinada pero inicialmente por asfalto y después por tierra pero cómoda.
Ya no se vuelve a ver barro a pesar de la lluvia de los días previos. Se
sigue subiendo. Cómodo pero subiendo. En el kilometro 32 Carlos se empieza
a quejar de la dureza. Jose calla y sigue. Cuando mira para atrás, para
ver si Carlos sigue, lo ve en la distancia. Y sigue la subida comoda pero
subida. Jose ya va solo y recibe un mensaje. El Avenida va empatado en el
descanso. Su mujer y sus hijos están viendo la final en Zamora. El camino
se hace más cómodo y Jose decide parar a orinar y esperar a Carlos, que
siempre le ha esperado cuando él había tenido dificultades. Después de quitar bártulos, orinar y demás, Carlos aparece al fin. No parece cansado pero sí rezagado.

La marcha sigue y a las 13:15 Jose llama por teléfono a su mujer para
explicar que el día está siendo maravilloso y el tiempo estupendo. Antes de que pudiera llover . El Avenida ha perdido la final. Mientras le explican los pormenores, ve que están bajando y corta la llamada. Jose no es muy habil para conducir solo con una mano. El Avenida ha perdido pero allí estaba el Club Ciclista Villamayor y parece que a nadie el importa.

Llega el segundo habituallamiento. Jose se pone las botas como si no
hubiera comido en una semana y Carlos, al verle, intenta no quedarse
atrás. Ya solo quedan 19 kilómetros, por carretera. Un paseo. Pero en unos
minutos empieza a llover. Jose aprieta, y aprieta. Carlos le recuerda que
el último tramo es subida pero ya es subida cómoda. A las 2:15 Jose y
Carlos entran en Sotoserrano donde un suculento bocata de jamón está
esperando. La experiencia ha sido innolvidable. Competición misma, con sus
difcultades y los éxitos. Llegamos casi los últimos (casi todos los que
iban detrás abandonaron), pero inolvidable. Carlos tenía prisa por
preguntar a que hora salía la del año que viene...

Cambio de ropa, comida y a las 2:55 la furgoneta se pone en marcha. Carlos
mira desesperado porque acaba de encender el cigarro. El Club Ciclista
Villamayor espera por todos y lo que haga falta pero no para fumar un
cigarrillo.

A las 4:15 en casa. Jose tiene prisa. Quiere llegar a casa para hacer las
tareas antes de que llegue su mujer y sus hijos, para que encuentren todo
bien. Y, si fuera posible, ver que otras rutas están programadas
proximamente por los alrededores. Imposible. Llegan enseguida.

Por la noche, ve que hay varias rutas previstas proximamente. El Club
ciclista Villamayor tiene que estar en ellas. A la vez, buscando fotos de
la marcha de Sotoserrano, ve que los periodicos tiene fotos del Avenida en
las que su mujer y sus hijos salen en ellas. Que pena no haber estado.
Pero esa noche no hay tiempo para los de Sotoserrano, que se lo han
currado sin estar sentados calentitos. No importa. La experiencia ha
merecido la pena.