senderos del camero viejo.
near Albelda de Iregua, La Rioja (España)
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Donde acaba la pendiente.
Sendeando por el camero viejo, impresionante sierra, creo que es una de las sierras más duras que tenemos en las cercanías de nuestra casa, con su terreno pedregoso y descarnado, sus pequeños despoblados y sus grandes pendientes, sus senderos espinosos y caminos echados a menos nos ignotizan a cada pedalada, deseando terminar la pendiente para iniciar el descenso, y deseando terminar el descenso para iniciar el ascenso, buscando un tramo de tregua, pero, sólo tienes descanso, donde acaba la pendiente, y se inicia descenso.
En esta ocasión planteamos la ruta desde Albelda y no tiene otro objetivo que poder acabarla y prueba de ello son las más de 6 horas o casí 5 pedaleando para completar poco más de 50 kilómetros, medias de poco más de 12 km/h, con tranquilidad y disfrutando donde se podía, que son más bien pocos.
Salimos de Albelda y vamos calentando motores, por el camino asfaltado que nos sube a Clavijo, aquí frescos, y dando cimbrel, hasta que llegamos al cruce que nos sube al Rodalillo por el cortafuegos, ya entramos en tierra, una fuerte pendiente nos espera antes de adentranos en el pinar, e iniciar la primera bajada del día, la corta senda de las vacas que nos dejará en Clavijo, un poco sucia en algún tramo de espinos, pero sin mucha complicación.
En Clavijo, pasamos el cementerio y nos vamos a la derecha, para dirigirnos al infiernillo, un cueston nos pone en la esplanada de las vacas, y evitamos el tramo que enlaza con el infiernillo muy sucio de vegetación últimamente, por la pista, y enseguida entre los pinos atajamos hacía él, descenso fácil, excepto por alguna rama que molesta.
Ya en el infiernillo, que está bastante limpio, sólo tenemos una pequeña complicación en forma de ascenso, con algún zarzal tapando el paso, pero sin mucha complicación, llegamos a la cuesta del espino, la hacemos a la contra, para enlazar con el atajo de victor, cruzamos la pista y seguimos por el atajo, con un tramo en fuerte pendiente, poco a poco llegamos a la pista, y ascendemos por ella a peña Aldera, ya llevamos 13 kilometros y 1000 metros de acumulado.
Pasamos por el Collado del Mallo, un pequeño ascenso, y giramos a la izquierda dirección Trevijano, al poco giramos a la derecha por una portilla, e iniciamos la senda del Huevo, no porque cueste un huevo sino porque el cerrillo que bordea, se llama así, en realidad es el antiguo camino que unia Trevijano a Luezas. El primer tramo en descenso, es bastante fácil y rápido, siempre en descenso hasta pasar el pequeño regato de Valderades, ahora un pequeño llaneo donde la senda se pierde un poco, para posteriormente en un giro a la derecha, iniciar un fuerte ascenso, este ascenso es bastante duro, rondando el 20% y terreno malo, donde hay que buscar tracción, aunque al poco giramos a la izquierda, dejando este, que nos subiría directamente a Somero, por una pequeña trocha, que nos lleva directamente al camino de Luezas.
Lo de camino por decir algo, el descenso y el terreno, roto, con roderas inmesas, y grandes rocas, nos hacen extremar la precaución, y agarrar bien la bici. Llegamos a Luezas, nos vamos hacía la Iglesía, que es donde comienza nuestra siguiente senda, la Real de Luezas, que nos bajaría a Soto. Impresionante descenso, está muy limpia, y con un desnivel contenido se deja querer y gozamos un rato.
Llegados a la pista que sube a Trevijano, nos vamos a la derecha, buscando la carretera de Luezas, este tramo tiene un fuerte desnivel pero el camino está en buenas condiciones. Ya en la carretera ascendemos algo menos de un kilómetro por ella dirección Luezas, buscando el antiguo camino que la unía con Terroba, y por donde iniciamos el siguiente ascenso, si el de Luezas, estaba complicado, este está lo siguiente, así que apretando los dientes y gastando freno, vamos bajando y soltando en los pocos tramos que da. Una vez pasado un vadeo de rio, veremos una señal que pone “ruedas de molino”, es de una pequeña cantera que hemos pasado antes, y que tiene alguna talla de rueda sin terminar.
Aquí giramos a la derecha, para iniciar una senda que limpiaron hace un año y balizaron, aunque algunas de las balizas se han perdido, y se ha ensuciado un poco. El primer tramo pegado al regato, es fácil, es más camino de leña, que senda, hasta que llegamos a un cruce, aquí ya es senda marcada, que en ligero ascenso, se va hacia la valla, allí un tramo de duro ascenso que entorpece alguna que otra zarza que nos obliga a tirar de pata en algún, aunque el tramo es corto, cansa, o igual es el acumulado, pero cuando llegas arriba lo agradeces, ahora la senda se difumina en algún tramo hasta que se convierte en roderas marcadas, un pequeño refugio, y enseguida salimos al camino que nos llevará a Saida.
Ahora tenemos un largo y fuerte ascenso, sin descanso alguno, hasta llegar a la pista de Terroba que nos da un pequeño descanso (nos da tiempo a ver la senda que va de Luezas a la ermita de Royuela, que parece que la acaban de limpiar, así que enseguida le haremos una visita). Esta pista la dejamos para iniciar el ascenso final a Saida, es bastante duro, pero corto y muy asequible, al poco de la portilla y a la derecha, tenemos un pilón que nos da media vida.
Llegados a Saida, seguimos a nuestra derecha dirección Luezas, y sin cruzar la valla, bajamos buscando la senda de los corrales de Arao, por un fácil tramo, esta senda es bastante divertida, y sólo tiene un pequeño paso complicado por la piedra, pero que una vez que se conoce no guarda mayor inconveniente. Llegamos a los prados de Arao, antes de los corrales, nos vamos por una campa a la izquierda, sin marca de ninguna clase, así que atentos y enlazamos la senda de Miraflores, fantástica, magnifica, aunque me gusta más en subida, porque bajando, que se va rápido y teniendo ese barranco tan cerca, se erizan los pelos, aunque lo mejor es dejar el freno tranquilo y trazar.
Sin mayor inconveniente llegamos a las canteras de Viguera y volvemos para arriba por la senda de los corrales, el inicio es inmenso, aunque lo que más duele es después de la primera curva a derechas, un pequeño tramo infernal, que conseguimos subir, luego suaviza, pero el cansancio hace mella y aunque parece suave no puedes perder la concentración, llegamos a la zona de los pinchos y hay que ir buscando la trazada para no tirar de pie, aunque lo mejor para subir montado bien, es irnos siempre hacía la izquierda.
Por fin los Corrales, un poco de orientación por las campas, y enlazamos la senda del Cubaldon, lo que es senda, en realidad es fácil, bastante, le tengo más miedo al trozo de camino que se inicia en los corrales de Cerro Traidor, es una bajada dura y pedregosa, y como van tantas cansa. Una vez en Nalda, y aunque teníamos otro tramo en mente, decidimos bajar por donde los guardias y volver a Albelda por la carretera cuando el reloj rozaba las 15.00
Sendeando por el camero viejo, impresionante sierra, creo que es una de las sierras más duras que tenemos en las cercanías de nuestra casa, con su terreno pedregoso y descarnado, sus pequeños despoblados y sus grandes pendientes, sus senderos espinosos y caminos echados a menos nos ignotizan a cada pedalada, deseando terminar la pendiente para iniciar el descenso, y deseando terminar el descenso para iniciar el ascenso, buscando un tramo de tregua, pero, sólo tienes descanso, donde acaba la pendiente, y se inicia descenso.
En esta ocasión planteamos la ruta desde Albelda y no tiene otro objetivo que poder acabarla y prueba de ello son las más de 6 horas o casí 5 pedaleando para completar poco más de 50 kilómetros, medias de poco más de 12 km/h, con tranquilidad y disfrutando donde se podía, que son más bien pocos.
Salimos de Albelda y vamos calentando motores, por el camino asfaltado que nos sube a Clavijo, aquí frescos, y dando cimbrel, hasta que llegamos al cruce que nos sube al Rodalillo por el cortafuegos, ya entramos en tierra, una fuerte pendiente nos espera antes de adentranos en el pinar, e iniciar la primera bajada del día, la corta senda de las vacas que nos dejará en Clavijo, un poco sucia en algún tramo de espinos, pero sin mucha complicación.
En Clavijo, pasamos el cementerio y nos vamos a la derecha, para dirigirnos al infiernillo, un cueston nos pone en la esplanada de las vacas, y evitamos el tramo que enlaza con el infiernillo muy sucio de vegetación últimamente, por la pista, y enseguida entre los pinos atajamos hacía él, descenso fácil, excepto por alguna rama que molesta.
Ya en el infiernillo, que está bastante limpio, sólo tenemos una pequeña complicación en forma de ascenso, con algún zarzal tapando el paso, pero sin mucha complicación, llegamos a la cuesta del espino, la hacemos a la contra, para enlazar con el atajo de victor, cruzamos la pista y seguimos por el atajo, con un tramo en fuerte pendiente, poco a poco llegamos a la pista, y ascendemos por ella a peña Aldera, ya llevamos 13 kilometros y 1000 metros de acumulado.
Pasamos por el Collado del Mallo, un pequeño ascenso, y giramos a la izquierda dirección Trevijano, al poco giramos a la derecha por una portilla, e iniciamos la senda del Huevo, no porque cueste un huevo sino porque el cerrillo que bordea, se llama así, en realidad es el antiguo camino que unia Trevijano a Luezas. El primer tramo en descenso, es bastante fácil y rápido, siempre en descenso hasta pasar el pequeño regato de Valderades, ahora un pequeño llaneo donde la senda se pierde un poco, para posteriormente en un giro a la derecha, iniciar un fuerte ascenso, este ascenso es bastante duro, rondando el 20% y terreno malo, donde hay que buscar tracción, aunque al poco giramos a la izquierda, dejando este, que nos subiría directamente a Somero, por una pequeña trocha, que nos lleva directamente al camino de Luezas.
Lo de camino por decir algo, el descenso y el terreno, roto, con roderas inmesas, y grandes rocas, nos hacen extremar la precaución, y agarrar bien la bici. Llegamos a Luezas, nos vamos hacía la Iglesía, que es donde comienza nuestra siguiente senda, la Real de Luezas, que nos bajaría a Soto. Impresionante descenso, está muy limpia, y con un desnivel contenido se deja querer y gozamos un rato.
Llegados a la pista que sube a Trevijano, nos vamos a la derecha, buscando la carretera de Luezas, este tramo tiene un fuerte desnivel pero el camino está en buenas condiciones. Ya en la carretera ascendemos algo menos de un kilómetro por ella dirección Luezas, buscando el antiguo camino que la unía con Terroba, y por donde iniciamos el siguiente ascenso, si el de Luezas, estaba complicado, este está lo siguiente, así que apretando los dientes y gastando freno, vamos bajando y soltando en los pocos tramos que da. Una vez pasado un vadeo de rio, veremos una señal que pone “ruedas de molino”, es de una pequeña cantera que hemos pasado antes, y que tiene alguna talla de rueda sin terminar.
Aquí giramos a la derecha, para iniciar una senda que limpiaron hace un año y balizaron, aunque algunas de las balizas se han perdido, y se ha ensuciado un poco. El primer tramo pegado al regato, es fácil, es más camino de leña, que senda, hasta que llegamos a un cruce, aquí ya es senda marcada, que en ligero ascenso, se va hacia la valla, allí un tramo de duro ascenso que entorpece alguna que otra zarza que nos obliga a tirar de pata en algún, aunque el tramo es corto, cansa, o igual es el acumulado, pero cuando llegas arriba lo agradeces, ahora la senda se difumina en algún tramo hasta que se convierte en roderas marcadas, un pequeño refugio, y enseguida salimos al camino que nos llevará a Saida.
Ahora tenemos un largo y fuerte ascenso, sin descanso alguno, hasta llegar a la pista de Terroba que nos da un pequeño descanso (nos da tiempo a ver la senda que va de Luezas a la ermita de Royuela, que parece que la acaban de limpiar, así que enseguida le haremos una visita). Esta pista la dejamos para iniciar el ascenso final a Saida, es bastante duro, pero corto y muy asequible, al poco de la portilla y a la derecha, tenemos un pilón que nos da media vida.
Llegados a Saida, seguimos a nuestra derecha dirección Luezas, y sin cruzar la valla, bajamos buscando la senda de los corrales de Arao, por un fácil tramo, esta senda es bastante divertida, y sólo tiene un pequeño paso complicado por la piedra, pero que una vez que se conoce no guarda mayor inconveniente. Llegamos a los prados de Arao, antes de los corrales, nos vamos por una campa a la izquierda, sin marca de ninguna clase, así que atentos y enlazamos la senda de Miraflores, fantástica, magnifica, aunque me gusta más en subida, porque bajando, que se va rápido y teniendo ese barranco tan cerca, se erizan los pelos, aunque lo mejor es dejar el freno tranquilo y trazar.
Sin mayor inconveniente llegamos a las canteras de Viguera y volvemos para arriba por la senda de los corrales, el inicio es inmenso, aunque lo que más duele es después de la primera curva a derechas, un pequeño tramo infernal, que conseguimos subir, luego suaviza, pero el cansancio hace mella y aunque parece suave no puedes perder la concentración, llegamos a la zona de los pinchos y hay que ir buscando la trazada para no tirar de pie, aunque lo mejor para subir montado bien, es irnos siempre hacía la izquierda.
Por fin los Corrales, un poco de orientación por las campas, y enlazamos la senda del Cubaldon, lo que es senda, en realidad es fácil, bastante, le tengo más miedo al trozo de camino que se inicia en los corrales de Cerro Traidor, es una bajada dura y pedregosa, y como van tantas cansa. Una vez en Nalda, y aunque teníamos otro tramo en mente, decidimos bajar por donde los guardias y volver a Albelda por la carretera cuando el reloj rozaba las 15.00
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infiernillo 2º parte
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senda real de luezas
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senda miraflores
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senda cubaldon
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nalda
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